Mi último post hablaba sobre la muerte de mi madre. Y me he quedado con ganas de explicar algunas cosas…
En mi vida he tenido que enfrentarme varias veces a la muerte. Muchas, y durante un tiempo, esto me obsesionó, no podía hablar de ello, tenía pavor a pensar en la muerte de gente cercana.
Cuando tenía doce años murió mi abuelo. No me dijeron ni que estaba enfermo, y la noticia me dejó desubicada. Quisieron evitarme el dolor de verlo en el hospital, pero a mi me dolió más no poder despedirme de él.
En la escuela, con dieciséis años, una compañera de clase murió en un accidente de tráfico. Hasta entonces, ingenuamente, pensaba que sólo los mayores morían, y la realidad volvió a dejarme aturdida. Durante la adolescencia había sentido mucho interés por las experiencias más allá de la vida, y durante algún tiempo incluso perdí ese temor a la muerte, pero cuando mi compañera falleció todo se volvió oscuro y empecé a considerarlo tabú.
En la facultad pasé por varias experiencias difíciles. Murió una prima mía con veintidós años de un tumor cerebral, y poco tiempo después mi tía enfermó de cáncer de pulmón y murió con treinta y ocho años. Apenas unos días antes que ella, fallecía un chico de mi grupo de amigos por una infección hospitalaria.
Muchas muertes, de mucha gente joven.
Lo que viví con mi madre fue distinto. Estar con ella en el camino, aprender a su lado, aceptar que a veces el final no es el deseado...No sé, pasaron muchas cosas, y la muerte para mí ya no es un tema prohibido. Creo que en nuestra sociedad, por nuestra cultura, no estamos preparados para llevar este proceso. El camino a la muerte es una fase más de la vida. Sólo hablamos de ello cuando nos afecta de cerca, no tratamos la cuestión pensando que así la mantendremos más lejos. Pero eso no ayuda. No nos preparan para la muerte, y sobre todo no nos preparan para asistir a los que queremos en el tránsito a la muerte.
Cuando mi tía enfermó, me recuerdo hablando con un buen amigo de mi madre que es naturópata. Mi tía estaba terminal, y yo aún buscaba un remedio milagroso que la salvase de su destino. Mi amigo me dijo: "A veces, lo importante es aceptar que ya no se puede hacer nada más". Quizás es muy obvio, pero en su momento no quise aceptarlo. Y en vez de acompañar a mi tía en el tránsito, me dediqué a negar el desenlace que se avecinaba y buscar opciones que no existían. Cuando me toque pasar por esto otra vez, cosa que sucederá por ley de vida, espero saber el momento exacto en el que hay que dejar de luchar y aceptar las cosas como vienen.
Leí en uno de los libros que comentaba en mi otro post que hay que tener la valentía de luchar por lo posible, la resignación de aceptar lo irremediable y la sabiduría para diferenciar lo uno de lo otro.
Si algo quiero transmitir, aunque sea complicado a través de las breves líneas de una entrada en un blog, es que no me queda ni rabia ni desazón por todo lo que he vivido. Y mis muertos, me acompañan en el camino.
Ahora espero que pongáis una sonrisa bien grande en vuestra cara (yo ya la tengo desde esta mañana porque Peque se ha levantado con ganas de juerga y risoteo) y paséis unos días fantásticos de relax y jolgorio según os venga de gusto. Yo desaparezco hasta la semana que viene para dedicarme en cuerpo y alma a no hacer nada...(¡lo que mi terremoto me deje, claro!)
¡Buen súper-finde!
A mí nunca he ha dado miedo la muerte aunque, tal vez, sea porque de momento no he vivido ninguna muerte demasiado cercana. No sé si me cambiará el punto de vista cuando me toque más de cerca... De todas formas, es un tema algo cultural. Hay muchas culturas donde los funerales consisten en una fiesta para celebrar la vida de quien ya no está. Un besote.
ResponderEliminarEstoy totalmente de acuerdo contigo. De hecho mi madre mantuvo mi mente abierta a otras culturas que a ella le fascinaban, fui yo la que se cerró durante unos años por temor y angustia. Ahora lo vivo desde otra perspectiva, y es profundamente liberador. Un beso!
