miércoles, 31 de julio de 2013

Te las comerás con patatas


Las palabras, digo.

De todas las frases hechas que nuestra rica lengua tiene en su haber, esa es la que ha definido por excelencia mi maternidad. Me he comido mis palabras con patatas pero a base de bien.

Yo que desconfiaba de los locos partidarios del colecho, ahora tengo un metro de niño metido en nuestra cama todas las noches. A mí que me parecía que un cachete a tiempo tampoco era tan malo, ahora creo que pegar es sólo una cosa: pegar. Y así hasta el infinito y más allá, que diría nuestro amigo Buzz Lightyear. Ese ha sido mi proceso, la forma en que ahora entiendo y siento las cosas. Y estoy convencida de que ser madre me ha abierto los ojos a otras realidades, a otra forma de entender a las personas y sus circunstancias.

Hace unos años, una amiga decidió abrir un negocio en el pueblo en el que vivía con su pareja. Estaba contenta porque creía que había bastante mercado por explotar. Además, su única competencia consistía en otra mujer que acababa de ser madre. El día que nos explicó sus planes nos decía: "¡¡Y esa chica se lleva a su bebé todos los días al trabajo!! Desde luego, menos profesional no se puede ser...". Y yo me imaginaba el percal y coincidía con el análisis de mi amiga, porque no me parecía que atender a un cliente con un bebé en brazos fuese ni de lejos lo más adecuado.

Vale, volvamos al presente. Han pasado unos añitos y la menda tiene un hijo precioso que se llama Peque. Y la menda curra. Y la menda se ha pasado todo el mes llevando a Peque al trabajo varios días a la semana porque no tiene con quién dejarlo ni pasta para financiar un canguro (aprovecho para dar las gracias de nuevo a mi jefa...que no lee el blog, pero seguro que le llega mi cariño en modo de olas cósmicas de afecto).

Ahora pienso en la chica que trabajaba en el mismo pueblo que mi amiga y veo la película desde una perspectiva muy diferente. Para empezar me viene a la cabeza esa palabra tan bonita que en nuestro país es sinónimo de ciencia ficción: conciliación. La NO-conciliación probablemente empujó a esa chica a tener que llevarse su bebé al trabajo...Sólo hay que imaginar una mujer trabajadora autónoma, que curra todo el día fuera de casa, quizás sin personas a las que recurrir y pedir ayuda con la crianza (esa tribu que tanto nos falta), probablemente sin dinero para pagar una sustituta o un cuidador...O tal vez no era ese el escenario. Tal vez se trataba solamente de una mujer a la que le costaba horrores separarse de su hijo porque sentía que un bebé de dieciséis semanas con quién debía estar era con su madre.

Si eso, me voy a ir preparando algunas raciones de patatillas, que fijo que aún me queda más de una lección por aprender.


martes, 30 de julio de 2013

Pequeñas reivindicaciones


Yo diría que en general tengo un talante bastante tranquilo y poco conflictivo. En general, porque hay momentos en los que la insigne mala leche de la familia que corre por mis venas hace aparición. Aún así suelo ser comedida, pero por dentro me estoy cagando en la estirpe completa del sujeto que me esté tocando los bemoles.

Hace unos días, en una de esas jornadas maratonianas en las que además tenía que llevarme el churumbel al curro, el que se llevó la palma con mis cabreos fue el sector motorizado.

Para empezar, por la mañana llovía. No era el diluvio universal, pero iba sin paraguas y a toda leche para llegar cuanto antes al curro. Yo siempre voy caminando hasta allí. La combinación con transporte público es un desastre, y ya puestos, con mi paseo ejercito las piernas, cavilo un rato, leo...(sí, soy de las que lee por la calle). Cuando voy con Peque me lo llevo en el cochecito. Es para lo único que lo uso, pero si pretendo que ande a mi ritmo y lleguemos a tiempo es imposible hacerlo de otra manera. Así que ahí iba yo en mi versión del rally de Montecarlo a toda mecha. Al llegar a un semáforo en rojo me puse bajo un balcón para esquivar la lluvia, y cuando cambió a verde salí pitando para seguir mi camino, peeero...un taxi se paró en pleno paso cebra para que bajase su ocupante. Le hice una señal con la mano para que adelantase un poco y yo pudiese cruzar y me hizo un gesto muy gráfico y cortés enviándome a tomar por culo. Si alguien hubiese hecho una viñeta de cómic de mi estampa en esos momentos mi imagen habría sido algo así como una tipa loca con el pelo alborotado por la lluvia, blasfemando en arameo y con muchos truenos saliendo de mi linda cabecita. Ah, y empujando un cochecito con un divertidísimo Peque que me jaleaba: "¡Corre, mami! ¡Más rápido, más rápido!".

Logramos llegar a la consulta a tiempo y no demasiado calados y nos pasamos el rato jugando y viendo dibujos, porque claro, clientes, lo que se dice clientes, no entró ni uno.

