jueves, 16 de agosto de 2012

Siete cosas de la loka antes de las vacaciones

Un título raro merece su explicación, sin duda. Resulta que yo iba a escribir mi post de despedida antes de vacaciones, peeeero, dándome un garbeo por los blogs que leo, he descubierto que me han dado ¡dos premios más! Pos nada, a cumplir con la tradición se ha dicho...

El primero me lo pasa Eva, de Opiniones incorrectas , y luce así de bonito:


                                


Muchas gracias Eva, el número siete me pirra, así que aunque sólo sea por eso, ¡me encanta tener este premio! No hace falta que os lo diga, ¿no? ¡A pasar por el blog de Eva si no lo conocéis todavía!
Como ya podéis intuir, su penitencia es que escriba siete cosas sobre mí...Madre mía, voy a tener que estrujarme bien el cerebro...(¡¡si ya lo sabéis todo!!). Eva y otras blogueras han recurrido a siete imágenes, y la idea me tienta mucho, pero como no puedo usar mi archivo de fotografías por estar en otro ordenador, tendré que tirar de teclado. Allá vamos!

1. No llevo pendientes porque no tengo agujeros en las orejas. ¿Eso lo había dicho ya? Yo creo que no...(ay, madre, lo que voy a sufrir con este premio...). Resulta que cuando le pusieron los pendientes a mi madre de bebé apuntaron muy mal, y de adulta le quedaban casi pegaditos a la cara. Nunca fue coqueta para los abalorios y decidió que de tener una niña, sería ella la que decidiese cuándo perforar alguna parte de su cuerpo. Y no, nunca he tenido la tentación de agujerearme la oreja. Durante la adolescencia llevé alguna vez pendientes de clip, pero ahí quedó la cosa (y cómo duelen los jodíos, por cierto...). Conclusión: tengo una preciosa colección de pendientes que jamás luciré, porque la gente me los ha ido regalando durante mi vida sin fijarse en el curioso detalle...

2. Me encantan mis manos. Creo que son muy bonitas, y es herencia de mi madre. Otras partes de mi cuerpo no son tan bien consideradas por mi quisquillosa mente.

3. Acudí durante dos años a una escuela judía. Fue una casualidad, mis padres decidieron desapuntarme de la escuela que habían elegido por cierta información que les llegó y de pronto se vieron a las puertas de un nuevo curso sin plaza en ningún sitio. Teníamos unos vecinos judíos con los que había muy buena relación y dijeron que quizás yo podría entrar en la escuela de sus hijos. A mis padres les gustó mucho y yo pasé dos cursos estupendos allí. Fue una excelente lección de tolerancia porque no, no soy judía. Y de paso aprendí algo de hebreo. Porque no he sido de hacer chuletas en los exámenes...la de tentaciones que tuve más tarde de elaborarlas usando el alfabeto hebreo, fijo que no me hubieran pillao, jejeje...

4. Releyendo el punto anterior he mencionado las casualidades. Me maravillan las "casualidades", hay algo misterioso y fascinante en ellas.

5. Viví cerca de una década en una casa encantada. Así como suena. Da para un post (o varios), pero entonces sí que pensaríais que estoy loca de verdad. Casi que voy a seguir conservando mi glamour...

6. Me gusta construir maquetas de casas. De pequeña mi padre me compraba en Alemania maquetas de cartón de castillos, palacios...y me entretenía mucho con ello. De mayor, un día se lo comenté a Mr. X y me regaló una maqueta más currada con ladrillos, césped...Construí unas cuantas mansiones, pero eso fue antes de que llegara Peque. Eso sí, una vez hechas no me mola nada coleccionarlas. Por suerte un amigo de Mr. X tiene en su garaje modelos de circuitos de trenes con pueblitos y todo y yo le cedo gustosamente mis creaciones.

