jueves, 28 de febrero de 2013

Huéspedes


A veces llegan a mi casa huéspedes inesperados. Criaturas diversas que siempre me hacen alucinar con lo infinitamente diverso que es este mundo en el que habitamos. Seres extraños que me miran con miedo, curiosidad o indiferencia; que huyen o que me examinan, que intentan morderme o que buscan mi caricia y mi abrigo.

Cada vez que llega uno de ellos vuelvo a ser la niña que se asombraba al descubrir lo heterogéneo que es el universo que nos rodea. Y soy de nuevo también la que siempre traía invitados a casa para curarlos, cuidarlos, y darles otra oportunidad.

Me encanta ver que Peque siente todo eso que yo sentía. Me encanta ver que ama y respeta cada animal que acogemos en nuestro hogar.


                                              

No, no vive con nosotros, este precioso Rhacodactylus sólo necesitaba una puesta a punto ;)


lunes, 25 de febrero de 2013

¡Ahí está, el tiburón!


Llevo todo el fin de semana con esta canción en la cabeza. La de veces que la habré bailado. Y mirando el videoclip anda que no se ve viejuno -seguro que Álter disfrutaría analizando esta joya musical- (bueno, el exitazo de Proyecto Uno es de 1995, dieciocho añicos de nada). Que sí, que me avejento por momentos...Pero no va del paso del tiempo esta entrada. Va de tiburones. Y es que ayer domingo, Peque, sus hermanos, varios primos, y otros miembros de la ilustre familia de Mr. X y yo nos fuimos al Aquarium de la city. Lo teníamos planeado desde hacía mucho tiempo, y yo llevaba días calentándole la cabeza a Peque con lo de los tiburones.

En una congelada (aunque luminosa) mañana invernal, nos plantamos en el acuario. Y Peque venga a preguntar en la cola para comprar las entradas: "¿Dónde está el tiburón?", y yo explicándole mientras él daba brincos modo-pulga-on que teníamos que esperar a entrar. Después de preguntar lo mismo unas chorrocientas veces, por fin pasamos hacia dentro. Todo estaba lleno de peceras enooormes con pequeños Nemos, peces de tutti colori, bichillos acuíferos mil...pero Peque no me dejaba estar delante de un acuario ni medio minuto. Pero vamos a ver, ¿no figura que quedarse mirando pececitos es relajante? Pues para Peque es justo lo contrario. Aunque la culpa es mía y sólo mía por decirle que íbamos a ver tiburones...Total, que mientras los demás hacían su visita pausadamente deleitándose con la contemplación reposada de los animales más diversos, yo veía pasar ante mis ojos miríadas de organismos acuáticos a toda leche mientras mi niño me arrastraba, literalmente, hasta la parte final del recinto, donde está el túnel del oceanario, es decir, esto:

          
                                               Imagen cortesía de mi amiga wiki

Para ser honestos, Peque primero arrastró a sus hermanas, y cuando ellas ya habían recorrido el túnel ocho veces, me cedieron gustosas su puesto. Y venga dale duro. Una vez, y otra, y otra...Porque en el suelo, como se ve en la imagen, hay una cinta transportadora rollo aeropuerto, sólo que en vez de llevar maletas te lleva a ti y a tu estirpe para que los tiburones y sus amigos flipen un rato. Y así me pasé la mañana, recorriendo el túnel de la mano de Peque, que al final ya se hacía el caminito una vez sentado, la otra espachurrado en la cinta, la otra a la pata coja...Y sí, vio tiburones, que era de lo que se trataba. Y un gigantesco pez luna que casi, casi, le moló más. Fotico aquí:

                          De la wiki otra vez. Y al buscarlo he descubierto que su nombre científico es Mola mola...con razón le moló a Peque, jajajajaja...(vale, chiste malo, pero siendo lunes no doy para más). Pregunta absurda: ¿cómo carajo se hace tan grande con una boca tan minúscula?

Después de nuestra hídrica aventura comimos toda la family en casa de mis suegros y Mr. X y yo hemos descubierto que si lo de los animales no acaba de irnos bien, podemos dedicarnos a la repostería. Yo hice la tarta de queso que nos propuso Opiniones Incorrectas (eso sí, con capita de gelatina de frambuesa, Eva, que a mí me gusta ese toquecillo ácido) y Mr. X una tartita de tres chocolates que quitaba el sentido... Menudo festín. Impresionados dejamos a todos.