Para la hora de la salida ya no había ni una nube en el cielo y nos fuimos a velocidad de paseo a buscar el autobús (para volver a casa hay un bus que nos va de coña y nos evita una subida asfixiante a treinta y cinco grados a la sombra). Ya estábamos llegando a nuestro destino cuando me doy de cuenta que una furgoneta ha aparcado con tan poco acierto que es imposible pasar por ahí. Lo malo es que no podía esquivarla tal cual, tenía que deshacer parte del camino e ir a la otra punta de la calle para cruzar. En momentos así me doy cuenta de la poca vista que tienen algunos, a los que es obvio que la accesibilidad de otras personas (véanse cochecitos, personas mayores con bastón, sillas de ruedas, etc.), les importa cero pelotero. Por suerte para el conductor de la furgoneta, no me crucé con él en ese instante, pero no me daba la gana de irme y dejar el tema así, de modo que saqué papel y boli del bolso y le planté una nota en el parabrisas (y fui muy educada, mucho más de lo que me apetecía). Con un poco de suerte lo leyó y se dio cuenta de lo poco solidario que era. Con un poco menos de suerte, cogió el papel y se fue directo al WC para darle un uso más escatológico.

Si no es tan difícil, sólo hay que pensar durante un segundito en cómo no complicarle la existencia a los demás. ¿Estamos?


¡Feliz martes!



lunes, 29 de julio de 2013

Feedback primaveral con sello oficial


Antes que nada, el aviso de Neverending Post que tanto me gusta...
         


                                   


Sí, me han llegado algunos premiacos llenos de preguntas, y como soy una galardonada muy solícita, allá van tooodas mis respuestas.

El primer regalito me llega de mi querida Álter. Es el Liebster Award versión sello oficial (este premio tiene más versiones que las canciones de los Beatles...):


              


¡Gracias hermosa! Hale, voy a por tus cuestiones:

 1.- Blog, vocación o profesión.

 Vocación.

 2.- ¿Cada cuánto debemos publicar los post?

 Cuando nos apetezca.

 3.- ¿Cuáles son a tu juicio las herramientas más útiles para promocionar el blog?

Mmmm...Aún no he verificado la utilidad de ninguna de ellas. Yo creo que la gente llega aquí por casualidad o porque alguien me menciona en su blog...El boca a boca de toda la vida, vamos.

4.- ¿Temática única o multicontenidos?

Multicontenidos, no me mola ponerle puertas al campo.

 5.- ¿Por qué iniciaste el blog?

Jejeje, la pregunta del millón (por el millón de veces que la he contestado). Pues porque me picaba el gusanillo.

6.- ¿Por qué elegiste el tema?

Es que esto de la maternidad es revolucionario. Y descubrí que tenía muchas ganas de hablar de mi pequeñajo, del mundo maternal y de las otras chorrocientas cosas que se me pasan por la cabeza

7.- ¿Es necesario añadir contenidos multimedia a los post?

Para mí, no.

8.- Querrías mejorar...

Escribir mejor. Creo que esa ha sido una de las utilidades del blog, mejorar mi redacción y mi ortografía.

9.- ¿Qué es lo que te gustaría conseguir?

Hombre, puestos a soñar, me encantaría que alguna editorial me fichase y publicase, pero no creo que tenga el perfil. Eso sí, tengo bastante decidido que cuando ponga fin al blog (que algún día llegará, digo yo), me haré una edición casera. Será mi tesoroooo, jejejeje...

10.- ¿Hasta cuándo?

Pues hasta que se me crucen los cables. Confieso que hace muy poquito estuve a punto de chapar (y no es la primera vez que me pasa, qué le vamos a hacer). Pero de pronto aparecieron en mi mente unos cuantos posts que quería publicar y me rajé.

11.- Gracias a....

Todos los que me leen. Muchas, muchas gracias.



Debería pasar el premio a 11 blogs, pero yo sigo con mi vicio de saltarme las reglas...(detalles, al final de la entrada).



Pero no se vayan todavía, ¡¡aún hay más!! (cómo molaba el Súper Ratón...).



Resulta que Irene, de Mis Tortuguitas, me ha pasado, no uno, ¡sino dos premios! ¡Muchas gracias por pensar en mí guapetona!

¡Vamos que nos vamos! (hoy estoy de frases épicas...¿eh?). Para empezar tenemos el premio Feedback. Feefback, mis lectores. Lectores, Feedback:


                                                         
                                                           


Hechas las presentaciones, vayamos a por la entrevista de rigor:

1.- ¿Hay algún libro que no seas capaz de terminar?

Alguno ha habido (aunque me cuesta dejar algo a medias). Ya comenté una vez que no pude con "El hereje" de Delibes.

2.- ¿Cuál es tu género literario favorito?

El que esté bien escrito. En serio, mientras haya calidad creo que leo de todo.

3.- ¿Cuál es tu novela favoritísima del mundo mundial?

Es que depende tanto del momento...De las últimas que he leído, me quedo con "Un árbol crece en Brooklyn". Fue una recomendación de Yaneth de My points of view y lo disfruté mucho.

4.- ¿Y esa peli que no te cansas de ver?

Ahora que veo tan poco cine me lo trago (casi) todo cuando tengo la oportunidad...Pero un clásico que he visto mil veces es "La historia interminable".

5.- ¿Por qué te hiciste un blog?

Esta pregunta me suena...;)

6.- ¿Cuál es tu novela distópica favorita?

1984 (pero tengo pendiente Un mundo feliz, a ver si lo pillo).

7.- ¿Verano o invierno?

Verano, siempre verano.

8.- ¿Te gusta la lluvia?

No me desagrada por un par de días (y en casita mucho mejor). Pero después quiero ver a mi Lorenzo.