7. Esta es mi entrada número 100. No pensé que mi aventura bloguera llegase tan lejos, fíjate tú...

Ahora me queda repartirlo, a siete blogs, como no...Ahí van:

1. Suu de Construyendo una familia
2. Carmen de La Gallina Pintadita
4. Mamá ciruela de Cómo naciste

Me encantará saber siete cositas nuevas de todas ellas (¡a pensar se ha dicho!).

Como he dicho al principio, los premios concedidos han sido dos, porque Yo misma de Tres amores y un millón de aficiones me ha pasado este:


                                          


En este caso, el premio ya lo había recibido hace bien poquito y me libro de hacerlo circular de nuevo, pero quería agradecérselo igualmente a Yo misma. Os recomiendo que visitéis su blog, ¡seguro que os engancha como a mí!
Y ahora sí que sí, a lo que iba desde un principio: ¡mañana es mi último día de currooooo! Qué ganitas tenía ya, por favor...Tendré por delante dieciséis días de disfrute del bueno. Necesito olvidarme de la rutina diaria, dejarme llevar por la inspiración del momento y, sobre todo, disfrutar de los míos. Y eso implica desconexión total de la vida 2.0. Ya sé, ya sé, luego te coge un día tonto, enchufas el ordenador y como quien no quiere la cosa te lees veinte blogs de un tirón...Pero por si las moscas, no os extrañe que no os visite en una temporadita, jejeje...

¡Nos vemos!

lunes, 13 de agosto de 2012

Medallitas

Hoy he descubierto que me han llegado ¡dos premios más! Bueno, en realidad es el mismo, pero como me llega de dos blogueras distintas, vale por dos, jejeje... La verdad es que entre regalitos virtuales y reales, ¡no puedo pedirle más a la blogosfera!

                                       

Por una parte el premio me lo da Carmen, de La Gallina Pintadita. Su blog se me ha hecho indispensable, porque tenemos maneras paralelas de pensar y porque me gusta su desparpajo y sinceridad hablando de las cosas que le motivan. ¡Muchas gracias guapetona! Y por otro lado lo recibo de Desirée, del blog Criando con el corazón. A Desirée la conozco hace poquito, pero intuyo que es una persona tierna, sensible...¡y buena cocinera!. ¡Mil gracias a ti también!

Me hace gracia lo que pone en el premio: "Por anteponer la diversión a la competitividad". Pues sí, digamos que muy competitiva no soy (excepto en los juegos de mesa, que ahí me mola ganar siempre, qué le vamos a hacer...). Tengo que repartir el premio a diez blogs con menos de 200 seguidores (y no, por haberlo recibido dos veces, no lo reparto dos veces, ¡que os veo venir!). Pues hala, como me dais faena, reparto faena. Aquí van mis premiados (y si me repito, como siempre, mis disculpas):

1. Tres amores y un millón de aficiones
2. Mi Cucolinet
3. Yaiza de Peluchín y sus papis
4. Jeza Bel de Vega mi dulce de chocolate
5. Lady Cobijo de En un rincón del mundo
6. Mis mellizos y yo
7. Madre de un bebote
8. Nita de Dimes y diretes
9. Anuda de 9 meses
10. Leia Organa de Crónicas de una padawan


Hoy ando muertita de sueño, todo gracias a la ceremonia de clausura de los Juegos Olímpicos. Me enganché al repaso musical que hicieron y exploté al máximo mi vena nostálgica. Descubrir que canciones como Wonderwall, de Oasis, tienen casi veinte años es algo un poco...¿perturbador? Aunque no tanto como ver el paso del tiempo en Liam Gallagher (lo noté bastante más viejuno de lo que me recordaba). Todavía me sé la letra Wonderwall de memoria...
Como el ambiente en casa era del todo festivo, dejamos a Peque participar del evento hasta tarde. Él iba bailando y jugando con sus cacharros de cocina, y cuando me veía tararear una tonadilla se me quedaba mirando y me preguntaba: "Mami, t'arada?" ("t'agrada?", que en catalán es "¿te gusta?"). Y yo: "Si, Peque, me gusta mucho". Y venga a interrogarme con cada canción. Pero me lo decía muy intrigado con mi respuesta, como si mi opinión fuese poco menos que el Oráculo de Delfos. Y a mí me entraba la risa floja al verlo así.
Por otro lado, a ratillos yo también bailaba un poco y me di cuenta, al ver cómo danzaba la gente del estadio olímpico, que yo parezco de lo más desfasada a su lado. Me hizo pensar en cómo miraba yo hace unos años a mis padres y sus amigos moviendo el esqueleto en las fiestas caseras (es decir, con cierto aire de condescendencia). Mucho me temo, por lo que pude comprobar anoche, que mi técnica de baile se está quedando obsoleta. Menos mal que Peque de eso aún no se da cuenta y todavía cree, además, que lo que yo digo es la madre de todas las verdades. ¡A ver lo que dura!