Pero no se vayan todavía, que aún hay más...Mi amiga de Bullicio Interior había quedado con Cloe de Soñando ser mamá para desvirtualizarse muy cerquita de la casa de mis suegros, así que...¡me apunté! Rectifico, ¡nos puntamos! Fuimos Peque y yo, porque mi niño se despertó ajetreado y mamítico perdido de la siesta y no se quería quedar con todos los primos, así que me lo llevé temiendo que no me dejase estar ni quince minutos...Pero Peque, como siempre, me sorprendió gratamente entreteniéndose durante más de una hora con todo lo que le dejaba (véanse bolis, cañitas, hielitos, móviles varios...). Pudimos ponernos jeta y hablar un ratito de cosas de blogueras. ¡Me lo pasé muy bien chicas! A ver qué cuentan ellas en sus hogares virtuales...(me parece que caerá foto, aunque yo me hice la interesante, y para conservar mi halo de misterio no dejé retratarme).

Et voilà, finde finiquitao. ¡A por el siguiente!

Por cierto...Se dice, se comenta, se rumorea...que quizás Mr. X se decida a honrar este blog colaborando con un post. Veremos si es cierto...(sin presiones, ¿eh, amor?, jejejeje...).


Feliz semana!



miércoles, 20 de febrero de 2013

Coles del presente, coles del pasado


Sigo en la aventura de elegir cole para Peque. No hablo mucho de ello por aquí porque acabaría resultando aburrido (y mi mente está en modo tornado, con ideas que se sobrevuelan las unas a las otras sin ton si son). A modo de resumen, mis cuatro criterios de búsqueda son: proyecto educativo, proximidad a nuestro domicilio, poder comer con él al mediodía y el coste que pueda suponer. Y unos y otros entran en conflicto de una forma de lo más beligerante (el que está cerca no tiene el proyecto educativo que más me gusta ni puedo ir a buscarlo para comer; el que trabaja por proyectos -y me mola más- está lejos y tendría que coger el metro cada día; el que me permitiría comer con él a diario es concertado y aún no sé la pasta que me costaría -pero probablemente demasiada-...). En definitiva, que veo que sea como sea tendré que renunciar a cosas importantes y me cabrea. Bueno, lo que más me cabrea es tener un horario de mierda, con un sueldo bastante precario y total, para que con la crisis me entre un cliente por la puerta cada tres horas y gracias...

Pensando en coles y a raíz de una entrada de Matt en la que explicaba cómo su niña es la defensora de los "pringaos" (¡ole tu niña otra vez!), le dejé un comentario en el que explicaba que de pequeña padecí cierto grado de acoso escolar. No es algo que recuerde con mucha angustia, porque fue por poco tiempo, pero imagino que de algún modo habrá influido en mi forma de ser.

Yo era una niña tímida y con tendencia a la introspección, pero tenía mi grupito de amigas y con ellas me sentía a gusto. Ser hija de madre soltera en aquella época no era fácil, y algún niño se cachondeaba en mi jeta por eso, pero mi madre ya se cuidaba de hablarme mucho de ese tema y explicarme que no era un motivo de vergüenza. Por otro lado, tanto a mis abuelos como al resto de mi familia más cercana, les interesaba mucho los temas como la reencarnación, la parapsicología, los poderes de la mente, etc. y yo hablaba de ello con naturalidad cuando para los otros niños parecía chino mandarín. Recuerdo que a veces, cuando esperaba el autobús o un taxi con mi abuela, ella me decía: "Concéntrate y haz que vega uno". Yo lo hacía y casualmente llegaba. Era un juego infantil, sin más, pero al explicarlo en el cole, algunos compis se mofaban de mí. Hubo un día en que varios me acorralaron y me pidieron que me concentrase e hiciese llegar un taxi al patio del colegio. Me quedé contra la pared, deseando no haber abierto nunca la boca. Y los escarnios seguían. Veía poco a mi madre por su trabajo, y no le contaba nada.

