viernes, 28 de septiembre de 2012

Cambios


En el último post comenté que durante mi estancia en el Zoo viví muchas aventuras, y veo que a algunas os ha picado el gusanillo y os apetece saber más detalles de mis avatares entre las fieras.

Por aquel entonces, para mantener el contacto con mi gente, escribí un correo electrónico semanal explicando todo lo que me sucedía. Tonta de mí y de mi puñetera manía de mantener el correo limpio y ordenado, en una de estas los borré todos. Por suerte los había impreso y los guardo en los álbumes de fotos que hice.
Hace meses que me ronda la idea de recuperarlos y escribirlos de nuevo para poder conservarlos adecuadamente. Es un trabajazo, y no sé si encontraré el tiempo para hacerlo, pero creo que puede ser divertido narrar algunas de las anécdotillas allí acontecidas.
Lo del tiempo puede que se convierta en un handicap a partir de ahora, aún no lo sé. La semana que viene tengo una entrevista para un trabajo nuevo. No es que me apetezca cambiar, después de tantos años me siento como en casa en la pequeña consulta donde ejerzo, pero la crisis nos está dejando secos, y no es sostenible. Además, las condiciones del curro nuevo no están mal; pero desde luego, si me eligen, no podré dedicar a la blogosfera ni la mitad del tiempo que le dedico ahora, cosa que me apena infinitamente. Este rinconcito de escritura y reflexión me relaja y motiva muchísimo.
En fin, a lo que iba, que próximamente en sus pantallas (de ordenador): ¡Aventuras en el Zoo!

Y hablando de aventuras, le enseñé a Mr. X la entrada que había escrito sobre él y me dijo: "Va, cuelga la foto en la que estoy cruzando por la parte chunga". Se ve que mi maridín tiene ganas de protagonismo (aunque en la imagen no es que se le vea la jeta precisamente). Y como sus deseos son órdenes para mí, aquí os dejo la foto en cuestión, con mi churri jugándose el pellejo en el monte.

                                                                            
                                                         

                                        
¡Buen finde!


miércoles, 26 de septiembre de 2012

The Neverending Post


Queridas, queridos, os recomiendo que os relajéis, os acomodéis en la silla -o sofá preferentemente- y os lo toméis con calma, porque me huelo que este post me va a salir larguito (pero no es culpa mía, ¿eh?, es cosa de las penitencias, ya sabéis...).
Como sarna con gusto no pica, aquí estoy yo lista para dar las gracias por todos los premios que me han llegado últimamente.



El primero me lo da Madre desesperada Esta mami de dos preciosos churumbeles nos explica el día a día de sus amorcitos con una perseverancia envidiable. ¡Muchísimas gracias por pensar en mí! Como ya recibí esta cestita tan mona, me vais a permitir que no lo haga circular.

Desirée, de Criando con el corazón, se acuerda de mí para el premio Liebster Blog. ¡Muchas gracias Desirée! Este también me lo habían pasado y no lo reparto, pero me encanta poder mostrar orgullosa mis medallitas.


Ahora vienen los premios que me dan currele. El primero me lo pasa Mamá Ciruela, del blog Cómo naciste. En el mismo post en el que me concede el premio nos regala unas cuantas perlitas sobre su vida que no tienen desperdicio, ¡tenéis que leerlo! ¡Ah, y gracias por pasármelo! La muy optimista dice que la penitencia es leve, jejeje...
La imagen del premio es genial:

Cómo me gusta el Maestro Yoda...Bueno, pues la normativa aplicada a este premio es la siguiente:

1. El que recibe el premio deberá escribir 11 cosas de sí mismos (de cualquier tema).
2. El que recibe el premio deberá responder las 11 preguntas que le ha enviado quien los ha nominado.
3. El que recibe el premio deberá crear 11 preguntas más para que las respondan sus nominados.
4. Los nominados deberán confirmar que han recibido la nominación.
5. La nominación no puede repetirse, es decir, los nominados no podrán enviar de vuelta la nominación a quien ya los ha nominado anteriormente.
Vale, pues toca nuevo estrujamiento cerebral...Once cosas sobre mí:

1. Una de mis colonias preferidas es "White Musk", de "The Body Shop".

2. Durante un tiempo pretendí aprender a tocar la guitarra. Dos cosas me hicieron desistir: las duricias en los dedos (era como no tener tacto y me resultaba desagradable) y que no sé por qué extraña razón, al tocar torcía la boca de una forma rarísima, con lo que todo mi glamour se iba a tomar por saco.

3. Como ya confesé una vez, soy miope (no mucho) y debería llevar mis gafas, que tenerlas, las tengo, pero no lo hago. Una de las razones es que siempre me quedan torcidas. No sé si es porque de tan poco usarlas se deforman dentro de su estuche o porque la deformada soy yo...

4. Tengo los pies pequeños. He llegado a comprarme un 35 (de adulta, se entiende), pero ahora hace tiempo que no uso números tan bajos. Como tengo los pies planos, comprarme calzado es una odisea.

5. Me chiflan las historias de vampiros.

6. He cruzado el charco en tres ocasiones: para ir al Caribe, al Sur de EEUU y a la costa oeste del mismo país.

7. Cuando hice una estancia en un zoo de EEUU, de estrangis un cuidador me subió a lomos de una elefanta. Ahí estuve dando unas vueltecillas, a pelo sobre su inmensa cabezota. Brutal. Lo del zoo daría para una sección fija, la de aventuras que viví...

8. Mi madre trabajó en un bingo, y para darle vidilla al tema los trabajadores tenían rimas picantes para todos los números. Ni que decir tiene que la menda se quedó con una cuantas de ellas y me tengo que morder la lengua para no soltar alguna burrada en momentos poco oportunos.

9. Durante un tiempo valoré hacerme voluntaria de una asociación que acompaña a los enfermos terminales en su tránsito hacia la muerte.

10. También valoré hacerme doula, con lo que deduzco que los momentos de llegada y despedida de esta vida me emocionan de forma significativa.