viernes, 10 de agosto de 2012

Vaya telita y El taller de Mir

Aunque esta semana he estado con los ánimos un poco bajos por la muerte de Rocko, poquito a poco me voy sintiendo mejor. Os agradezco mucho todos vuestros comentarios de apoyo, de verdad. Y no quiero dejar pasar la semana sin hablar de la ilusión que me han hecho los dos regalitos que me han tocado en los sorteos de la blogosfera. Para que veáis las maravillas que he recibido, una imagen vale más que mil palabras.

El lunes me llegó la camiseta de Vaya telita. Me había tocado en el sorteo que hizo Suu, de Construyendo una familia. El paquetito estaba envuelto con mucho mimo. Lo abrí delante de Peque y fue amor a primera vista, quiso ponérsela en ese mismo momento. Como podéis ver, mi modelo particular es del todo solícito con las indicaciones de la menda. Le dije que señalase algo arriba, y bracito al aire para poder ver el dibujo de la camiseta. Muchas gracias chicas, ¡os ha quedado preciosa! Y gracias a Suu por darme la oportunidad de conocer el trabajo de estas artistas, ya les he hecho algún encargo para más adelante...







El segundo sorteo del que he resultado ganadora (¡qué suerte la mía, por cierto!) es el que organizó Carmen, de La Gallina Pintadita, con El taller de Mir. Resulta que Miriam, la diseñadora del Taller, vive en mi ciudad, así que muy amablemente, ayer pasó por la clínica de Mr. X para dejar las pulseritas que me han tocado. Como se ve en la foto, ha cuidado hasta el último detalle haciendo que las ya de por si preciosas pulseritas, luzcan mucho mejor alrededor de su tarjeta de presentación. Ya las llevo puestas, aunque mucho me temo que las hijas de Mr. X me las van a quitar en cuanto las vean y me van a pedir más, jejeje...Mil gracias a Carmen y Miriam por su detallazo.







Y poquito más, que ya se acercan mis ansiadas vacaciones y estoy con el reloj en modo cuenta atrás con muuuchas ganitas. Sólo explicaros que esta semana le he enseñado a Peque a decir secretos a la oreja. Sí, ya sé eso de que "secretos en la oreja es cosa de vieja", pero todo surgió a raíz de intentar que mi pequeño energúmeno aprendiese a hablar unos cuantos miles de decibelios por debajo de su tono habitual...Le dije: "Mira, Peque, has de hablar bajito, como cuando se cuenta un secretito, ¿quieres que te cuente un secretito?". Y él asintió emocionado, de modo que me acerqué a él y le susurré: "Te quierooo muchooo...". Y ahora cada noche, antes de dormir, me cuenta él su secretito: "Teee teroooo muchoooo".