Un día, una de las niñas de mi clase que tenía más mala leche, se trajo a su hermana mayor para meterse conmigo. Se sentó, me puso entre sus piernas y empezó a abofetearme. No sé si sólo fue una vez o fueron varias, pero lo recuerdo como algo absolutamente denigrante. Ahí ya exploté y lo conté en casa. Y mi madre...¡ayyyy, mi madre! Creo que aquello le dolió más que si le hubieron pegado un puñetazo a ella misma. Ese día me acompañó a la escuela y me pidió que le señalase quién era la niña acosadora. Yo la veía tan enfadada que hasta me daba miedo decirle quién era, pero ya no había vuelta atrás. Cuando supo qué niña era, se acercó a ella, se la quedó mirando, y echando fuego por los ojos (que la mirada de mi madre acojonaba rato largo cuando estaba en modo furia on) le susurró entre dientes: "Si tú, o tu hermana, le ponéis la mano encima a mi hija una sola vez más...os tendréis que ver las caras conmigo...¿lo has entendido?". Consecuencia: nunca jamás volvieron a acosarme, mi madre era muy persuasiva...Al poco tiempo nos mudamos a vivir con mi padre, me cambié de cole y ya no volví a vivir situaciones similares (cachondeos típicos de los adolescentes sí, pero acoso, no).

Mi madre actuó impulsivamente, quizás si lo hubiese pensado un poco no habría hecho lo que hizo. De hecho, era una persona que siempre defendió sus razones por medio de la palabra y el diálogo (sin amenazas, como hizo en este caso). Simplemente, ese día la sacaron de sus casillas. Y como me veía tan apocada, sentía que tenía que defenderme porque yo no era capaz (cayendo a menudo en la sobreprotección, cosa que creo que tampoco me ayudó, pero ese sería otro tema...).

Supongo que algo de la inseguridad que siento a veces puede deberse a aquella época, pero desde luego, hoy en día no dejaría que nadie me vejase así. Lección aprendida. Y confieso que me da miedo que Peque pasé por algo parecido; espero poder detectar cualquier tipo de situación similar, si llegase a darse, y ayudarle de las mejor manera posible. De la misma forma, deseo que sea un niño cariñoso y empático y que jamás se le ocurra tratar a nadie de "pringao", como explicaba Matt en su blog. Si encima se convierte en defensor de las causas perdidas, ¡sentiré que nuestro karma familiar se ha completado a la perfección!



Dicho esto, me voy a pedir cita para visitar otro cole...¡Feliz miércoles!



martes, 19 de febrero de 2013

Lovelymente como en mi casa


Estoy inmersa en otra racha de premios, ¡así que tocan agradecimientos mil!

Empezamos con este premio que me pasa Ester, de Spatium Quietis. Me fascina el nombre de su blog...Si queréis saber qué significa, ya sabéis, ¡a hacerle una visitita! Y su premio es el Blog Lovely Award (anda que no somos cuquis con los nombres de los galardones, jejejeje...):


                                                                      

¡Muchas gracias Ester! En teoría tengo que contar siete cosas de mí y pasarlo a quince blogs. A ver, siete cosas que aún no haya contado sobre mí...(de verdad de la buena que tengo que abrir muchos archivos mentales para dar con algo genuino que explicar...¡arggg!):

1. A lo largo de mi vida he convivido con siete perros, unos cuantos jerbos (perdí la cuenta con los múltiples partos de la hembra...), una iguana, una pitón real, una Dasypeltis y tortugas varias de tierra y de agua. Bueno, y por trabajo me he llevado bastantes más bichos a casa...

2. Estoy hasta las narices de llevar abrigo y bufanda...Prima Vera, ¡ven yaaaa!

3. He modernizado mi móvil y he entrado en la era de los guasaps. Creo que lo llevo bastante bien, pensaba que me engancharía más, pero me estoy sorprendiendo a mí misma con mi moderación.

4. En Navidad Mr. X me regaló un libro electrónico, y aunque yo adoro los libros en papel, ha resultado ser el regalo del siglo. Lo llevo siempre encima y ya me he ventilado (bueno, casi) los tres de Grey. El tercero se me está haciendo bola a base de bien. ¿Los recomiendo? Definitivamente, no. Ganitas tengo de atacar los otros tropecientos libros que el hermano de Mr. X me ha pasado...