9.- Tus mejores vacaciones.

Las que incluyen agua+sol+relax suelen parecerme maravillosas.

10.- Dulce o salado.

Salado.

11.- Escritor favorito.

No tengo.



El segundo es el premio Primavera (vamos un poquito desfasados en cuanto a lo estacional se refiere...). Fotico de rigor:


                                                     


Y ahora las las preguntitas:

Premio que más te ha gustado recibir.... Todos, en realidad. Aunque flipé mucho con el primero, que se lo debo a mi sister Drew.

Regla de los premios que siempre falta... La no-regla. Como yo me he acostumbrado a saltármelas...

Inventa un nuevo nombre para tu flor favorita... Rovialuna. Lo primerísimo que se me ha pasado por el coco.

Mineral que te asombra... Pues ahora mismo me pillas. Se lo tendría que preguntar a Mr. X, que es un fan de los minerales.

Argumento perfecto para un libro....Cuando lo encuentre pienso escribirlo yo :)

Valores que faltan al mundo... Sobre todo, empatía.

Erradicarías....la avaricia, la mala leche, la envidia...Aix, la lista es larga.

Razones por las que pasar el premio...Ver un poquito más abajo.

Amistad bloguera lleva el nombre de... Personas maravillosas que he encontrado en este camino.



Este finde mi querida amiga Carmen ha explicado en este post las razones que le llevan a no publicar más premios. Yo estoy comenzando a entrar en un proceso parecido. Lo de contestar preguntas me divierte mucho, lo confieso (tengo alma de entrevistada nata), pero después pensar once o veinticinco cosas sobre mí, formular preguntas...el cerebro no me da para más...Y cuando nos vamos pasando los galardones entramos en ese famoso bucle en el que los premios aparecen uuuuna y otra vez al más puro estilo de Atrapado en el tiempo. Así que he decidido que de vez en cuando haré un post mix de premios, como venía haciendo, sobre todo para agradecer el detalle a los blogueros que han pensado en mí, pero me saltaré la penitencia vilmente (excepto en el caso de alguna entrevista suculenta, of course). Y prefiero que recojáis los premios aquellos a los que os haga ilusión.
 

¡Feliz lunes!



 


miércoles, 24 de julio de 2013

Cómo hacer el capullo y no morir en el intento


No me gusta comprar zapatos. Básicamente porque me cuesta horrores encontrar unos que me molen y que encima me vayan bien (soy muy cabezota, y cuando me meto entre ceja y ceja el tipo de modelo que quiero usar, no me gusta ninguno que no sea ése, y claro, las modas cambian, amiga mía...). Resultado: uso los mismos zapatos hasta que son sólo unas suelas con jirones.

Hace años me compré las sandalias más cómodas del universo. Son las que he llevado verano, tras verano, tras verano...Mientras tanto he hecho algún tímido intento de comprarme otros ejemplares, pero "cagada pastoret", que cedimos en mi tierra (vamos, que fue un fiasco total...me dejé una pasta gansa en unas Clarks preciosísimas que me iban un "pelín" justas, y ese "pelín" se tradujo en unas ampollas que ni en el camino de Santiago...).

Las maravillosas y confortabilísimas sandalias que he estado usando los últimos lustros pasaron a mejor vida el jueves pasado. Por la mañana noté que el pie me iba un poco suelto y comprobé que una de las tiras se había desenganchado totalmente de la suela. Horror. Tocaba compra urgente, pero creí que podía apurar hasta la noche, en que pasaría por casa y podría rescatar alguna chancleta de emergencia. Me fui a comer a la casa de veraneo de la familia de Mr. X con el plan de pasar por casa después del curro, pero de camino al trabajo, en el mismo momento en que me bajé del tren, me di cuenta de que la había cagado. De las tres tiras de la sandalia, dos se habían ido a tomar por culo, sólo una mantenía cierta unión con la suela. Pero a cada paso que daba la suela iba para el lado que le daba la gana, y ese lado no coincidía con la planta de mi pie ni por casualidad. Empecé a caminar arrastrando el pie por el suelo, pero me di cuenta de que parecía que había vuelto de la guerra con esa medio cojera chunga tan extraña. El sudor empezó a empaparme el vestido mientras valoraba mis opciones (es que dar el cante me jode tela marinera), a saber:

A- Quitarme los restos de sandalia y caminar descalza...Ni de coña. Eso lo hacía en mi época hippy-guay, pero ahora me da mucho asquito.

B- Hacer algún apaño macgyveriano para poder llegar a la zapatería más cercana con algo de dignidad (que se note esa infancia ochentera).

Lo valoré mientras disimulaba que miraba los horarios del tren y tras una intensa meditación de tres segundos me decanté por la opción B. Me agaché como quién no quiere la cosa y pillé los trozos de tira que colgaban mustios en el suelo haciéndome una especie de lazo en el dedo gordo del pie. Todo muy bonito. Ni que decir tiene que el invento me duró unos dos minutos. A cada pocos pasos tenía que repetir la operación. Y andar despacito, ritmo octogenaria lumbálgica y artrósica. Y para que no se notase de qué iba el tema yo iba mirando las fachadas, como si estuviese observando las celebérrimas obras de Gaudí en vez de edificios de tocho mondo y lirondo.

