martes, 25 de febrero de 2014

Refranero español


Venga Peque, a levantarse. Ya sé que eso de que no por mucho madrugar, amanece más temprano es algo científicamente comprobado y que lo que a ti te gusta es dormir, pero a quién madruga Dios le ayuda... ¡en marcha! Te veo remolón, ¿eh?, vaya forma de desperezarse...¡estírate galgo, que serás más largo!

¿Qué prefieres, bocata de queso o cereales con leche? ¿Cómo que pan sólo? Pan con pan, comida de tontos, vida mía, así que ya sabes, toca ponerle algo en medio. Andando, que es gerundio, y a este paso no llegamos al cole.

Acércate, que te pongo el jersey...espera...no vayas con prisas que no pasan las mangas...Peque, la paciencia es la madre de la ciencia, y como no te relajes y cuentes hasta diez, el jersey no entra. Vaaale, ahora sí, ¿lo ves? Más vale maña que fuerza. Hala, un besito a papi y a buscar el bus...aunque creo que vamos justos de tiempo. Bueno, qué más da, más vale tarde que nunca.

¿Con quién vas a jugar hoy? ¿No quieres jugar con G? ¿Te ha llamado tonto? Pues ni caso, amor, a palabras necias, oídos sordos, si vuelve a las andadas te vas con algún otro amiguito o amiguita con la que juegues a gusto, que a quien buen árbol se arrima, buena sombra le cobija.

Mira, ya viene el autobús, ¡al final hemos llegado a tiempo! Menos mal, porque parece que empieza a lloviznar. Que ganitas de que estemos en abril y llegue la primavera...aunque hasta el cuarenta de mayo no nos podemos quitar el sayo. Va, dame la mano para subir. Que me des la mano, ¡que no llegamos! Ya sé que ese palo del suelo es muy chulo (¡qué tendrán los palos!), pero es enorme y no podemos llevarlo en el bus. Agua que no has de beber, déjala correr.

¿Quieres que juguemos? Vale, a ver quién es más rápido diciendo la marca de los coches que circulan a nuestro lado...¡Un Ford! ¿Cómo que un Wolkswagen? No me mientas, bribón, que se pilla antes a un mentiroso que a un cojo, y eso era un Ford. ¿Que cómo sé que me mientes? Porque sabe más el diablo por viejo que por diablo, y esas trampas que te gastas ya las usaba yo hace treinta años. Que no he nacido ayer, chaval.

Nuestra parada es la próxima, dale al botón, rápido, ¡que aquí el que no corre, vuela! Mecachis, nos hemos olvidado la bata...Si es que esta mañana tenía mil cosas en la cabeza y no se puede estar en misa y repicando. En fin, si te manchas no pasa nada, no hay mal que cien años dure, no pongas esa cara hombre...ya se lo cuento yo a la profe. Hoy por ti, y mañana por mí.

Hala cariño, ya hemos llegado. Un besito y ¡hasta luego!


PS: Aunque no sepa ni lo que es un blog, le dedico este post a mi abuela. Ella es única condimentando la vida con refranes.


jueves, 20 de febrero de 2014

Poniendo fecha


Anteayer fue un día insigne en la historia vital de esta, mi familia. Vaya, que nos fuimos a los juzgados para concretar cuando pasamos Mr. X y la menda a ser un matrimonio legal más allá del arrejuntamiento que nos llevamos.