5. Soy un poco masoca y me gusta bañarme en aguas frías (siempre y cuando al salir haga solecito o alguien me tenga preparada una toalla XL).

6. Me gusta ir a la playa, pero me cabrea cosa mala la arena fina.

7. Un placer de verano (como se nota que ando loca porque llegue el buen tiempo): después de una mañana de playa, duchita reconfortante y paella acompañada de un buen vino, no hay cosa más sublime que una siesta a la sombra de los árboles.

Y en esto de la repartición, yo me he vuelto muy anárquica, así que se lo paso sólo a dos y no saturamos ;) Mis ojomeneadas son:

-Netzi, de Mi vida desde hoy.
-Mila, de Aprendiendo a ser mamá.


Nuestra bloguerilmente prolífica Madre desesperada me pasa de nuevo el Liebster rosa.


                                                                

¡Mil gracias guapetona! Como es repe, no lo paso, pero respondo gustosamente las preguntitas que ha redactado la regaladora del premio...(ojito, he buscado "regalador" en el diccionario, que no sabía si me lo estaba inventando, jajaja...y sí, existe, estoy gramaticalmente satisfecha).

1.¿Cómo decidiste el nombre de tu hijo/a/os/as?
Creo que ya lo he contado por estos lares...Resulta que un día, estando embarazada, escuché cómo un vecino llamaba a su hijo para que lo ayudase, y de pronto me pareció un nombre fantástico para mi churumbel.

2. ¿Qué sentiste cuando el predictor se volvió rosita (o aparecieron las dos rayitas)?
Incredulidad-Credulidad-¡¡¡¡Subidón, subidón!!!!

3. ¿Cual es tu consejo para aquellas que están en estado de buena esperanza y les da un poco de miedo el momento del parto?
Que lo disfruten, será una de las experiencias más alucinantes de su vida.

4. ¿Algún truquillo que no haya probado ya para que los enanos de la casa se relajen y duerman apaciblemente toda la noche o casi toda? ¿Ummmm? Lo que sea.
Jejeje, mi truco es fácil, prestar mi codo a Peque y dormir a su lado. Si tus niños no tienen el filia por pellizcar tu codo mientras cogen el sueño me da que no te va a servir de mucho...

5. ¿Cómo es tu risa: abierta, contenida, ruidosa, elegante...?
Mmmm...diría que abierta. Soy más de JA que de JI (y también un poco de JE).

6. ¿Qué frase te ha marcado para siempre?
Carpe diem. ¿Aceptamos locución latina en vez de frase?

7. ¿Que es lo que nunca falla para sacarte una sonrisa en los malos momentos?
Un besote amoroso de mi Peque.

8. Un truquito que uses en la cocina.
Bueno, más que truco es mi libro de cocina. El mío, el que voy confeccionando con las recetas que me gustan. Una joyita, vamos.

9. Cual es la mejor manera para empezar un día perfecto.
Levantarme bien acompañada.

10. Cual es tu mejor plan cuando afuera cae una lluvia torrencial.
Yo soy muy casera, así que suelo pasar mucho tiempo en casa. Con Peque jugamos a cualquier cosa, ahora nos ha dado por sacar partido a las cajas de cartón (desde el disfraz de avión las adoramos). Esta semana le he hecho una cocinita que es una cucada.

11. Un destino que repetirías.
Para relax playero del que a mí me mola, Saint Martin, para pasear, comer divinamente, y enamorarme de su belleza de nuevo, Venecia.

Y "at least but not last" (como me mola esta frase en inglés), el precioso premio confeccionado por Dibujos de nube:

                                                            
                                                                                                                            

¡Es fantástico, muchas gracias!

La penitencia consiste en explicar en qué momentos, cómo o con quién me siento como en casa y nominar tres blogs que me hagan sentir así, en casa.

Yo me siento a gustito cuando estoy con Mr. X y Peque, allí donde nos encontremos. Ellos son mi casa, mis amores y los pilares de mi vida.

Y tres blogs en los que me siento así (y que nomino, of course) son los de…:

-Una terapeuta temprana.
-La gallina pintadita.
-Elisabet rules.