Decidí llamar a mi jefa para anunciarle que a ese paso quizás llegaría en Navidad, y muy maja ella me dijo que me lo tomase con calma, que no había gente esperándome (para variar).

Recorrí una calle hasta la zapatería que estaba más cerca (y que alcancé unos quince minutos después). ¿Y cuál era? Una Clarks. Sí señor, con dos cojones. Suerte que la dependienta era un encanto y se percató de mi delicada situación...Me probé un modelo muy mono, pero parecido al que me había dejado los pies en carne viva el año pasado...por lo que finalmente recordé que cruzando la calle había otra zapatería.

Y allí sí, vi la luz y mis pinreles hallaron sus codiciadas sandalias. Cómodas, bastante cucas y no muy caras.

Cuando le di las viejas a la dependienta para que las tirase me miró como si fueran radioactivas y me ofreció la papelera para echarlas yo misma con una sonrisa acojonada…Desde luego, lo mío es mu grave.


¡Feliz miércoles!


martes, 23 de julio de 2013

And the winners are...

Las fotos no tienen mucha calidad (es lo que tiene hacer el sorteo con medios precarios y en mi trabajo...-por problemas logísticos me he tenido que traer Peque al curro-), pero creo que más o menos se puede ver bien que han ganado...







¡Felicidades Drew y Eva! Os escribo prontito para los detalles, ¿vale?

¡Gracias a tod@s por participar!

Moi...lo siento chico, el azar no ha estado de tu parte esta vez, y eso que tú espíritu positivo ya le ponías, ya...



¡Feliz martes!
 
 
 
 

lunes, 22 de julio de 2013

¡Lista de participantes!


¡Buenos días! Aquí está la lista de participantes de la Lluvia de regalos:

1. Moi.
2. Y entonces llegó el caos.
3. Drew.
4. Opiniones Incorrectas.
5. Cloe.
6. Lady Cobijo.
7. Tania G.G.
8. Pitufa.
9. Trax.
10. Carmen, La Gallina Pintadita.


Si no hay novedades, mañana (espero) publicaré el resultado del sorteo... ¡Suerte!
 

viernes, 19 de julio de 2013

¡Musica, maestro!

Para hoy tenía una entrada medio preparada, pero resulta que llevo un par de días con dos canciones que me han ocupado el cerebro y la música manda, señores.

Gracias a una recomendación de Álter, estos días que -muy extrañamente para el mes que estamos- he tenido cero curro, me he visto una peli en el trabajo. Sí, ya lo sé, queda fatal decirlo, pero tras dos días sin que entrase un solo cliente y haber devorado todos los artículos que tenía pendientes de revisar, me he regalado ese momento para mí. Mi elegida ha sido Magnolia, de Paul Thomas Anderson. Si buscáis críticas cinematográficas por la red veréis que sólo tienen elogios para ella. Yo únicamente puedo deciros que si no la habéis visto todavía, es algo a lo que debéis poner remedio. La BSO es sublime, y me ha hechizado esta canción:


                                        


La otra canción que voy bailando por los rincones no tiene nada que ver con la anterior, avisados quedáis. En la emisora de radio que suelo poner la música es una mezcla de clásicos de toda la vida con algunos hits del momento, pero básicamente pop. Vamos, que no estoy nada al día en cuanto a otras tendencias melódicas se refiere. Para poner remedio a mi incultura músical, nada mejor que tener contactos de FB quince años más jovenes que yo y con muchas ganas de compartir sus gustos y preferencias con toda la humanidad. Gracias a ello he descubierto esta perlita que se me ha incrustado en los hemisferios cerebrales:


                                        


A mí me va de lujo para celebrar que por fin es viernes. Así que...¡buen finde!


El lunes publicaré los participantes de la Lluvia de regalos, si queréis apuntaros, ¡aún estáis a tiempo!


lunes, 15 de julio de 2013

Traumas infantiles


Cuando mi madre me narraba mis aventuras pueriles, siempre me explicaba que cuando visionábamos una peli, yo empatizaba de tal modo con el prota, que era capaz de pillarme un berrinche de los gordos y tirarme tres días llorando si algún infortunio le sucedía al pobre en el transcurso de su historia (de lo cual deduzco que me debía pasar media vida con el moco colgando, porque anda que no son lacrimógenas algunas de las joyas que me vienen a la mente -véanse Bambi o Annie, por poner un ejemplo-).

Pues bien. Peque es tan sentido como yo. O más.

Por problemas logísticos varios, durante unos meses voy a tener que llevarme a Peque conmigo al curro alguna que otra tarde a la semana. Por suerte, eso no supone ningún problema para mi jefa (doy gracias a mi karma por poner una jefa así en mi camino), y además tengo ordenador con internet, con lo que tiramos de dibujos animados y alguna que otra peli (además, claro está, de ir a la tienda de animales de mi jefa y ponerles comidita a todos lo bichos).

La última vez que Peque se vino conmigo buceamos un rato el Tu Tubo, que diría Álter, para ver qué encontrábamos.

Mi churumbel suele pedirme Peppa Pig y compañía o videos de trenes. Le mola mazo ver videos que graban especímenes tan frikis como él de trenes de lo más variopinto (llegando y saliendo de la estación, blablabla). Y a mí eso me aburre soberanamente, para qué mentir.