De momento la burocracia no se digna a ofrecerme unos obstáculos sabrosones que relatar con gracia y desenvoltura. Cumple con rigurosa puntualidad y encima los funcionarios siguen siendo de lo más cordiales y eficientes. De la funcionaria que nos atendió venía yo a hablar. Era una mujer de melenita canosa, mejillas regordetas y semblante risueño. Nos recibió con una sonrisa de esas que te hacen sentir que todo fluirá sin inconvenientes (¿debería haber sospechado entonces?). Nos hizo firmar tropecientos papeles y confirmamos el día de nuestro enlace civil. Anda que no hay cola, nene. Después nos explicó que nuestra solicitud no será en firme hasta dentro de unos días, cuando el fiscal compruebe que no hay impedimentos a la vista (esta parte me hizo sonreír, imaginando que en una peli de espías justo aquí habría un giro del argumento en el que se descubriría el pastel y que mi futuro esposo o yo tenemos un pasado oscuro como agentes de la KGB...definitivamente no me sienta bien ir a los juzgados de buena mañana). Cuando ya nos íbamos a ir, la sonrisa de nuestra administrativa se tornó algo más pícara, y mirando a Mr. X con cierto ¿fervor? le soltó: "Supongo que te lo deben decir muchas veces, pero es que....¡¡¡me encanta tu programa!!!...siempre lo vemos en casa con nuestra gatita delante del televisor...". Mr. X a estas alturas estaba de un favorecedor color granate y farfullaba alguna frase para su inesperada fan. No, Mr. X no "tiene" un programa, pero sale a veces en uno de la tele de estos lares, y en épocas de emisión, como es la actual, de vez en cuando nos acontecen anécdotas similares. Yo pensaba que la mujer le iba a pedir un autógrafo y todo, pero no llegó tan lejos la cosa (y bien pensado, sólo tiene que hacer un corta y pega de las veinte firmas que Mr. X dejó estampadas en el expediente matrimonial).


Próxima estación: cómo buscar una aguja en un pajar, o lo que es lo mismo, un vestido de novia.






viernes, 14 de febrero de 2014

Y por la noche, un cuento

No se me dan demasiado bien las reseñas de libros. Alguna vez he tenido la intención de hacer una (porque el año pasado fue tremendamente fructífero en cuanto a lecturas se refiere), pero nunca sé por dónde empezar.
Por otro lado, me apetecía dejar constancia de las lecturas nocturnas con Peque...Y bien, aquí estamos: una bloguera y una misión. Que conste que será más una lista (como adicta a las listas que soy) que una colección de reseñas. Allá vamos...

Para empezar, dos libros que guardaba de mi infancia. Creo que son los favoritos de Peque. Supongo que hoy en día debe ser complicado hacerse con algún ejemplar de ellos, pero si lo conseguís, valen la pena. Son de Ali Mitgush, un autor alemán. Sus libros están llenos de escenas de la vida diaria y lo maravilloso es que nuestro churumbel se puede pasar horas inmerso en sus detalles y en las historias que uno puede imaginar a raíz de lo que ve. En una de las ilustraciones hay un bloque de pisos y está detallado cada uno de los apartamentos. Tengo que pelearme con Peque para pasar de página, porque él seguiría preguntando y preguntando por lo que les ocurre a unos y otros. De los numerosos libros del autor, nosotros tenemos: "Vamos al agua" y "Paseando por la ciudad".

                                       

                                                     Imagen tomada de aquí


Siguiendo con los cuentos añejos, uno que perteneció a las primas mayores de Peque: "Buenos días, querida ballena" de Achim Bröger y Gisela Kalow. Es la historia de la amistad entre un pescador y una ballena. Será que las historias de animales me pierden, será que este cuento es pura ternura, pero a mí me tiene el corazón robado.

                                                               

                                                    Imagen sacada de aquí


De oca a oca y tiro porque me toca, otro de bichos (como no podría ser de otra manera) para experimentar a través del tacto: "La jungla-Toca toca" de Maurice Pledger. Es muy divertido, tocamos la lengua pegajosa de un oso hormiguero, las escamas de un "calameón", como dice Peque, la pelusilla de un murciélago...



                                                         Imagen de Amazon


Cerca de donde trabajo hay una tienda llena de tentaciones de todo tipo que tiene una sección de literatura infantil que me atrae magnéticamente cada vez que traspaso el umbral de la puerta del local. Ahí descubrí la editorial Lata de Sal y dos de los cuentos que más me pirran a día de hoy.