11. Cuando estudiaba nunca me cortaba las uñas antes de un examen. Mi paranoia particular era que la sabiduría empollada se había almacenado en mi cuerpo hasta la última célula, y por eso no quería desprenderme de cachitos de mí. Toma ya.

Respuestas a las preguntitas que me ha hecho Mamá Ciruela:
1. ¿Pasta o Pizza? Las dos, no se puede escoger entre eso...

2. Lugar en el que vive tu amigo o familiar que más lejos está. Una amiga mía tiene el placer de vivir en Tailandia.

3. ¿Dónde conocisteis a vuestra actual pareja? En el currele.

4. ¿Cuál es tu signo del zodiaco? Aries.

5. ¿Dulce o salado? Salado.

6. ¿A qué famoso os han dicho alguna vez que os pareceis? Creo que alguna vez me dijeron que me parecía a la prota de Aquellos maravillosos años (Danica McKellar), pero os puedo asegurar que ella está infinitamente más buenorra que yo. Creo que era por la melena...

7. A qué edad os dieron vuestro primer beso y dónde estabais. Pues a los dieciocho años, en casa de una amiga que hizo una fiesta.

8. ¿Cuál es la última pelicula que viste en el cine? "Los hombres que no amaban a las mujeres" (la versión americana).

9. ¿Crees en el destino? Creo que hay que luchar por forjárselo uno mismo.

10. ¿Habéis robado algo alguna vez? ¿Aunque sea una chuche en un supermercado? No.

11. Dime una cosa que le vayas a pedir este año a los Reyes. Igual les pido una subscripción al gimnasio.

Y aquí van mis once preguntas:

1. ¿En qué país te gustaría vivir?
2. ¿Crees que seguirás en el mismo trabajo dentro de cinco años?
3. ¿Un buen restaurante de tu ciudad?
4. ¿Las paredes de tu casa son blancas o de colorines?
5. ¿Una serie que no deba perderme?
6. ¿Cuál es tu primer recuerdo de niñ@?
7. ¿Un libro imprescindible?
8. ¿Cuál es la prenda de tu armario preferida?
9. ¿Boli o pluma?
10. ¿Cuál es el viaje más largo que has hecho?
11. ¿Tu edad preferida?

Como Mamá Ciruela se lo ha pasado a cuatro blogs, le copio el número y se lo paso a...

1. Vaya Telita.
2. Trax, de Estrellas en los ojos.
3. Elisabet Rules.
4. Yaneth de My points of view.



Y por último, Irene, de Mis tortuguitas, me pasa este otro premio:

¡Gracias Irene! El blog de sus tortuguitas es archiconocido por estos lares, pero no dejéis de visitarla si no es vuestro caso. Es una mujer todoterreno, siempre arriba y abajo en mil aventuras con sus niñas y ahora también con Indi...¿Qué quién es Indi? Ahhh...¡a leer su blog!

Cosas de la vida y de la blogosfera, el premio tiene exactamente las mismas normas que el del Maestro Yoda, punto por punto, así que allá vamos de nuevo...(las neuronas están empezando a entrar en cortocircuito, pero yo lo intento).


Otras once cosas sobre mí:

1. Durante unas prácticas en la Facultad empecé a encontrarme muy mal, con un dolor de tripa impresionante. Tanto, que me llevaron de urgencias al dispensario. Diagnóstico: crisis de aerofagia. O dicho sin finura alguna, empacho de pedos. Qué duro es volver a clase y tener que admitir que lo que te hacía retorcer de dolor no era una apendicitis...Eso sí, en esas no me pillan otra vez. Con mucho disimulo y ambientador si hace falta, pero una se ha de liberar de los temidos gases como sea.

2. Tengo el mismo móvil hace casi seis años. Prehistórico, pero hasta que no se me escacharre, no lo cambio.

3. Cuando me gusta una canción la puedo escuchar veinte veces seguida. Ahora estoy pillada con esta versión de "Somebody that I used to know" de Gotye que han hecho "Walk off the Earth":


4. Me encantan los delfines. Hice un curso sobre cetáceos en el Zoo de Barcelona y pude acariciar a uno. Un sueño cumplido.

5. Sin ser religiosa, durante años recité una oración antes de ir a dormir (una que no es común y que me enseñó mi abuela de pequeña). Si no lo hacía, no podía conciliar el sueño. "Allá arriba en un Belén...".

6. Hablando de sueño, durante muchos años miré debajo de mi cama antes de estirarme por la noche. Me impresionó mucho la leyenda urbana del perrito.

7. Durante la adolescencia me enamoré platónicamente de unos cuantos actores. Uno de ellos era Tom Cruise, y hoy en día es un tío que me da un mal rollito que no veas con lo de la cienciología y sus demás rarezas.

8. Me alucina un pintor (Juan Casas) que realiza sus obras con bolis bic. Hay que verlo para creerlo.

9. De pequeña me operaron de vegetaciones. La cosa había llegado tan lejos que estaba prácticamente sorda.

10. Cuando me levanto suelo estar activa desde el primer instante (a pesar de que me encanta remolonear en la cama). No bebo nunca café y suelo ducharme la noche antes, así que, me pongo en pie y estoy lista para empezar mi día.

11. Entre esta semana y la que viene iré a una entrevista de trabajo. Y hay tantas cosas que me gustan como que no me molan de la oferta. Supongo que es la típica resistencia al cambio. Ya veremos.



Las 11 preguntas de Irene son:

1.- ¿Como sería tu día ideal? Levantarme por la mañana en una playita caribeña, retozar en la cama un rato con un libro hasta que me apeteciese levantarme, encontrarme el desayuno servido en una preciosa terraza al lado del mar, comer fruta exótica y meterme a nadar en el agua tibia, pasarme el día a la bartola y volver a la cama a descansar el body.

2.- ¿Cual es tu menú preferido? Pues para variar un poco (he dicho muchas veces que me pirra la paella), la comidita que me hice el otro día: carne estofada y patatas al horno.

3.- ¿Cual sería tu viaje idílico? Véase el punto uno.

