jueves, 28 de marzo de 2019

Hoy un yo


Hoy un yo se ha levantado mustio, triste por un sueño que recordaba a medias y en el que no ha hurgado porque dolía demasiado. Otro yo se ha despertado feliz sin razón aparente y ha cogido el títere de cerdito para levantar a Peque con un monólogo que a él le ha parecido del todo tronchante.

Hoy un yo ha decidido saltarse un pelín las normas autoimpuestas de lo que es un desayuno saludable y se ha metido entre pecho y espalda un croissant cien por cien mantequilla con chocolate, y sin culpabilidad, negocio redondo. Otro yo ha se ha tomado su habitual té rojo, un kiwi y algunos copos de avena y también lo ha disfrutado, sintiéndose ligero y satisfecho.

Hoy un yo, antes de entrar en el trabajo se ha ido a la cafetería y tras leer un rato ha pagado la cuenta y se ha encaminado a la consulta. Otro yo se ha preguntado qué pasaría si por un día faltase a su compromiso laboral y fingiese un catarro, y se quedase en la cafetería leyendo. Dibujando. Escribiendo.

Hoy un yo ha ejercido con dedicación, ojo clínico de lince, sapiencia infinita, y ha dado con el diagnóstico de dos casos rebeldes que se resistían a ser resueltos. Otro yo ha tenido un día lleno de marrones, patinazos y pacientes/clientes complicados y se ha preguntado si no será hora ya de emprender otros caminos profesionales y encontrar su ikigay laboral.

Hoy un yo ha decidido darse la tarde libre, explorar la ciudad, redescubrir antiguos placeres solitarios, de los que disfrutaba cuando no era un pack cuasi indivisible con su familia. Otro yo ha comido con Peque, sus hermanos, su marido, su suegra, sus nueras y cuñados, se ha reído mientras disfrutaban del ágape y ha sentido la cálida compañía de su tribu con una sonrisa en los labios.

Hoy un yo estaba cansada de un día duro, de darle mucho a la cabeza, de no encontrar respuestas satisfactorias y definitivas… y lo ha pagado con Peque, al que ha urgido a acabar los deberes con prisa y cero empatía y al que ha tenido que pedir perdón llena de remordimientos cuando él se ha ido frustrado a su habitación cargando con las mochilas emocionales su madre sin apenas darse cuenta. Otro yo ha llegado a casa cantando Soledad y el Mar con Peque, se ha lanzado sobre la cama con su vástago y ha jugado con él a ser pistoleros cuya munición son cosquillas y ataques a traición.

Hoy un yo se ha metido en la cama deseando que la semana pase rápido y la rodilla deje de doler. Otro yo ha acomodado el cuerpo entre las almohadas y se regocijado de poder perderse entre las páginas de un libro, feliz en el presente. Y que dure.




Desde hace unas semanas en casa somos cinco más Perra en vez de tres más Perra porque dos hijos de Mr. X se han venido a vivir con nosotros. Hay más caos, listas de la compra infinitas, la lavadora me va a pedir la jubilación anticipada y yo voy a mutar a un ente un tanto más majareta. Pero también hay más risas, música y dibujos. Marie Kondo, a tomar por culo, lo nuestro nunca pudo ser.











8 comentarios:

  1. La locura habrá aumentado, pero los yos (o sea, los mos, vos, tus?) disfrutones también han tenido su dosis y eso no es nada despreciable!

    Y la música sonará cada vez mejor, solo hay que seguir sintonizando ^^ y la lavadora... ya agradecerá el aparato la llegada del verano y los tejidos ligeros! xD

    :***

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    1. La música sonará mejor a base de practicar y volverme... locaaaaaaa! XDDDD
      Muuuas!

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  2. Jajaja me ha encantado tu frase final.

    la verdad es que las casas caóticas de mucha gente da muuucho trabajo, pero tal y como dices, también hay más movimiento, y risas.

    Disfruta del caos!
    Un beso

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  3. disfruta bonita, que todo pasa muy rápido... Hasta el dolor de rodilla. Besos!

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    1. Ayyyy, el dolor de rodilla... Ese me acompaña casi siempre, tara personal, pero disfrutaremos, claro que sí. :D
      Besotes!

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