Aunque en los últimos años los veranos se han centralizado en la casa de la familia de Mr. X -con alguna escapadita a la costa siempre que ha sido posible- para mí verano es sinónimo de chapuzones interminables en el mar, polos refrescantes derritiéndose al sol y garbeos vespertinos por algún paseo marítimo, lleno hasta los topes de personas que caminan sin rumbo fijo, cuales zombis saciados de ocio litoral y con el cuerpo lleno de quemaduras que hacen que el roce del tirante parezca el de una sierra eléctrica.
Cuando Mr. X me propuso escaparnos una semanita a la Costa Brava, toda mi carga genética se puso a hacer la ola, porque yo soy un ente playero, a pesar de que paradójicamente odie de forma visceral la arena y su maligno poder para inmiscuirse en cualquier recoveco corporal.
Hemos cumplido con todos los tópicos del veraneo on the beach. A saber: cero despertadores, desayunar a la hora de la comida (y comer cuando los guiris están cenando), comprar bártulos acuáticos que P pedía compulsivamente para poder disfrutar de la jornada (y que compramos, claro está, para dejar de oír su cantinela desquiciante), nadar, nadar, nadar (qué gusto que nuestro vástago sea un delfín reencarnado en niño de nueve años), quedar con amigos y comer en chiringuitos pintorescos y con olores de dudoso origen, cenar en la terraza a la fresca en la compañía de los mosquitos…
Hay cosas que desde luego han cambiado mucho desde mi fase juvenil, como las mentadas quemaduras. En los ochenta lo de la protección solar era casi ciencia ficción (hasta nos poníamos bronceador con olor a coco, no digo más), y raro era el año que no te llevabas un despellejamiento post baño solar. Muy malamente, desde luego, pero aquello era otra era. Lo que no ha cambiado en treinta años es el After Sun. Esta vez he comprado el de toda la vida, el de la botella blanca y tapón azul verdoso que gira (en esa época pre extraescolares de inglés, para mí After Sun era el nombre de la marca, como Coca-Cola, y ni me planteaba que quería decir algo con sentido allende los mares). Lástima que P haya sentenciado que huele fatal y no haya podido podido embadurnarlo a gusto.
A pesar del fiasco con el pringue, P lo ha pasado bomba. Salvo por las noches, no iba a ser todo perfecto. Intentamos que durmiese solo, como en casa, pero no hubo manera. Nada más acostarlo me fijé en dos muñecos colocados sobre el radiador (fruto, sin duda, de algún viaje exótico de los propietarios del apartamento) y hasta a mí me dieron yuyu. P se negó a dormir en su presencia porque le miraban -NOS miraban- y al final dormimos todos en la misma habitación y Mr. X llevó los monigotes al cuarto de la lavadora (cosa que acojonó más a P cuando vio que no estaban preguntándome de inmediato si yo los había movido; al explicarle que los habíamos condenado al ostracismo suspiró aliviado porque ya se los había imaginado caminando de la manita por la casa). Nota mental: no dejar que mi churumbel vea la de Chucky hasta que le salgan las muelas del juicio.
Además de este revival en toda regla de mis estíos de juventud, otros hechos me han retrotraído a los ochenta (aparte de la tercera temporada de Stranger Things y la segunda de Dark, digo). Y es que P ha decidido que quiere hacer karate. Bueno, lo dice desde hace años, pero hasta este momento los astros no se habían alineado. Como ahora sí que sí, busqué un dojo por el barrio y lo llevé a una clase de prueba. Salió dando manotazos a diestro y siniestro, más contento que Ralph Macchio haciendo la patada de la grulla y convencidísimo de que lo teníamos que apuntar por imperativo categórico. Me veo poniéndolo a dar cera, pulir cera.
Bien pensado, si friega el piso ya me doy por contenta.
Q envidia! una semanita en la playa!
ResponderEliminarAix, qué lejos queda ya! Pero sí, playa en verano es bien. <3
EliminarBesotes!
Totalmente de acuerdo con el tema quemaduras y "despellejamientos" la de horas que habré pasado quitándome la piel de lagarto! y me encantaba!!
ResponderEliminarEn cuanto al After Sun, creo que dices "Ecron", que es el que tenía yo hasta hace muuu poquito.
Yo ahora compro uno de aloe vera de la casa babaria (no, no me pagan, pero si les apetece.... yo me dejo jajajaja)
Y a parte de barato es genial, hidrata la piel como ninguno. Yo soy de quemarme aunque me ponga protección 50, así que después de la ducha me pongo este y antes de acostarme también y el parecer un cangrejo, desaparece antes de amanecer.
Lo del karate es buena idea, yo apunté a mi hijo cuando era pequeño a hacer taekwondo, y el tema de la disciplina estaba muy bien.
con los años, gano lo de dar patadas a un balón y en ello sigue jajajaja.
Un beso!
El After Sun es el de Ecran, sí! Hacía años que no me lo compraba y el aroma que tiene me vuelve loca.
EliminarA ver qué tal se le da el karate, creo que le encaja bastante, ya veremos!
Muas!
¡Qué buenas vacaciones! ¡Qué bien por el karate!
ResponderEliminarMuchas gracias Silvia!
EliminarBesotes!
jaaaa, me había perdido este post!!! encerar, pulir, encerar, pulir ^^
ResponderEliminarasí le dará de patadas al próximo adorno fantasmagórico! xD
Jajajajajaja! Qué peligro!! XD
EliminarMuas!