4.- ¿Cual es el momento del día que más te gusta? Cuando me meto en la cama y noto como se me relaja el cuerpo.

5.- ¿Que recuerdo te viene a la mente con una sonrisa en los labios? Una vez en que intenté ligarme a mi profe de teatro. Inocente de mí...

6.- ¿A quien echas de menos? A mi madre.

7.- ¿Qué le dirías a alguien muy querido? Pues eso, que le quiero un montón.

8.- Aprovechando que es septiembre, ¿a que nuevo curso te vas a apuntar? De momento no hay pasta, pero debería ponerme con algo que me tonifique el cuerpo. ¿Natación?

9.- ¿A qué eres adicta? Hoy en día, a mi blog y todos los que sigo.

10.- ¿Qué te gustaría comprarte como un antojo? Me has pillado...Quizás algún vestido de una tienda por la que suelo pasar pero que es prohibitiva.

11.- Si te tocara la lotería... ¿Que harías? Depende de la cantidad, pero si hablamos de una cantidad indecente de dinero, lo primero repartirlo entre los que lo necesitan de mi círculo de gente, lo segundo buscar algunas asociaciones a las que hacer un suculento donativo y lo tercero, planificar con mi parte una vuelta al mundo (o dos) muy bien acompañada.

Ahora mis once preguntas:

Me vais a tener que perdonar, pero el cerebro se me ha fundido, así que reciclo las once preguntas que he formulado para el premio anterior.

Y mis once nominados:

1. Tania, de La petiua Tina.
2. Matt, de Blogueando de mi vida.
3. Opiniones Incorrectas.
4. Jesús, de Instantes.
5. Diario de un cacahuete.
6. Y entonces llegó el caos.
7. Yolandica, de Bienvenido a Babia.
8. Nenica, de Aprendiendo de mis mellizos.
9. Olivia, de De dos a cuatro en mes y medio.
10. Una terapeuta temprana.
11.Pajaguja, de Agujas en el pajar.

Si habéis llegado hasta aquí, lo vuestro tiene mérito. Hala, me voy a descansar las neuronas!

domingo, 23 de septiembre de 2012

Dones en serie y Néixer

Hoy, título catalán para unos documentales fantásticos de los que me apetece mucho hablar.

Hace tiempo, un contacto de mis redes sociales me sugirió que podría gustarme la web de una guionista que está preparando diferentes reportajes sobre la maternidad. Hace unos días volví a encontrar el enlace y me lo pude mirar con calma (Peque estaba durmiendo y le robé unas cuantas horitas a mi sueño...). De momento la autora ha acabado el primer capítulo de su serie y me pareció maravilloso, con un contenido digno de ser difundido. Este primer episodio trata sobre los partos de nalgas y la conveniencia o no de realizar una cesárea. Me resulta muy interesante porque cuenta con la intervención de una matrona y un ginecólogo que explican con todo detalle los pros y contras de intentar un parto vaginal cuando el bebé viene de nalgas. Aunque se rodó en catalán, está totalmente subtitulado en castellano, así que no vais a tener problemas para entenderlo. Podéis verlo aquí.

Me puse en contacto con la guionista, Clara, para explicarle que iba a escribir este post, y me contestó a las pocas horas y con mucha amabilidad, explicándome que los siguientes capítulos saldrán a medida que los pueda ir acabando. Para ello necesita, aparte de tiempo y dinero (porque lo está haciendo sola), mujeres con ganas de compartir sus experiencias y de colaborar en su proyecto, así que aquí os dejo los links de su página web (en castellano y en catalán) por si os apetece participar.

Además, Clara se ha hecho eco de otro reportaje ("Néixer", es decir, "Nacer")  que tiene una pinta estupenda y que busca financiación. Podéis ver un trailer aquí y os dejo la página que recoge dinero para acabarlo. Como ellos mismos dicen en la web a la que os remito:

"NÉIXER es un proyecto documental que pretende suplir la necesidad de un material audiovisual sobre el parto hoy en día. Desde un punto de vista respetuoso con las madres, acorde con el momento de intimidad, delicadeza y vulnerabilidad de la mujer en este momento vital. Dando protagonismo a la parturienta, respetando su proceso fisiológico y la capacidad innata de su cuerpo de vivir esa experiencia sin intervenciones, innecesarias, que afecten a corto y largo plazo su salud y su estabilidad emocional."

Creo que todos estos proyectos ayudan a que las mujeres tengan una información muy valiosa para que puedan plantearse cómo quieren vivir la experiencia más alucinante de su vida.

viernes, 21 de septiembre de 2012

Mr. X y las montañas


Cuando la relación entre Mr. X y yo aún no existía y era tan sólo un deseo oculto que incluso me costaba admitir (por aquello de que era un hombre divorciado con tres churumebeles, y que "estaba loca" y que "en qué lío me metía", etc.), yo me dedicaba a averiguar detalles sobre su vida a través de una amiga que lo conocía bien. He de decir que, por motivos que no vienen al caso, esta amiga no estaba muy emocionada porque yo empezase a salir con él, de modo que siempre me lo pintaba como un tío raro. Eso me ayudaba a mantener la cabeza serena y no lanzarle a Mr. X más indirectas de las que ya le enviaba (nunca he sido muy sutil cuando alguien me gusta, se me nota a la legua...). Una de las cosas que más le alucinaba a mi amiga es que Mr. X parecía ser un loco de las montañas. Tanto, que se podía pasar horas viendo fotos en el ordenador de montes y más montes. Yo pensaba que exageraba (¡ja!). Y a decir verdad, me parecía un comportamiento bastante freak...
De todos modos, creo que ni aunque me hubiesen dicho que vestía con la ropa interior por fuera de los pantalones me hubieran disuadido de intentar comenzar nuestra historia. Y nuestra historia cumplirá pronto diez añitos.

Pero sí, Mr. X es un freak de las montañas. A él no le gusta demasiado leer, pero tenemos decenas de libros de montes, cordilleras, sierras, macizos, cumbres y cimas. Y si quiero acertar con un libro, ya sé de qué tema debe ser. Y a ser posible, que sean todo fotos. Porque lo de estar horas mirando montañas no era en sentido figurado. Las mira como un enamorado.