Yendo de un lado a otro, llegamos a una peli online: "Mi amigo Mac". Yo recordaba haber ido a verla con mi abuela y mi tía, si no me equivoco, en los magníficos años ochenta. El argumento no tiene mucho misterio. Una nave de la NASA aterriza en un planeta (no me queda muy claro cuál...) y durante la toma de muestras de materiales diversos, una familia ET se acerca a cotillear. La conforman la mami, el papi, la nena, y el bebito (así iba retransmitiendo la historia a Peque). En una de estas, la mami deja al bebito en el suelo y, hecatombe al canto, una especie de aspirador ultra potente se acerca al indefenso alienígena aspirándolo hacia dentro de la nave.

En el mismo instante en el que el mini ET desaparecía de la pantalla, Peque me miró con cara de susto, bajó de mi regazo y se puso a chillar como un energúmeno mientras las lágrimas le salían a borbotones (salpicaban y todo, no digo más). Me quedé a cuadros y apenas sin reflejos. Yo recordaba vagamente que la peli tenía final feliz, cómo no, y lo busqué a trompicones para que viese que el bebito estaba con sus papis y su hermanita. Pero Peque no procesaba. No paraba de preguntarme "¿Pero por qué se lo han llevadooooooo?", y venga a llorar otra vez. Puse el principio de nuevo y comprobamos juntos que la nave se llevaba a toda la familia porque después del bebito aspiraba a los demás (eso no lo recordaba yo, pero claro, de alguna manera había tenido que llegar la parentela), y ni por esas se calmó mi churumbel. Una hora para superar el trauma.

Desde luego, ni de coña le vuelvo a poner ese bodrio a mi niño. Porque si para Peque la tragedia era ver como un inmenso agujero negro succionaba a unos pobres incautos, la mía era constatar como una peli de la que tenía un recuerdo más o menos agradable, es en realidad una chapuza infumable de la que no se salva ni el cutre-monigote plasticoso que hace de baby alien (¡mala, mala, mala como pocas!).


¡Feliz lunes!



¡Os recuerdo que podéis apuntaros a la Lluvia de regalos!




viernes, 12 de julio de 2013

¡Me han llovido unos regalitos!


Creo que una de las cosas que más ilusión me hace es encontrar en mi buzón un carta que no venga del banco...Y si encima en vez de una cartita es un paquetito, habría que verme, voy dando saltos hasta mi piso con la sorpresa en la mano...(tengo la vena infantil muy desarrollada, por lo visto).

Hace unas semanas tuve la suerte de ser una de las ganadoras del sorteo de la Lluvia de regalos que hizo Yolanda en su blog La agenda de dibujos de nube. ¡Y ayer recibí mis obsequios!

Aquí podéis ver una fotito:






Por si no se ve bien, Yolanda nos ha enviado: un jaboncito de higo y hojas (huele de maravilla, ya se notaba su aroma antes de abrir el sobre, mmmmm...-le habrá alegrado el día al cartero-), una lámina llena de positivismo, etiquetitas para decorar y jugar y unos rotus que nos van a dar mucho juego (sirven para pintar cerámica, cristal, madera...). Un pasote, vamos. De hecho, en cuanto Peque lo vio me hizo recortar todas las etiquetas, estrenar los rotus con unas piedras que tenía por casa y lavarme las manos veinte veces por lo menos (vamos, que lo hemos estrenado todo).

Muchísimas gracias Yolanda, ¡ya sabes que nos ha encantando! (tanto, que le he suplicado que me chivase donde había conseguido el jaboncito, jejeje...y por si tenéis curiosidad, fue aquí).

Pues bueno, manda la tradición que ahora sea yo la anfitriona del sorteo. Queda inaugurada mi Lluvia de regalos. 


                                            


Si os hace ilu recibir un paquetito, dejad un comentario y haré una lista. De allí la mano inocente o Mr. Random, según lo pueda organizar, elegirá dos afortunad@s que recibirán mis presentes. Dejo abierto el sorteo hasta el 21 de julio.


¡Feliz finde!



jueves, 11 de julio de 2013

Síndrome de abstinencia y...¡Estropatada!


Diez de la noche.
Casa de veraneo de la familia de Mr. X. Hemos ido a cenar de forma bastante improvisada y antes de salir de casa cojo cuatro cosas para pasar la noche y volver a la ciudad a la mañana siguiente.
Nos preparamos para ir a dormir. Ducha, pijamas...
Y terror.
Ya sabía yo que me dejaba algo...
El chupete.
La hemos cagao amigos.
Peque sólo usa el chupete para dormir. Y no perdona. Yo le he ido explicando que este verano pondremos todos los chupetes en una cajita y les diremos adiós (¡ay, si aquí tuviésemos un árbol de los chupetes!), pero me reservo mis días de fiesta para la hazaña, que sé que serán un par de noche jodías.

Me llevo a Peque a la cama y le expongo la cruda realidad, que hay que dormir sin chupete. Se me queda mirando. Uno, dos, tres...Dramón. Si ya lo sabía yo...Lo cojo en brazos, lo mezo, lo acaricio...Y él llora a grito pelao. Se pone a hipar y preguntar "¿Por quééééé?" y a decir que él quiere ir a su casita (porque allí está el objeto de su deseo). Después de diez minutos así, el cansancio acumulado juega a mi favor y se queda frito en mis brazos.