Confieso que en este premio nominaría a más blogs, porque hay unas cuantas casitas virtuales que se están convirtiendo en mi segundo hogar cibernético…Aix…


¡Feliz martes!


jueves, 14 de febrero de 2013

Señales


Hoy me he levantado de muy buen humor porque ayer recibí la magnífica noticia de que una buena amiga ha tenido a sus mellizos. ¡Bienvenidos al mundo pequeñajos! Ya tengo ganas de verlos y aspirar ese perfume a vida que desprenden cuando son tan chiquitines.

Parece que fue ayer que nos comunicó que esperaba no uno, sino ¡dos bebés! Y parece que fue ayer que yo misma daba la noticia de mi embarazo a mis allegados...Rememorando todos esos momentos especiales y llenos de magia, me ha venido uno a la mente que atesoro con un cariño especial.

Un día de de verano de 2009 yo volvía del trabajo a casa. Llevaba una falda plisada negra y una camiseta de tirantes, también negra (¿he dicho alguna vez que me encanta vestir de negro?). La temperatura era fantástica, me sentía optimista y feliz, y acariciaba mentalmente la idea de quedarme embarazada. Caminaba con una sonrisa en los labios, y de pronto, vi venir hacia mí una semilla voladora. Nunca dejo pasar la oportunidad de pedir un deseo cuando veo una, así que la tomé en mi mano, la rocé con los dedos hipnotizada por su frágil perfección y soplé anhelando como nunca convertirme en madre. Proseguí mi camino a casa y el comentario de un hombre me sobresaltó. Era un señor mayor, con bigote, y señalándome con el dedo me dijo: "Ese deseo se va a cumplir...". Se rió y se marchó, y a mí, quizás porque necesitaba creerlo, quizás porque lo sentí como una auténtica premonición, no me cupo duda de que Peque llegaría a nuestras vidas.


 
Imagen tomada de aquí





                                          

martes, 12 de febrero de 2013

Verde, rosa e imperfecta


Un título tan raro sólo puede augurar una cosa...¡premios! Así que allá voy, a agradecer todas esas muestras de cariño blogueril...

El primer premio es el Versatile Blogger y me llega de una bloguera que aterrizó hace poquito en mi casa virtual: Mamatecleayacuna. ¡Muchas gracias por pensar en mí! Aquí lo tenemos:

                                       

Como es un premio repe tengo licencia para saltarme la penitencia...

El segundo premio me lo pasa nuestra querida Álter y pinta tal que así:
                                                                            
                                                                                 

¡Muchas gracias Álter ego de mis amores! No sólo deleitas mi paladar relatando los manjares que cataste en tu Uruguay querida, sino que además piensas en mí para un premiaco...eres un sol. Este premio también lo tengo, con lo cual podría eludir (porque yo lo valgo) la peacho penitencia...pero dado que Álter se ha currado una lista de preguntas y a mí la entrevistas me ponen mucho, aquí van mis respuestas:

1) ¿Te da miedo el dentista?
No. Me han hecho tantas perrerías que ya me he familiarizado con sus instrumentos de tortura.

2) ¿Jamón serrano o de York?
Serrano.

3) Cuando tienes frío ¿qué parte del cuerpo se te enfría más?
Las manos.

4) ¿Llevas las uñas cortas o largas?
Al final siempre acabo llevándolas algo largas porque se me va de la cabeza cortármelas (despistada que es una).

5) ¿Qué mascota imposible te gustaría tener?
Bueno, "tener" indica posesión, y no sería la palabra adecuada. Me encantaría disfrutar de la compañía de un delfín, por ejemplo.

6) ¿Cuál es el último libro que has leído?
Caí, lo confieso. Estoy con el tercero de Grey.

7) ¿Cuál es la combinación de colores que más te horroriza?
Buff, no sé...No soy demasiado fan de los colores fluorescentes (especialmente en formato sobredosis).

8) ¿Tu refresco favorito?
Coke. Me quiero quitar, pero lo llevo chungamente.

9) ¿Cuál ha sido la peor película que has visto?
Tengo una maravillosa memoria selectiva que aparta de mi mente aquello que no sea digno de ser recordado.

10) ¿Te pesan los lunes?
No tanto desde que tengo a Peque. Todo me pesa menos desde que tengo a Peque.

11) ¿En qué habitación de la casa sueles bloguear?
En el despacho.