Cuando salió Google Earth con la posibilidad de ver en relieve los diferentes accidentes geográficos, Mr. X se aficionó a dar garbeos virtuales por Nepal. A veces, haciendo zapping, en la tele sale la imagen rocosa de alguna mole de las que le gustan y sin pestañear suelta: "Mira, la cara norte del Everest...". Y yo alucino, porque para mi piedra es piedra. No reconozco ni las montañas de mi tierra (salvo Montserrat, que esa es fácil). Si alguna vez salimos al campo y a lo lejos vemos la silueta de los Pirineos, me va diciendo los nombres de cada pico, su altura, las veces que lo ha escalado y por qué rutas. Porque Mr. X no es sólo de mirar, lo que a él le pone de verdad es levantarse a las cinco de la mañana, hacer tres horas de ruta en coche hasta el monte elegido, y caminar durante ocho o diez horas. Llega rendido, pero feliz. Y lo necesita. Cuando lleva algunas semanas sin poder salir de excursión, se le agria el carácter. Es su válvula de escape, su forma de recargar las pilas.

Lamentablemente, mis lesiones en las rodillas me hacen imposible acompañarle en sus gestas. Tampoco soy muy excursionista, para qué negarlo, pero es que mi condición física me limita mucho. A veces me gustaría ir con él a alguna salida de las facilitas, pero sé qué luego estoy tres días sin poder moverme. Aunque no ha nacido la afición en mí, ahora puedo entender lo que le engancha de la montaña. El reto, la naturaleza, oxigenar el cuerpo y la mente, la belleza de los parajes,...

El fin de semana pasado Mr. X me enseñó las fotos de su última aventurilla y casi me da un pasmo. Aunque es muy prudente, a veces se le va la olla y camina por sitios francamente peligrosos. En la foto escalaba un tramo sumamente empinado para llegar a la cima. Hace años que decidí que no iba a preocuparme cuando se fuera a la montaña. Mi madre era muy sufridora y con su angustia me lo hacía pasar fatal. No quiero pasarlo así, ni hacérselo pasar a otra persona. Peeero, amigo mío, cuando Mr. X dijo que cuando Peque fuese mayor se lo llevaría a hacer ese pico, una alarma saltó en mi interior. Una cosa es una cosa, y seis media docena. Puedo gestionar lo de Mr. X, ¡pero que se lleve a Peque! ¡Arrrg! Y me parece que ya no hay vuelta atrás. Hace tiempo que cuando Mr. X tiene una tarde libre se lleva al niño a caminar y a ver la ciudad desde los miradores del Park Güell...

Creo que en mi casa van a habitar dos fornidos montañeros.



Antes de dejaros disfrutar de este espléndido viernes (para mí todos lo viernes son buenos, ya truene o nieve), os dejo una canción que me ha descubierto mi amiga T. Me parece una absoluta delicia para los sentidos, y una manera estupenda de celebrar que vienen tres días de fiesta (¡sí!,¡en mi ciudad el lunes es fiesta!). Espero que os guste:


                      


PS: Noticia de última hora...¡Me ha tocado un póster del sorteo de Pixers y Sarai Llamas! ¡Bieeeen! ¡Mil gracias, Sarai y Pixers! No me puedo quejar, tengo una potra para esto de los sorteos...(que no, ¡que no las soborno!). Pasaros por su blog ¡porque va a caer algún póster más! Me voy a tener que plantear seriamente jugar más a la lotería. Y si gano algo, viendo el póster de Sarai que me ha tocado ya sabéis dónde encontrarme...¡Buen finde!

miércoles, 19 de septiembre de 2012

No pasa nada


Peque ha incorporado esta nueva frase a su repertorio. Si se cae yendo en bici y acudo a ver como está, levanta las manitas girando las palmas al cielo, encoge los hombros, ladea la cabeza y me dice: "No pasa nada, mami". Y me lo dice como si yo fuese un poco obtusa y no me enterase de qué va el tema, porque está claro clarísimo que una leve rozadura en una rodilla es algo superado a su madura edad. Y si escuece un poco, él mismo se aplica un "sana, sana", me pide un besito si lo considera oportuno, y comprueba el efecto de la magia diciendo: "¿Ves? Nostá la pupa, ¡sa ido!". Por supuesto, a veces la lesión es algo mayor y entonces sí que pasa, pero para eso está su solicita madre, para cubrirlo de besitos y lo que haga falta.

Los primeros días de la vuelta al cole de Peque fueron del todo exitosos. Se quedaba tranquilo, lo pasaba bien y al ir a buscarlo prefería quedarse un rato que venir conmigo (así discurrió todo el curso pasado). Pero las cosas han cambiado. Ya no le mola ir al cole. Al salir por la mañana dice: "Vamos a tu casa del Peque -le ha dado por decirlo así de enrevesao-, ¡al cole no!". El lunes se quedó llorando y por lo visto nos echó mucho de menos. El martes lo llevó algo mejor, pero también lo dejé llorando. Y hoy un poco la misma historia. Y se me parte el corazón. Cuando lo veo así desearía que su "no pasa nada" fuese un remedio curativo instantáneo y que con eso se quedase relajado y feliz. Pero cuando se lo digo no me cree. Porque sí que pasa. Pasa que, a pesar de que sé que su escuela es maravillosa y la gente que trabaja allí un amor, con quien está mejor Peque es con nosotros. Pasa que desearía poder prescindir de mi trabajo para dedicar estos primeros años de su existencia a acompañarlo y cuidarlo. Pasa que lo de conciliar es todavía una utopía lejana que no me permite estar todas las horas que querría con él.

Ayer, antes de dormirse, durante el rato que nos dedicamos a hablar y cantar, Peque me decía: "Mami está trabajando, el Peque se queda, Mami se va, pero un ratito, y vuelve con Peque". Estaba relatándome lo que tendría que vivir al día siguiente. Qué penica.