El primero es "Un día de nieve" de Ezra Jack Keats, en el que un niño se despierta descubriendo que un manto de atrayente nieve ha cubierto la ciudad. Sin pensárselo mucho se abriga y se lanza a la aventura. Imposible que los niños no empaticen con nuestro el peque. Como curiosidad, es el primer cuento ilustrado en el que el protagonista es un niño negro.



El segundo es el que más me gusta. Bueno, no me gusta, me chifla. Se trata de "Un hipopótamo en la bañera" de Kyoto Matsuoka y Akiko Hayashi. Cuenta como transcurre el baño de un niño japonés, Mako. Al cabo de un rato de meterse en la bañera con su patito de goma descubre que no está solo en la odisea. Le acompañan una tortuga, unos pingüinos, una foca, un hipopótamo y una ballena. Todos metiditos ahí. Lo bueno es que las ilustraciones son tan magníficas que hasta me llega el calorcillo del vapor acumulado y las salpicaduras de la foca. Brutal.



Para acabar, dos clásicos que descubrí a través de la blogosfera maternal y que no dudé en agenciarme. Por un lado, "De qué color son los besos", de Elisenda Quralt y Carla Pott. La excusa perfecta para dar muchos besos de colores del arco iris a nuestros hijos.

                                                         De Imaginarium

Y por último "Adivina cuánto te quiero" de Sam McBratney y Anita Jeram. Nosotros tenemos la versión pequeña, y va en una cajita. Esas dos liebres que se disputan lo grandioso que es el amor que se profieren son tan divertidas como cariñosas, e invita a tener dulces sueños, que al fin y al cabo, es lo que pretendemos. Ademas Peque ahora siempre está con el "pues yo te quieroooo...¡hasta el techo!". Me pirran los sitios hasta los que me quiere, viva la imaginación.

                                                               

                                                          De Kokinos


No están todos los que son, pero son todos los que están. Que soñéis con los angelitos.







miércoles, 12 de febrero de 2014

Lo que me hace feliz

Hoy me inspiro totalmente en el blog de Bego, Begobolas, y su lista de cosas que le hacen feliz. Me apetece mucho cambiar de aires mentales, llevo unos días ensimismada en mis cosas y cuando ya has pasado veinte veces por delante de la misma idea, conviene parar y modificar el rumbo. Aquí va mi lista de momentos...

-Meterme en la cama por la noche. Adoro el instante en que el noto como mi cuerpo toma contacto con el colchón y de pronto los músculos se destensan como si alguien hubiese accionado el "off" de mi sistema motor.

-Tomar una infusión caliente en un día frío amparando la taza entre mis manos como si fuera un bebé.

-Abrir el libro que me esté leyendo (o encender el Kindle, que los tiempos cambian) y descubrir que la lectura me ha atrapado indefectiblemente. Sumergirme en ese mundo paralelo y olvidarme de lo que me rodea. Hace dos días acabé "11/22/63" de Stephen King. Ya figura entre mis favoritos.

-Estar pensando en un persona con ganas de hablar con ella y que de pronto me llame.

-Los baños de agua calentita, muy calentita. Un lujo que sólo puedo permitirme cuando voy a un hotel. Lleno la bañera, me sumerjo poco a poco y dejo que sólo me acompañe el silencio y el eventual chasquido que hacen las burbujas de jabón al ir desapareciendo de la superficie.

-Que suene en la radio esa canción que me apetecía escuchar.

-Abrazar a un perro.

-Ir a nadar. O más bien, como se me queda el cuerpo cuando salgo del gimnasio. Ligero, tonificado, confortable, vital.

-Despertarme por la noche con la sensación de que está a punto de sonar el despertador y descubrir que sólo son las tres de la mañana.

-El sol. Tibio en primavera, ardiente en verano, tímido en otoño, suave en invierno.

-Que desde mi puesto de trabajo vea la calle, el transitar de las personas, los cambios del tiempo.

-El zumo de naranja natural.

-Las muestras de amor. Una caricia, un mensaje, un beso.

-Encontrar la palabra perfecta en el momento oportuno.



En realidad se me ocurren montones de cosas...Eso es bueno.