Y llegamos al último premio, que me concede Tamara de El arte de las palabras. La imagen que lo acompaña es esta:
                                                         

                                                            


¡Gracias por el premio, Tamara! Este es nuevo nuevísimo, así que me toca cumplir con la penitencia a rajatabla. Voy...

Cinco imperfecciones mías que no cambiaría por nada:

-Mi necesidad de verlo todo ordenadito.
-Mi delirio por la limpieza (no por limpiar en sí, of course, sino porque esté todo limpio).
-El tener que acabar las cosas que empiezo.
-Ser extremadamente puntual (bueno, eso con la maternidad se ha visto afectado, la de imprevistos que le surgen a una...).
-Soltar tacos.

Cinco imperfecciones mías que cambiaría:

-La falta de seguridad.
-No tener la palabra justa en el momento idóneo.
-No conocer (todavía) todas las recetas dulces de mi padre.
-No haber heredado el talento artístico de mi madre.
-Tener una osamenta tocadilla (escoliosis y demás lindezas).


Decir 10 cosas de mí que deberían saber.


Con la venia del tribunal, esta parte me la salto (con la de cosas que he explicado sobre mí en las diferentes penitencias ya no sé lo que he contado y lo que no...a los otros premios me remito).


Responder las preguntas del blog que te dio el premio y hacer las tuyas.

a.- ¿Te gusta cuidarte por dentro y por fuera?
Sí, cada vez más (será que con la edad valoro conservar una buena salud).

b.- ¿Hasta que punto te obsesiona tu cuerpo?
Moderadamente. En ciertas épocas he llevado mal tener lorcillas, pero voy aprendiendo a asumir que como no me gano la vida de top-model, la importancia que le debo dar a eso es muy relativa.

c.- ¿Crees que en el amor, existe una razón?
"El corazón tiene razones que la razón no entiende", una cita que siempre me viene a la cabeza y que, según la wiki, dijo Pascal.

d.- ¿Qué sentimiento te provocan las madres que son capaces de luchar por su familia?
Que la fuerza del amor no tiene límites.

e.- ¿Qué opinas de las mujeres que sabiendo que un hombre es casado, se meten por medio de una relación?
Creo que hay miles de historias particulares en el mundo y no me siento capaz de juzgar ni una sola de ellas.

f.- ¿Crees que existen muchas personas en el mundo cuyo arte no es valorado?
Absolutamente.

g.- ¿Qué piensas de los blogs que comparten sus escritos de forma gratuita?
Que nos hacen un regalo precioso a todos.


Como a estas horas de la noche tengo el setenta y cinco por ciento de mi cerebro en stand-by, me siento incapaz de redactar siete preguntas que tengan algún sentido, así que paso el premio "imperfecto", con las mismas preguntitas a...:

-Yolandica, de Bienvenido a Babia.
-Un saltamontes en mi cama.
-Dibujos de nube.



¡Feliz semana!



viernes, 8 de febrero de 2013

Y el resultado ha sido...


                                                      


No ha quedado mal del todo, ¿no? Vale, vale, en realidad va más de aviador que de avión, pero creo que hemos alcanzado el objetivo con bastante dignidad. Cosas que he aprendido durante la semana:


-Que una caja de cartón es, efectivamente, el mejor entretenimiento para un niño (durante su proceso de metamorfosis ha sido cueva, cocina, avión, caldero de pócimas mágicas...).

-Que en esta época los sprays plateados van muy, pero que muy buscados.

-Que cuando te queda sólo media ala por pintar, el spray se acaba (primer principio de Murphy).

-Que no hay que pintar con spray dentro de casa si no quieres que una fina capa de color plateado decore tu parquet flotante (y tus sillas, y tu ropa, y la suela de tus zapatos...).

-Que la ilusión invertida en hacer el disfraz puede ser inversamente proporcional a la receptividad del pequeñajo que tiene que usarlo. Me explico. A Peque le molaba su avión mientras lo iba confeccionando, pero a la hora de ponérselo, se enfadó porque le molestaban unas tiras de cinta que puse para que se sujetase mejor...Hicimos la prueba ayer por la noche y casi me da un chungo al ver el poco éxito de mi obra...Nos fuimos a dormir y le pregunté a Peque: "Entonces, ¿no te gusta el avión?". Y él: "No...". Y yo, madre frustrada como ninguna: "Pero, ¿te lo pondrás?". Y él: "Sí...". Pobrico mío, supongo que le daba pena verme así, tristoncilla. Esta mañana, soborno de huevo Kinder mediante, se lo ha puesto para salir a la calle y al ver lo que le gustaba a la gente con la que nos cruzábamos se ha ido animando. Al llegar a su clase se lo ha quitado después de las fotos de rigor, pero al irnos ya hemos visto Mr. X y yo que le pedía a la profe que se lo colocara otra vez, así que imagino, que a pesar de los pesares, ¡hemos triunfao!