Pero bueno, no quiero quedarme con mal sabor de boca, porque es lo que hay y como no me toquen los Euromillones, no le veo solución alguna. Intento explicarle las cosas chulas que hace allí, y sobre todo, aprovechar a tope todo el tiempo que estamos juntos. Ayer en algún sitio me recordaron a los fantásticos Monty Python y su "Always look on the bright side of life" . Me quedo con eso, y con la luz que es Peque en mi vida.

martes, 18 de septiembre de 2012

La entrada prometida


Queda muy peliculero, ¿verdad? Pues nada, que aquí estoy para explicaros por fin mi experiencia en...la casa encantada. Que conste que aunque suene a coña, cuando yo vivía allí no me hacía ni puñetera gracia, pero vamos al lío.

Allá por 1984 mis padres, después de visitar muchos pisos, decidieron alquilar un ático enorme en una calle grande y concurrida de mi ciudad. Yo, que hasta entonces había vivido en casa de mis abuelos, donde éramos de media unas ocho personas en algo menos de sesenta metros cuadrados, me sentía como en un parque de atracciones.
Lo de dormir sola no me hacía mucha gracia, pero me alucinaba tener una habitación exclusivamente mía. Era un dúplex gigantesco (o eso me parecía a mí...; no, no, realmente era inmenso) y creo que los primeros años no noté nada raro. No recuerdo cuando empezaron las cosas extrañas, imagino que fue progresivo. Estabas tomando un zumo y cuando te girabas, al ir a coger el vaso estaba unos centímetros más allá. Leías en silencio en un rincón y te parecía oír pasos en el piso de arriba cuando sabías que no había nadie. Estabas concentrada en algo, te girabas porque estabas convencida de que detrás de ti había alguien y descubrías que estabas sola. Ya lo sé, todo muy trillado, muy de peli mala de miedo o de autosugestión. Pero cuando ocurre un día tras otro, es como para que le bailen las neuronas a una.

Debo decir que mi padre no notaba absolutamente nada. Sólo nos ocurría a mi madre y a mí. Y tratábamos de no hablar mucho del tema para no coger más miedo y paranoias.

Lo que empezó siendo muy sutil, pasó a ser algo más "físico". Un día mi madre me llamó algo descompuesta y me preguntó si había estado jugando con una bolsita en la que guardaba mis dientes de leche. Le dije que no. Me llevó a su estudio y vi que en su paleta de colores estaban dispersas las mitades de mis dientes. Las otras mitades estaban en la bolsa. Yo no había sido. Ella no había sido. Mi padre no había sido. Podemos buscar explicaciones mil, quizás alguna sea cierta, pero más allá de los sucesos, lo que a nosotras nos preocupaba era lo que sentíamos. Y estaba claro que allí sucedían cosas que no eran normales.
Yo me acostumbré a vivir notando que alguien me miraba desde las escaleras. Mi madre también lo notaba en el mismo sitio. Ella llegó a sentirse mal, porque no podíamos exteriorizar nuestra angustia con casi nadie, se lo tomaban a risa.

Durante una época los "fenómenos" fueron constantes: cambios de sitio de cosas cotidianas, ruidos anómalos y la presencia continua de algo que nos agobiaba. Había una cosa que a mí me acojonaba en particular. Teníamos dos teléfonos. Uno arriba de rueda (así de antigua soy...) y otro abajo de teclas. Cuando alguien marcaba un número con el de rueda, se oía un ra-ta-ta-ta-ta en el de abajo. Lo malo es que a veces sonaba el de abajo cuando arriba no había nadie...

En fin, algunas cosas más sucedieron, pero todo es más de lo mismo. Curiosamente, en los últimos años o meses, tanto mi madre como yo decidimos "cohabitar" con aquella presencia de forma más amigable. Así, si en algún momento no encontrábamos algo, le pedíamos ayuda, y le hablábamos como a una persona más. De desquiciados, pero ayudó, y al final incluso me supo mal mudarme (habitamos ese piso cerca de ocho años).

Cuando ya no vivíamos allí muchos amigos nos confesaron que la primera vez que pisaron la casa notaron algo chungo, así que no fuimos sólo mi madre y yo (y más de uno rehusó a quedarse a dormir porque le daba canguelis...).

Al mudarnos a nuestra nueva casa yo estaba asustada hasta el tuétano, porque mi habitación quedaba en el piso de abajo y la de mis padres en el de arriba, y me daba miedo que todo se repitiera. Para nuestra fortuna, nunca más –¡toco madera!- he vuelto a sentir nada parecido en ninguno de mis hogares (y además mi madre tuvo una especie de visión de buen augurio en su primera noche allí, con lo que se relajó y me dijo que ya podía quedarme tranquila, que estaríamos bien...). Que fuera así me dice que lo que notábamos no era historia nuestra, sino de la casa. Y otra cosa he aprendido. Creo que los niños son más sensibles a ciertos prodigios, como quizás lo era yo entonces. Si un niño que habitualmente es tranquilo, de repente siente una aprensión extraña en algún lugar, creo que hay que escucharle y sobre todo no ridiculizarle. Quizás es algo propio de las inseguridades de la edad. O quizás no.

Por último os diré que periódicamente sueño con esa casa. Puedo estar meses sin ninguna pesadilla, y de pronto me veo encerrada en el piso, queriendo escapar de su influjo y sabiendo que no podré abrir la puerta para salir...

¿Qué? ¿Acojona o no acojona?

lunes, 17 de septiembre de 2012

Primera jornada Bloggers & Family

Tenía yo preparada una entradita para hoy (la que me habéis estado pidiendo por activa y por pasiva, sí, esa, esa...), peeeero, la actualidad manda, y por fin puedo anunciar a bombo y platillo algo que me hace mucha ilusión. Echad un vistazo y luego os cuento...