Dos de la mañana.

Peque: "¡Mi chupeeeteeeeee!".

Se ha desvelado y no lo encuentra, solloza medio en sueños. Al final cae rendido después de que lo abrace un ratito.

Tres, cuatro y media, siete de la mañana. Repetimos la escena.

Ocho de la mañana, se despierta tan feliz y se va a desayunar mientras mis ojos están inyectados en sangre del sueño que tengo y me pregunto cómo soportaré dos o tres noches así el día que le digamos bye-bye definitivamente al chupete...





En principio este post se acababa aquí, peeero (sí, siempre hay un pero), haciendo un repaso de los blogs que sigo he visto algo que me ha emocionado mucho.

La mamá pediatra ha publicado en su blog una iniciativa que yo también deseo compartir. Mikel y Mentxu son los padres de Jontxu, un niño al que hace seis años se le diagnosticó una enfermedad neurodegenerativa de las denominadas "raras". Desde el primer momento decidieron luchar por la vida de su hijo y fundaron el proyecto WOP (Walk On Project), que ha organizado numerosas actividades para recaudar fondos que vayan a financiar proyectos de investigación de enfermedades como las que afectan a su hijo. Y ahí es a dónde yo quería llegar. Para octubre han organizado esto:


                                                         



¿Y qué es esto? Pues ni más ni menos que una carrera de patos de goma en plena ría de Bilbao. Y para que haya una carrera de patos se necesitan muuuuuchos patos, así que os animo a apadrinar a uno de ellos para que participe en vuestro nombre. Lo podéis hacer aquí. Os darán un numerito y podréis seguir su evolución durante la carrera.

Nuestro pato tiene el dorsal 20205. Que sepáis que es un ganador, jejejeje...

¿Os apuntáis?


¡Feliz jueves!


miércoles, 10 de julio de 2013

Ofrendas veraniegas


Desde el hogar virtual de Álter me ha llegado este premio tan mono.




¡Gracias Álter, espero que te lo estés pasando de miedo! (está de vacaciones, la muy bribona…). Como veo que la bloguera que se lo concedió y ella misma han modificado la penitencia a su antojo, yo voy a hacer lo propio. No tengo preguntas que contestar, pero voy a explicar alguna chorradita sobre mí, que hace tiempo que no me devano los sesos con esa tarea (en concreto, ocho chorraditas, que son las que me han venido a la cabeza). Let's go:

-Le corto el pelo yo misma a Mr. X. Me enseñó una chica que venía a limpiar a casa de mis padres y con la que acabamos teniendo una estupenda relación. Ella estudiaba peluquería y me explicó un par de trucos. Hace unos siete años me fui a esta tienda y me hice con mis súper tijeras (todavía no las he tenido que afilar). Al principio me llevé unos buenos tajos en los dedos, y aún no domino la técnica de dar tijeretazos aguantando el peine con la misma mano (ese gesto tan de peluquera profesional), pero vamos mejorando. Sí, a Peque también le corto yo la melena.

-Soy incapaz de pasar delante de un espejo, escaparate, estanque o cualquier superficie más o menos lisa que refleje mi imagen sin mirarme.

-Cada vez procastino menos. Cuando tengo faenillas pendientes me las saco de encima lo antes posible y me resulta sumamente liberador (si hubiese aprendido la lección en la facultad no me habría pillado siempre el toro con los exámenes...).

-Cuando archivo en el ordenador las fotos que hacemos tengo que ponerles un título. A todas. Si la cámara la ha pillado durante un par de horas la hija mediana de Mr. X estoy perdida, es capaz de hacer 500 capturas. Eso sí, se le da muy bien, y algunas son espectaculares...

-Tengo un mono de viajes que tira para atrás. Pero mucho, mucho. Suerte que algún sitio nuevo hemos podido explorar cuando invitan a Mr. X a dar una conferencia, pero suelen ser viajes cortitos. Necesito uno de esos que programas con tiempo, deleitándote con las cosas que verás y catarás. Uno de esos que te permite dormir mucho y pegarte unos festines épicos. Uno de esos que te dejan miles de instantes para el recuerdo y que te alimentan en épocas de sequía, como ahora.

-En el cretácico temprano me compré un vestido rojo con flores de aire japonés (en H&M) que es mi uniforme del verano. Aguanta estoica y divinamente el paso del tiempo y yo me siento muy a gustito dentro de él.

-Me he comprado una copa menstrual. ¡Por fin! Espero apañarme con ella.

-La última película que he visto (y eso es reseñable por sí solo, porque para mí actualmente constituye una odisea) es "El atlas de las nubes". Yo no sirvo como crítica cinematográfica, cuando una peli me gusta lo único que acude a mi mente son frases del tipo "es genial", "me ha gustado mucho", "mola". Como se ve, no tengo el don de la palabra para describir las razones que hacen que una cinta me emocione. La cuestión es que "El atlas de las nubes" lo ha conseguido. Me ha conmovido, entretenido y hecho pensar a partes iguales.


Estamos en veranito y no os voy a poner deberes, así que todo aquel con ganas de poner este premio en su vitrina, ¡que lo recoja y lo disfrute a su antojo!