¡Buen finde!



lunes, 4 de febrero de 2013

Una madre y una misión


La semana pasada me dieron en el cole de Peque la circular en la que informaban de todas las actividades que realizarían sobre los carnavales. Debo decir que en este cole no me dan mucho curro, sólo me han dicho que el viernes y si a Peque le apetece, puede ir disfrazado (sé de otros centros en los que durante la semana te vuelven majara -que si el lunes van con los calcetines de diferente color, que si el martes con la ropa del revés...lo dicho, majara perdida-).

El primer año de vida de Peque le pusimos un disfraz monísimo de dragón que nos dejaron. Era una bolita verde preciosa (qué voy a decir yo, of course). El segundo año mi suegra nos regaló un traje de ratoncillo que le quedaba muy divertido (aunque el gorro sólo lo aguantó para la foto y gracias, y tuve que perseguirlo por toda la casa para lograr pintarle un hocico de ratón que me quedó torcido).

Este año Peque ya tiene el don de la palabra desarrolladísimo y en un alarde de magnanimidad maternal le pregunté:

-Bueno, Peque, este año ¿de qué vas a querer disfrazarte?

Y él, después de pensarlo un minuto, contestó:

-De avión.

¿De avión? ¿Cómo que de avión? ¿No podría habérsele ocurrido de Tarzán, pirata, gato con botas o payaso? Bueno, no, de payaso me niego a disfrazarlo, que me dan yuyu. Intenté reconducir el tema, sabiendo de antemano que no habría marcha atrás, e insistí:

-¿Seguro, cariño?¿No será mejor de otra cosa?

Se lo volvió a pensar unos segundo y contestó:

-Bueno, de pared...¡De pared de avión!

Y yo le dije:

-No, Peque, segundas ideas nunca fueron buenas, lo dejamos en avión...

Y ahí estoy, dejando volar mi imaginación (nunca mejor dicho). Eso sí, las ideas de disfraces irreverentes de La lonely mama me han cautivado, y si Peque da el visto bueno, el de Freddy Mercury algún día cae.

PS: Many thanks a La Orquidea Dichosa y sus chuletas Pinteresticas.

viernes, 1 de febrero de 2013

Cuando E encontró a H


En mi entrada de ayer os remitía a este otro post en el que hablo de cómo llegué a la vida de mi madre. Al final del texto digo que algún día hablaré de cómo se conocieron mis padres y...¡todavía no lo he hecho! He de poner remedio a eso, porque hay historias de amor que merecen ser contadas.

Lo cierto es que este relato era divertido de verdad cuando lo narraban mis padres juntos, porque cada uno lo explicaba desde su punto de vista y era de lo más cachondo. Me la habrán llegado a explicar cuarenta millones de veces...a ver si soy capaz de recordar todos los detalles.

Si habéis leído el post al que hago alusión al principio, nos hemos quedado con que mi madre volvió de Francia estando embarazada. Imagino que de no haber ocurrido eso habría intentado viajar más y buscarse la vida en otro sitio, pero teniéndome a mí los planes cambiaron. Se quedó en casa de mis abuelos y se puso a trabajar en un bingo por las noches. De día dormía un poco y trataba de robarle algunas horas al sueño para poder estar conmigo (y yo me quejo de la no conciliación que vivo ahora...). El resto del tiempo se ocupaba de mí mi abuela.