                                                        

Mola, ¿verdad? Resulta que un grupillo de bloggers de este rinconcito dedicado a los menesteres de la crianza, churumbeles y demás, en un día sumamente inspirado, decidieron que había que montar algo para desvirtualizarnos a lo grande. Dicho y hecho, se pusieron manos a la obra, y en poco tiempo consiguieron que un montón de gente se entusiasmase con la idea. Por suerte para mí, han decidido organizarlo en mi ciudad, así que no tengo excusa, ¡yo voy! Y ya hay en la lista de participantes (cerca de setenta ahora mismo), unas cuantas personas a las que me va a gustar muchísimo achuchar in person, avisadas quedáis...

Aprovecho la ocasión para lanzar una petición a cualquier eventual patrocinador que tuviese a bien pasarse por este, mi hogar (no sé yo si tengo tanta difusión, pero por intentarlo que no quede...) : pasaros por la organización y echad un manita, majetes, que nos a venir requetebien.


  


Para todos lo que estén ahora mismo deseando añadirse a la movida, visitad este enlace:



17 N, ¡allá vamos!
                                                        

viernes, 14 de septiembre de 2012

La sonrisa de Pepa (el cuento cadena)


Capítulo 3

....no vio nada.
Esperaba descubrir un deslizante trineo, o alguno de esos renos mágicos voladores que tantas veces había imaginado...pero simplemente no vio nada.
Decepcionada, se deslizó entre las sabanas de su cama y al poco rato la sosegada respiración de Athos la sumió de nuevo en un sueño tranquilo. Al día siguiente todo sucedió según el guión establecido. Se levantó, corrió al salón con Athos persiguiéndole los talones, y allí descubrió los ansiados regalos. Corrió de nuevo hasta la cama de sus padres para avisarlos de que ya había pasado el señor de barba blanca y juntos abrieron sus paquetes entre risas e ilusión. Pepa estaba contenta, pero algo en su interior le decía que el encuentro de la noche anterior no había sido un ensueño. Intentó explicárselo a su madre, pero la mirada condescendiente que le dirigió le reveló que no la tomaba en serio. No tenía pruebas ni forma alguna de demostrar la veracidad de su historia, así que decidió olvidarlo y seguir con su vida.
Unos días más tarde, después de una dura jornada en la escuela, jugar con su madre, cenar y lavarse los dientes, Pepa se fue a dormir acompañada de Athos, como cada noche. Se recostó extenuada y mientras se le iban cerrando los párpados observó que el can se levantaba y hociqueaba en un rincón de la habitación. Allí, entre el libro de "El libro de la selva" y "Pinocho", descubrió un centelleo que le llamó la atención. Había algo entre ambos tomos, y ella no recordaba haber guardado nada (y mucho menos brillante) en ese lugar. Se levantó cautelosa, encendió la luz y lentamente extendió la mano para hacerse con el aquello. Era un sobre escarlata lleno de purpurina y garabatos extraños. Lo abrió con el presentimiento de que su vida estaba a punto de cambiar y leyó:
"Querida Pepa: Hace unos días me descubriste durante mi reparto en tu casa. Eso es algo muy inusual, porque los humanos no acostumbran a tener la capacidad de despertarse mientras yo estoy en su hogar. Que tu pudieses presenciar mi trabajo me dice que eres una personita muy especial, y que la magia te rodea. Me hubiese encantado quedarme charlando contigo, pero como comprenderás, me pillaste en un día ajetreado....A cambio, he decidido hacerte un regalo tan singular como lo eres tú. En este sobre hallarás una llave."
Pepa hurgó con avidez en el sobre y descubrió una pequeña llave granate que aferró con fuerza en su puño. Hecho esto siguió leyendo:
"A partir de ahora, en el lugar más insospechado y en el momento que menos esperes, observarás un puerta mágica. Sólo tú la verás, y sólo con la llave que te obsequio la abrirás. Esas puertas te llevarán a sitios que únicamente has podido imaginar, lugares como los que marcan las chinchetas de tu mapa, rincones poblados de las criaturas más asombrosas. No temas cruzar esas puertas, y no sufras por los que dejas aquí, el tiempo en el otro lado discurre de un modo distinto y cuando vuelvas, nadie te habrá echado de menos. Te deseo buen viaje Pepa.
Ps: Como podrás imaginar, no puedes explicarle a nadie lo que te he regalado, ¡la magia no es para cualquiera!".
Extasiada por el descubrimiento y la emoción, Pepa ató la llave con una cuerda y se la colgó del cuello. Luego pensó detenidamente donde esconder el sobre. Recordó una ocasión en la que se le cayó una pegatina tras la cómoda de mimbre de su habitación. Tardó dos días en encontrarla porque se había quedado encajada en un rincón donde el zócalo dejaba un pequeño espacio con la pared. Le pareció un buen lugar. Escondió el sobre y se metió en la cama convencida de que la agitación no la dejaría dormir.
Un rato después, el sueño la invadió mientras su mente divagaba acerca de donde hallaría la primera puerta...

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Matt, de Blogueando de mi vida, será la que escriba el siguiente capítulo de este cuento. La he elegido porque es una ávida lectora y me gusta mucho su forma de escribir. ¡No os perdáis la continuación de la historia la semana que viene! ¡Aprovecho también para darle las gracias a La gallina pintadita por darme el relevo!






jueves, 13 de septiembre de 2012

Chicle y partos


Hoy toca mezclita de cosas.

Por un lado, anecdotilla de Peque. Ya he comentado más de una vez que me ha salido muy musical. Tanto, que ayer en la escuela no quería dormir (no me extraña, con los horarios locos que hemos llevado en verano), y se dedicó a amenizar la siesta con sus gorgoritos. La profe no sabía cómo callarlo...Y a decir verdad, canta bastante bien. Y no lo digo porque sea su madre (que también), es que entona divinamente las canciones. El caso es que en el coche un día iba diciendo: "Mami, ¡chicle!". Y yo pensaba que me preguntaba si yo masticaba chicle (como es una chuche prohibida, le alucina buscármelo en la boca y pedirme que haga burbujas de las grandes). Le expliqué que no tenía ninguno en esos momentos, pero el insistía. Y la experiencia me ha enseñado que si Peque persiste en algo, es porque la que no lo ha pillado soy yo. Después de darle vueltas al coco, caímos en lo que nos pedía. Una canción de los Beatles. Esta, en concreto:




Bueno, miento, en realidad el quiere una versión de Beatles para niños, que es esta:




La verdad es que me pirra hasta a mí. Y me inspiró para contarle secretitos a la oreja y enseñarle a decir: "Te quiero mucho". Está claro donde está el chicle...Secret!