¡Buen finde!

martes, 7 de agosto de 2012

"Coco"

Hay cosas que se quedan grabadas en tu memoria. Yo recuerdo perfectamente una llamada de Mr. X, de hace casi cuatro años. Por aquel entonces él tenía una trabajadora que casualmente era también clienta de mi centro, y que estaba desesperada porque tenía que dar en adopción a su perro, un bóxer de ocho años. Logró encontrar a unos chavales que querían quedárselo, y se lo cedió. Poco después, ella quiso hacer una seguimiento de la adopción, pero los chicos no contestaban al teléfono. Cinco meses más tarde, una protectora se puso en contacto con ella. El perro había estado allí todo ese tiempo porque los chicos lo abandonaron en un container a los pocos días de adoptarlo. Por problemas burocráticos no habían dado antes con su teléfono y no la habían podido localizar. De pronto, se veía otra vez con el problema de buscarle un dueño. Me trajo carteles a la consulta para colgarlos y encontrarle un nuevo hogar. Yo miraba la foto del perrote y pensaba: "¿Y si...?". Pero no me atrevía a acabar de formular la pregunta, porque Mr. X siempre decía que no quería tener un perro en el piso (él siempre ha sido más de gatos, pero es tremendamente alérgico a ellos). Entonces fue cuando recibí la llamada de Mr. X a la que me refería al principio. Y me dijo: "Mira, es que lo he estado pensando, y creo que este perro se merece una segunda oportunidad, ¿no crees?". El corazón me saltaba de felicidad, porque desde que vivíamos juntos yo echaba de menos tener perros (con mis padres teníamos dos), y creo que se decidió a acogerlo por hacerme feliz. Dicho y hecho, esa misma tarde la ex propietaria fue a buscar al animal a la protectora y me lo trajo a la consulta. Cuando lo vi entrar, tan grande, tan animado, tan guapo, no me podía creer que iba a ser nuestro perro. Lo lavamos entre las dos y le compré su camita, sus comederos, etc. Cuando Mr. X nos vino a buscar en coche para llevarlo a casa, el bicho nos miraba con curiosidad y cara de buenazo repanchingao en el asiento trasero.

Aunque tener un perraco de esas características en casa tiene sus inconvenientes (estucado de babas marrones por doquier, pelos hasta en la sopa -literalmente-, tres paseos diarios llueva, nieve o te achicharres bajo el sol...), la recompensa obtenida es infinitamente mayor. Hay mil imágenes que me vienen a la cabeza cuando pienso en él: siestas en el sofá con su cabezota en mi regazo, sus ronquidos por la noche (curiosamente, del todo relajantes para mí), paseos tras las féminas del barrio (mucha castración, pero un cerebro "salido" del todo), las duchas en casa para dejarlo limpio y reluciente (con barrigota de nueve meses incluida), carreras tras las pelotas (no importa el color, el tamaño o la textura, de eso da fe la pelota de tenis que ha tenido alojada en su estómago desde quién sabe cuando -lo descubrimos casualmente haciéndole una radiografía hace años-) y las maniobras de acercamiento nocturnas tras la cena para poder recibir su dosis diaria de mimos.

Cuando explicamos a la gente que Peque venía en camino, algunos nos preguntaron: "¿Y qué haréis con el perro?". Y yo contestaba (medio alucinada): "Pues...¿lo mismo que hasta ahora?". Me hacía una ilusión tremenda que el niño creciese con un perro en casa. Creo que era uno de los mejores regalos que le podíamos ofrecer, y nuestro bóxer estuvo a la altura de las circunstancias en esos momentos. Ni un gruñido, ni un desplante. Lametones curiosos de vez en cuando y juegos cuando Peque ha querido darle marcha. Y fue Peque el que lo bautizó como "Coco", su versión personal de su nombre. Soy consciente de que desde que nació mi niño, no he podido estar con él todo lo que estaba antes, y ni por esas ha mostrado un ápice de celos.