¡Feliz miércoles!




viernes, 5 de julio de 2013

Thank you, Dora


En esta entrada ya comentaba Peque los dibus que le molan.
Ahora dejadme hablar a mí. Bueno, en realidad no voy a hacer un examen a conciencia del tema, que sin duda da para mucho, me centraré exclusivamente en Dora la exploradora.

A mí, que queréis que os diga, la tal Dora me pone bastante de los nervios. Estéticamente los dibujos no me parecen la repanocha, es cansina de lo repetitiva que resulta y algunas de sus canciones hacen que empiece a temblarme el ojo rollo tic psicopático (me estoy acordando, por ejemplo, del clásico "We did it" con el que culmina cada capítulo, que por cierto...los episodios son más largos que un día sin pan). Eso por no hablar del "mapa". A veces me voy caminando al curro con la cantinela "soy el mapa, el mapa" resonando en mi maltrecho cerebro...

En fin, que no es santo de mi devoción. Peeeeero (siempre hay un pero), resulta que hace un par de días vivimos una escena que me ha hecho tener a la pobre Dora cierto cariño.

Después de una tarde molona (piscina, parque y paseo con Mr. X, que se pilló un día free para no acabar reloco de las horas extras que está haciendo últimamente) decidimos descansar el body en un bareto muy chulo de nuestro barrio. Propuse a mis XY comernos unas patatillas bravas, y hubo quórum. Le pedimos a la camarera que pusiese la salsita aparte por si a Peque le parecía muy fuerte y cuando la trajo nos dimos cuenta de la que la precaución había sido en vano, porque a mi niño le pareció de lo más sabrosa y comenzó a untar patatas en ella en plan obsesivo compulsivo (a decir verdad estaba muy buena y no picaba casi nada).

Estábamos en medio de nuestra fantástica merendola cuando Peque me miró y con una sonrisa salpicada de salsa soltó:

-"Delishussss".

Puse esta cara O_O y le pregunté a Mr. X si yo estaba sorda perdida o Peque había dicho lo que yo creía que había dicho. Mientras mi costillo me miraba con jeta de "¿lo cualo?", Peque lo repitió y no me cupo duda alguna. ¡Había dicho "delicious"!

Mis neuronas tardaron unos segundos en hacer las conexiones que tocaban y entonces lo comprendí. Había sido Dora. Mira que yo le he cantado a Peque en todos los idiomas en los que sé hacerlo, mira que de vez en cuando le cuelo expresiones en inglés y francés (¡incluso en alemán e italiano!). Nada, él del catañol (híbrido de los dos idiomas en que se expresa habitualmente) no sale.

Pues Dora ha conseguido lo que la menda no ha logrado. Ha hecho de mi Peque un políglota.

Me rindo a sus pies, exploradora.


¡Feliz finde!


jueves, 4 de julio de 2013

Pesadillas recurrentes


Estoy en clase. Ahora no sé qué asignatura toca. Busco mi carpeta con los apuntes y no la encuentro. Un gracioso ha cogido las carpetas de todos los alumnos y las ha desparramado por el suelo. Al borde de un ataque de nervios descubro que en realidad la tengo en la mochila...La abro y hay cientos de folios de asignaturas de las que no recuerdo haberme matriculado (¿historia de los reyes godos? ¿de verdad tengo que estudiar eso para ser veterinaria?). Me empiezan a entrar sudores fríos cuando soy consciente de que en dos días tengo examen. ¡¡¿¿¿Cómo voy a memorizarlo todo???!!

Otra versión. De pronto me doy cuenta de que no cursé una par de asignaturas en la facultad, con lo que no puedo ejercer. Me pregunto cómo carajo me han dado un número de colegiada si en realidad no estoy licenciada. Me da un chungo al darme cuenta de que estoy ejerciendo de forma ilegal.

Estas y otras díscolas pesadillas son las que rondan mis noches periódicamente. A Mr. X le pasó durante una época, pero ya quedó atrás. La carrera ha dejado más huella en mi cerebro que en el suyo, por lo visto...Aunque no me extraña. Él fue un alumno excelente, de esos que sacaban matrículas a gogó (¡matrículas!) y lo mío fue por otros derroteros. Al llegar a la universidad llegó también el primer ligue, que fue un fiasco, y me dejó piltrafilla total. Si a eso le sumamos las juergas que hasta entonces no había disfrutado por ser una niña güena, pues el drama académico está servido. Los dos primeros años de carrera fueron un tormento. Me costaba horrores aprobar. Hasta que me cansé y me puse las pilas, y todo fue mejorando (aunque llevé el retraso asociado a los dos cursos "perdidos"). Por suerte, las asignaturas chulas, las que a mí me gustaban (todas las de medicina de pequeños animales) se concentraban en los últimos cursos y para entonces ya había recuperado mi tónica de buenas notas.

De todas formas, de poco sirve todo lo que te hacen memorizar para un examen. Se te quedan algunas cosas, pero poquitas (y no digamos de las asignaturas que te resbalan, como economía agraria -qué tostón, por favor- o agricultura -me volví loca al tener que empollar la cantidad de proteína, hidratos de carbono y otros nutrientes de todas las semillas habidas y por haber-).