Por otro lado, durante las vacaciones leía las noticias en la tablet de Mr. X, y un día él me recomendó un video sobre las nuevas salas de parto natural del Hospital Germans Trias i Pujol de Badalona. Me pareció maravilloso. Que un hospital te ponga todas esas facilidades me emociona.. Ojalá los protocolos de atención al parto vayan cambiando para hacer sentir a la mujer lo más respetada y cómoda posible en un momento tan crucial de su vida. Os lo dejo aquí:








miércoles, 12 de septiembre de 2012

De tal palo...Flashback nostálgico


Uno de estos días de verano, mientras estábamos en el jardín de la casa de mi padre, yo me puse a tender unas sábanas mientras de reojo iba controlando que Peque no pusiese en peligro su integridad física. Como estaba entretenido mirando unas flores me abstraje con mi tarea hasta que me di cuenta de que hacía un buen rato que no reclamaba mi atención (raro, raro...). Eché un vistazo a lo que hacía y vi que estaba arrancando unas llamativas semillas que la pobre planta tenía colgando de su inflorescencia (perdonad mi incultura, pero la botánica no es mi fuerte y no tengo ni idea del nombre de la plantica en cuestión). Estaban todas las semillas por el suelo y le expliqué que las flores se tienen que cuidar, que no hay que cortarlas así a cachitos, que hay que acariciarlas y decirles: "Guaaaapa, guaaaapa". Eso mismo me explicó mi madre hace más de treinta años y fue la manera de empezar a entender que eran organismos vivos que debía respetar. Y ha funcionado, ahora Peque va repartiendo sus mimos y caricias por todos los jardines que visita.

El caso es que un rato después mi padre descubrió el desaguisado y me preguntó qué había pasado. Le expliqué que Peque había despeluchado a la plantita y me soltó: "Ya tiene a quien parecerse...". Aunque no lo había pensado antes, supe de inmediato a qué se refería. Siendo una niña algo mayor que Peque, mis padres compraron una llamativa planta de coco para el piso. Entre sus hojas caían unos filamentos delgados que por lo visto me llamaron mucho la atención. Un día en que estaba sola, me dediqué a quitar cada uno de los hilillos. No pensé que dañase a la plantita, más bien me pareció que estorbaban y que así estaría más bonita. Al poco tiempo la planta se secó y murió, y cuando mis padres analizaron el porqué del suceso, se dieron cuenta de la ausencia de filamentos. Me miraron sabiendo perfectamente que había sido obra mía (si algo tiene una protección de plástico, tardo menos de un nanosegundo en quitársela, soy de arrancar cosas, mira tú...) y me preguntaron si había sido yo. Puse las manos detrás de la espalda, miré al techo distraídamente y susurré: "Siii...". No creo que la planta muriese por eso, pero ellos asociaron una cosa a la otra y la mutilación plantil siempre fue una anécdota que recordar en casa. Y ahora llega Peque y me toma el relevo.

Y de nostalgia va la cosa estos días. Al llegar de nuevo al piso me he dedicado a revisar los armarios y descartar la ropa que no uso para llevarla a una parroquia donde la recogen para los necesitados. Me gusta hacer limpieza y deshacerme de lo que no necesito, es algo casi catártico, pero al mismo tiempo es inevitable que una corriente de recuerdos inunde mi mente. También he estado separando ropita y accesorios de Peque de cuando era bebito para una amiga que dentro de poco va a ser mamá. Cada body o chaquetita me hace pensar en días concretos, en esas emociones nuevas que iban llenando mi vida (nuestra vida) de momento mágicos. Hoy Peque ha ido por primer día al cole, y se ha quedado bastante tranquilo. Pero yo no puedo evitar ver como el tiempo pasa más deprisa de lo que me gustaría. ¿Dónde está el bebé que cabía en esas minúsculas camisetas?

Por último, volver a casa ha provocado que eche mucho más de menos a mi perro. El primer día que entré a cocinar algo no pude evitar las lágrimas al recordar a mi peludo echado en la entrada de la cocina, haciéndome compañía y esperando a que en algún despiste mío, un díscolo trocito de comida cayese cerca de él.

En fin, que los ciclos se suceden, y el fin del verano cierra capítulos hermosos de mi vida.

Y da pie al comienzo de otros.

lunes, 10 de septiembre de 2012

Premiacos

Ahora que más o menos ya me he puesto al día con la blogosfera (¡y lo que me ha costado!), puedo hacer un repasillo a los premios que me han pasado durante mi veraniega ausencia. Empecemos:

Jesús, de Instantes, me pasa este premio.


                                          



Lo recibí e hice circular hace muy poquito, así que no voy a explicar más cositas sobre mí de momento, jejeje...Además, una ha de mantener cierto halo de misterio, ¿no? De todas formas, ¡muchas gracias Jesús! Pasaros por su blog, ¡le ha dado un cambio de look y está estupendo!

El segundo premio me llega desde Y entonces llegó el caos. Aquí lo tenemos:

                                          

También es un premio repe (esto me recuerda a cuando era pequeña y jugábamos a los cromos diciendo aquello de: "¡Tengui! ¡Falti!", anda que no...). Ella ya sabía que lo tenía, pero le apetecía premiarme igualmente, y yo se lo agradezco de corazón, es un detallazo. Si no la conocéis, os animo a que descubráis las historias de sus dos pequeñajos, ¡seguro que os engancha!

Por último, mi sister Drew de Viviendo en mi nube azul, me pasa este galardón:


 
                                                                    
A Drew y sus peripecias egipcias las conoce to quisqui, creo yo, pero no está de más deciros que es un blog de los indispensables, por si hay algún despistado por estos lares. Su premio no lleva penitencia y se reparte a quien se quiere...Como ella lo ha pasado a cinco blogs, yo hago lo mismo:

Madi de Entre apuntes y pañales, para darle ánimo con esa asignatura rebelde que la tiene FFF...