Una noche de esas en que mi madre trabajaba, entró en la sala un tipo alto, guapo, con aspecto de extranjero y un porte de lo más seductor. Mi madre le dio un codazo a la compañera con la que estaba hablando y le dijo: "¿Ves a ese chico que acaba de entrar? Te aseguro que va a ser mío". Mientras el atractivo cliente jugaba unas partidas, mi madre trató por todos lo medios de empezar a flirtear con él, pero el hombre no se daba por aludido. Además, la empresa tenía unas normas claras en cuanto a la relación de trabajadores y clientes, y no podía ser más directa sin llamar la atención. El chico jugó un rato y se fue. Y mi madre se lo montó para averiguar en cinco minutos que el objeto de su deseo era cliente del hotel del mismo edificio en el que estaba el bingo. Sabía que se jugaba el puesto de trabajo si alguien la pillaba coqueteando descaradamente, así que con disimulo fue hasta la recepción del hotel y le pidió al recepcionista, que era colega suyo, que le chivase el número de habitación del hombre extranjero, que resultó ser alemán. El chico dudaba en darle semejante información a mi madre, pero ella supo usar su poder de persuasión para que desembuchase. Acto seguido, y sin pensárselo demasiado, cruzó la calle, se metió en una cabina telefónica y llamó a la habitación. Cuando el alemán descolgó ella soltó: "Mira, soy una chica que trabaja en el bingo...ya sé que esto no es muy normal, pero es que tengo que conocerte, y...bueno, pues eso, que si quieres tomar un café conmigo". Al teutón aquello le pareció de lo más gracioso, y picado por la curiosidad, accedió a conocer a mi madre. Llegó ese café y otro, y otro...Y el romance comenzó. Pero él no vivía en España, sino en Alemania. Como sabía hablar español de sus años vividos en Sudamérica, la empresa para la que trabajaba lo enviaba con asiduidad a la ciudad en que vivía mi madre y así podían verse. La relación fue clandestina durante mucho tiempo. Por una parte, él estaba separado pero no divorciado y hasta que la cosa no fuese más seria no quería que todo el mundo se enterase. Por otra parte, mi abuelo era muy dominante con mi madre y no hubiese tolerado que ella mantuviese una relación así, con un hombre "casado". En definitiva, se veían cuando el alemán llegaba a la ciudad y acudía al bingo. Sabía dónde vivía mi madre, alguna vez habían tomado algo en un bar de su barrio, pero no tenía su teléfono (y mi madre tampoco tenía el suyo porque era de la casa que compartía con su exmujer).

Como en tantas otras ocasiones, nuestro germano protagonista llegó de viaje, acudió al hotel y casi cae redondo al suelo al descubrir que el bingo había cerrado. No había ni un sólo trabajador que pudiese decirle dónde encontrar a mi madre. Desesperado, se dedicó a pasear por el barrio de mi madre, con la esperanza de poder verla por allí. Pero nada, no aparecía por ningún lado. Con la moral por los suelos, entró en el bar en el que habían compartido algún rato juntos y al poco tiempo un camarero se le acercó y le dijo: "Me habían dicho que quizás vendrías por aquí y me han dejado esto para ti". Alargó la mano y le dio un papel. Estaba apuntado el nombre de mi madre y un número de teléfono dónde podía encontrarla. Por fortuna (o porque no podía ser de otro modo), reemprendieron la relación. Pero aún en secreto, porque había un escollo que parecía insalvable: mi abuelo. Él no sabía nada del ligue de su hija (sólo mi abuela) y a mi madre le daba pavor decírselo. Era dominante y cabezota, y estaba segura de que no lo aprobaría. Al alemán el rollito del padre celoso comenzó a tocarle los bemoles y decidió jugárselo todo a una carta. Una mañana en la que sabía que mi madre y su progenitor estarían desayunando en el famoso bar del barrio, se presentó allí sin avisar. Se sentó en la mesa en la que tomaban un café y delante de mi madre, que estaba lívida y con la boca abierta sin poder articular palabra, el alemán espetó a mi abuelo: "Mira, para que te quede claro, esta -tendiendo un brazo alrededor de mi madre- es ahora MI mujer, ¿estamos?". Y mi abuelo, vete tú a saber por qué extraña conjunción planetaria, en vez de largarle un puñetazo, mudó su sempiterna expresión de cabreo a un esbozo de sonrisa y de ahí a una carcajada sonora y contagiosa. Le cayó bien el alemán. Le cayó bien mi padre.

Y así, Peque, es como tu abuela E conoció a tu abuelo H.


¡Feliz finde!