Recuerdo mucho las clases de un profesor en concreto. Es de los que conseguía atraparte con su discurso. Un día nos dijo: "Cuando acabéis la carrera lo que tenéis que tener en la mente es el índice de un libro. El índice incluirá lo esencial de lo que habéis estudiado, el resumen de todas las patologías. Eso es lo importante. Así, cuando se os presente un caso y aún os falte la experiencia de los años, recordaréis el índice, recopilaréis los datos, y en los libros de texto hallaréis la respuesta". Como molaba ese profe...

Hoy en día, aún trabajo como él nos decía. Si hay algún caso complicado, reúno en una lista todos los síntomas y pruebas, me siento en el escritorio y buceo un rato en los libros (no me extraña que me molen las historias de detectives, perseguir a un villano o a una patología no es tan diferente…). O llamo a colegas que tienen más experiencia que yo en un campo determinado y les pido que ejerzan de oráculo (ahí tengo que dar las gracias a Teresavet, ¡siempre dispuesta a echar una mano!).

Me viene a menudo a la memoria un instante vivido en una de las clínicas dónde hacía prácticas. Había una chica algo mayor que yo -ya licenciada- que tenía que hacer el seguimiento de un caso. Llamó a la propietaria y empezó a decir: "Hola, soy la veterinaria y blablablabla...". No sé porqué me quedé idiotizada mirándola preguntándome cómo sería el día en que yo pronunciase esa frase...Y con la tontería hace ya diez años que ejerzo.

Ya lo he explicado más de una vez, yo trabajo en un sitio muy pequeño y por lo tanto se podría decir que curro de veterinaria de "cabecera". Resuelvo los problemas más sencillos (o lo intento), y oriento a los propietarios para que acudan a donde pueden solventar los mayores. Pero la gente te acaba cogiendo cariño, y aunque vaya a un hospital para operar a su gato, la mayoría de las veces vuelve para que tú hagas las curas y el seguimiento. Y aunque el paciente si pudiese te usaría de diana de todas las inyecciones que le has puesto (con toda la razón del mundo), poco a poco te vas ganando un rinconcito en el corazón de su propietario. Porque te has convertido en "su veterinaria".

En fin, que empiezo haciendo un repaso de mis pesadillas y acabo poniéndome nostálgica. Si es que...

¡Feliz jueves!




martes, 2 de julio de 2013

007, Licencia para cagar


Lo sé, lo sé...el título me ha quedado de lo más ordinario, pero qué le vamos hacer, lo de "operación pañal" ya está muy sobado y esto es lo primero que me ha venido a la cabeza, c'est la vie!

Bueno, al tema. Como blogger maternal que se precie, voy a relatar nuestra experiencia con el pañal.

Ponérselo fue fácil, como a todos los churumbeles, imagino. Aunque mi fantástica episiotomía infectada me tuvo en cama quince días y durante todo ese tiempo fue Mr. X el que cambió los primeros chapapotes -AKA meconio- y las caquitas iniciales (que según mi suegra, por la lactancia materna huelen a ensaimada y sí, me convenció, yo notaba ese olor también). En poco tiempo le pillé el truqui, y cuando ya lo tenía por la mano tuve que reinventarme porque Peque empezaba la fase pulpo en la que esquivar el pañal era lo más divertido del mundo (pero de eso se trata la maternidad, de cambiar de estrategia cada dos por tres, que estos bebotes crecen muy rápido).

El verano pasado, cuando Peque tenía dos años, ya controlaba perfectamente cuando tenía pis. Estábamos en la casa de veraneo de la familia de Mr. X y como está rodeada de bosque, cuando Peque andaba en bolingas por ahí y notaba la llamada de la naturaleza, él solito se arrimaba a un árbol y vaciaba el depósito. Supongo que en ese momento ya podría haber intentado quitarle el pañal, pero el gran problema era que se negaba a sentarse en el WC (u orinal, o WC con adaptador o sin él) para hacer caca. Que no, que no y que no. Y fui dejando aparcada la famosa OP.

En invierno, su profe nos echó un pequeño rapapolvo a todos los padres insistiendo en que la mayoría de niños ya podían prescindir del pañal (qué prisas tienen, oye...). Le expliqué el problema de Peque con la caca y decidimos probar a quitarle el pañal y preguntarle al niño si lo quería cuando tuviese ganas de hacer cacota. Hubieron un par de escapes de orina (uno de ellos épico, por cierto…es muy heavy ir con el carrito por la calle y perdiendo orina por las ruedas…), pero en cuatro días lo tenía dominado. Eso sí, para las cacas, pañal. Si yo trataba de venderle lo chulo que era el orinal, se aguantaba el tío y acababa con un estreñimiento del quince, así que no insistí más.

Como comentaba en mi último post, esta semana Peque ha empezado a usar el WC para las aguas mayores (llamar así a la caca tiene tela...). Le ha costado, pero como vimos que un par de veces colaba, ahora ya trato de llevarlo corriendo al lavabo y sobornarle vía palomitas de maíz. Bueno, parte del mérito de esta hazaña se lo debo a la hermana de Mr. X. A mí me sabía mal hacer pasar a Peque el mal rato del WC y E, con risas y mano derecha supo pillarle el punto para convencerlo. A partir de ahí, lo único que he hecho yo es no dejarme engatusar por los ruegos de Peque solicitándome un pañal en vena (bueno, un par han caído, que soy mu blanda) y premiar a mi chicarrón por su heroicidad.

Próxima estación: quitar el pañal cuando duerme. Seguiremos informando.



¡Feliz martes!