A Teresavet de Etología familiar porque nos ha dado un notición de los que nos gustan.

A Sarai  porque no deja de alucinarme su creatividad sin límites.

A la rubia de Esto es para una que lo quiere así porque cuando paso por su blog sé que tengo un rato de risas aseguradas.

A Batallitas de mamá porque sin duda se merece un premio después de los imprevistos del último miércoles.

Para variar, mi mejor premio (sin desmerecer los vuestros, of course), me lo otorgó ayer mi Peque. Prometo que lo que explicaré es totalmente verídico, que no añado nada de mi cosecha, y que sí, mi Peque es así de maravilloso y achuchable.
Como los domingos nos gusta remolonear en la camita al despertarnos, ahí andábamos él y yo (Mr. X todavía roncaba), mirando las musarañas y haciéndonos carantoñas, cuando de pronto se me queda mirando y me dice: "Es guapa la mamiiii". ¡Madre del amor hermoso! ¡Casi me lo como a besos! Y lo mejor es que lo repitió más tarde cuando me estaba probando vestidos antiguos para ver lo que descarto del armario. Le debió llamar la atención que llevaba lentejuelas y me lo dijo con una sonrisa de esas que van a romper más de un corazón. Para rematar, se quita el chupete (sí, todavía andamos enganchados a ese artilugio) y me susurra: "Te quiero...¡mucho!". Eso es lo que yo llamo sentirse en la gloria.

martes, 4 de septiembre de 2012

I'm back


Pues eso, que ya estoy de vuelta al mundo 2.0. A decir verdad, no he logrado desconectar al cien por cien, para qué nos vamos a engañar. Cuando llevaba una semanita de vacaciones comenzó a picarme el gusanillo y acabé pecando...(no encendí el ordenador ni un solo día, pero andaba por allí suelta la tablet de mi Mr. X, y como había WiFi -"uaifai" que le oí decir el otro día a un chaval en el metro-, pues una cosa llevó a la otra y en una noche de insomnio acabé leyendo algunos blogs, jejeje...pero poca cosa, ando muy perdida y me va a costar un tiempito ponerme al día).

Pero vamos al grano, que dos semanas dan para mucho y yo tengo el cerebro en plena efervescencia. En realidad, nada trascendente, las vacaciones a mí me sirven para conectar con mi yo más primigenio y satisfacer mis necesidades y/o caprichos según se vayan presentando, sin programar demasiado las cosas. Si por mí fuera, más anárquicas habrían sido, pero contando con toda la troupe de Mr. X, eso es imposible (¡señor, dame paciencia con los estallidos adolescentes de los mayores, arrrggg!).

Como mi padre hasta ahora vivía en el sur, siempre programábamos nuestro tiempo de asueto para llevarnos a los niños allí y estar en familia. Yo necesitaba poder verlo esos días, pero reconozco que echaba mucho de menos el plan playero de mi tierra. Por suerte, mi papi ahora vive en el epicentro de la zona que yo adoro para veranear, y eso nos ha permitido visitar calas idílicas, bucear en aguas cristalinas, ver pececitos en el fondo del mar...Lo más de lo más. Y por la tarde, después de una duchita relajante y embadunarnos el body con Aftersun, a por un helado paseando por pueblecitos anclados al mar, con la brisa vespertina y los naranjas propios del atardecer. Además, también he podido quedar con mis amigos, que viven o veranean en pueblos de la región, y disfrutar de las fiestas mayores de sus rincones. Eso ha sido todo un descubrimiento para Peque. Por una parte, pudo vivir su primer "Correfoc", con la ventaja de poder verlo desde un balconcito privilegiado. Aunque los petardos de cerca me dan muchísimo respeto, reconozco que este Correfoc lo vivo intensamente. El ruido de los tambores cala dentro de mí, y el espectáculo de música y luz con los juguetones "diables" me hipnotiza. Pensaba que Peque se asustaría, pero nada más lejos de la realidad. Se quedó embobado la hora que duró el espectáculo. Después, como colofón a la fiesta, nos lo llevamos a la feria y estuvo saltando en una cama elástica como todo un experto (no me extraña, con la práctica que tiene...).

También he podido dedicar ratos a la lectura, y he devorado "La casa de los espíritus" de Isabel Allende. Le tenía muchas ganas desde hace años, especialmente después de que la mamá de un bebote me dejara un comentario en el blog nombrándolo. No me ha decepcionado nada. Repasar en poco tiempo la existencia de varias generaciones de una misma familia es algo vertiginoso que pone muchas cosas en perspectiva. Y por cierto, hablando de casas con espíritus, ya sé que os debo una entrada...

Yo he vuelto con muchas ganas, quizás porque sé que aún me quedan dos semanas de vacaciones y hay un montón de cosas interesantes que van a ocurrir este otoño (un viaje a Canarias, una desvirtualización, un fin de semana muy especial con mis amigas...). Pero yo siempre vuelvo de mi tiempo de descanso con ganas de hacer cosas. De hecho, creo que tengo una lista de buenas intenciones que supera de calle a las de Año Nuevo (ponerme en serio a mejorar mis nociones de fotografía, aprender a hacer galletas con mi padre...). Supongo que de eso viven los que ingenian los fantásticos cursos por fascículos que ahora inundan los quioscos.

Por último, dos buenísimas noticias. ¿Recordáis a la perrita quemada? Pues este fin de semana el veterinario al que pedí ayuda me envió unas fotos de su evolución ¡y la recuperación ha sido espectacular! No puedo estar más contenta por ella y por su familia, que por cierto, se ha implicado muchísimo haciendo curas diarias en una lesiones que a más de uno le hubieran dado un vahído.

Por otro lado, este blog cumplió un añito el dos de septiembre. Millones de gracias a todos los que lo habéis hecho posible, porque sin vuestra interacción diaria, esto no tendría sentido.