Anteayer "Coco" nos dejó para siempre. Ha sido tan rápido todo que apenas me ha dado tiempo a asimilarlo. Durante la semana ha ido poniéndose malito, mostrando diferentes síntomas, y ayer Mr. X y yo le hicimos varias pruebas que nos revelaron que un tumor bastante grande crecía en su hígado. Ya no quería levantarse, ni comer, había una hemorragia...En fin, que después de sopesarlo, decidimos eutanasiarlo. Decidir algo así nunca es fácil, aunque uno sea veterinario y su razón y conocimientos le digan una cosa, el corazón siempre espera un milagro. Nos llevamos a "Coco" a la clínica de Mr. X y allí le dijimos adiós. Peque estaba con nosotros, pero para él no fue nada traumático, sólo vio que su perrote se quedaba plácidamente dormido. Le dio un besito y se fue dando saltitos a ver a las tortugas. Cuando sea mayor le enseñaré fotos de "Coco", y le explicaré como ese perro que adoptamos pensando que quizás no viviría mucho (por la esperanza de vida de su raza y otros problemillas), nos regaló cuatro años de amor incondicional.

Algunos me han preguntado si adoptaré otro perro. Supongo que sí, algún día, pero de momento necesito elaborar mi duelo y decir adiós a mi perrote.

Va por ti, Rocko, de todo corazón.

miércoles, 1 de agosto de 2012

Mucha teta


Como ya debéis saber de sobras, hoy es el Día Mundial de la Lactancia Materna. Cuando empecé el blog escribí aquí y aquí sobre mi experiencia con la teta. Al empezar a dar el pecho a Peque (exitosamente, por suerte), fue un poco por darme la oportunidad de vivir la experiencia. A priori no me parecía un drama que no pudiese establecer la LM y que tuviese que recurrir a la artificial, pero después de meterme de lleno en el tema y leer blogs y libros apasionantes sobre el asunto, me di cuenta de lo poquísimo que sabía sobre ello y de lo afortunados que éramos Peque y yo de disfrutar tanto de nuestros momentos de amamantamiento. Cuando me entero de que alguna mujer de mi alrededor espera un bebé, le recomiendo de corazón que le dé esa oportunidad a su cuerpo y a su vida y la de su pequeño.

Como no podría ser de otra manera, Peque y yo tenemos un montón de historietas que contar sobre nuestra lactancia, pero hay una que me encanta recordar.

Mi niño, para tocar un poco lo que no suena, decidió de bien pequeñito que odiaba ir en coche. Mira que me habían explicado de bebitos que cuando no podían dormir eran paseados en coche por sus desesperados padres para intentar adormecerlos...Pues con Peque era justo lo contrario, a la que husmeaba que lo íbamos a poner en el coche empezaba a berrear a veinte mil decibelios. Yo me exasperaba, y Mr. X ni te cuento, conducir con esa banda sonora era poco menos que una tortura china de las chungas. Por esa razón, y hasta hace bien poquito, yo siempre tenía que viajar detrás con él para entretenerlo con lo que se me ocurriese (espectáculo de marionetas de dedo, cancionero variado multilingüe, juegos de luces psicodélicos...). Y comencé a ponerle el chupete precisamente por eso, porque era de las poquitas cosas que le calmaba (ahora cualquiera se lo quita, ¡ja!). De biberones e inventos raros de esos, nunca quiso saber nada, así que no eran una opción. El caso es que un día, volviendo de un lugar relativamente lejano, y creyendo (ilusos de nosotros) que haciendo coincidir el viaje con la siesta el pequeño vociferador aguantaría tranquilo, de repente se despertó de su modorra, y al verse atrapado en el Maxi-Cosi infernal, entonó la madre de todas las lloreras. No había quien lo callara, y tras diez minutos de angustia sideral, se me ocurrió intentar darle teta. Me solté el cinturón de seguridad (mal hecho, lo sé, pero si me para un poli en ese momento soy capaz de enviarlo a cagar al campo), saqué mi rebosante ubre de la camiseta, y en un alarde de contorsionismo digno de un fakir, le enchufé la teta en la boca. Y aquí paz y después gloria. En esa pose tan seductora me tiré el resto del camino, y al salir del vehículo no era persona (estuve caminando raro un par de días...), pero mi niño, por una vez, bajó sonriente y feliz del coche, con un churretón de rica leche deslizándose por la boquita...