EliminarHola Mo. He leído tus últimas dos entradas "de un tirón" y la verdad es que me he quedado un poco impresionada. La muerte es algo que siempre me ha dado miedo, la verdad, aunque el hecho de haberla afrontado en diversas ocasiones (con la muerte de varios familiares) me ha ayudado a reflexionar sobre ella y aceptarla con más naturalidad.
ResponderEliminarMi abuela paterna (a quien yo quería mucho) murió cuando yo estaba embarazada de 1 mes de mi hijo mayor; ella nunca supo que iba a tener su primer bisnieto..y eso siempre me ha apenado un poco. Curiosamente, mi hijo siempre ha tenido una conexión especial con mi padre...
Admiro la valentía y la claridad de tus palabras; sin duda, eres una persona que sabe afrontar las adversidades y ver el lado bueno de la vida.
Un abrazo fuerte
Creo que la muerte nos enseña muchas cosas, y me alegro de que por tu experiencia ahora lo vivas con naturalidad, como creo que debería ser para todos. Entiendo lo que explicas de tu abuela, a mi me pasó lo mismo con mi madre.
EliminarNo sé si hago todo eso que dices, pero por lo menos lo intento, ;)
Besos y abrazos!
A mí la muerte también me acompañó desde muy joven, abuela que muere con cáncer a mis 12 años tras una enfermedad un tanto larga y yo sin poder verla, primer amor que muere en un accidente de coche con 15 años, amigos que mueren en diversos accidentes de coche, etc, etc, etc.
ResponderEliminarLa única muerte a la que temo y a la que no puedo ni pensar porque tiemblo es en la posibilidad que les pasara algo a mis hijos, porque todas esas muertes tenían madres. Fuera de ahí, no me da miedo la muerte
Como madres creo que es imposible no temer a perder nuestros hijos. Una mujer, la madre de mi prima, me enseñó mucho sobre eso, pero esa es otra historia muy larga...
EliminarUn besote.
Yo tengo más miedo a una larga enfermedad y al sufrimiento de alguien cercano que a la muerte en sí. Es algo por lo que padaremos todos, ley de vida vamos. Claro que no me ha tocado enfrentarme a nada tan duro tofavía.
ResponderEliminarQue pases un estupendo fin de semana!!
Besitos
Cuando me enfrento ahora a la enfermedad de personas cercanas, trato de tomármelo todo paso a paso, sin anticipar nada. Cuesta ver sufrir a los que quieres, pero incluso en procesos tan duros, hay momentos para la risa y la felicidad...
EliminarBuenas vacaciones, Trax!
A mi alrededor también ha muerto muchísima gente joven, por lo que desde pequeña estoy familiarizada, pero por muy jóvenes y cercanos que sean, pasan siempre a segundo plano cuando llega la muerte de un padre. Eso sí que es doloroso. Sin contar, claro está, perder a un hijo, un hermano ó un cónyuge.
ResponderEliminarBesitos y feliz finde!!!
Hay muertes que marcan mucho más, desde luego. La de mi madre fue la muerte que más sentí (en el sentido más amplio de la palabra), porque mi vida estaba absolutamente unida a la suya, pero también su esencia es la que más me acompaña, de una forma constante. Siempre conmigo.
EliminarFeliz finde!
Te dejo un premio en mi blog. Hazlo tuyo cuando quieras.
ResponderEliminarUn beso
http://www.lagallinapintadita.com/2012/04/nuestro-cuarto-premio-gracias-por-tu.html
Muchas gracias!!! Ahora mismito me voy pa verlo! Muas!
EliminarSe me pasó comentarte, pero te entiendo. Creo que con nuestras edades todos hemos perdido ha muchos seres queridos y creo que no estamos preparados, por norma general, para aceptarlo y para acompañarlos en ese proceso. Es duro y doloroso.
ResponderEliminarOtro beso
A mí me ha costado lo mío aprender a verlo con otros ojos, y de todas formas, nadie te quita la tristeza de decir adiós a quien quieres, pero espero poder afrontar estos trances de la mejor manera posible para el que se va y para los que se quedan. Besotes.
EliminarMe ha encantado esta entrada y la frase que has recogido del libro.
ResponderEliminarPues me alegro mucho, de verdad. Besotes!
EliminarAy Mo...como he estado fuera he leído hoy la entrada de tu mami....y me ha dejado con un nudo en la garganta...tiene que ser difícil, muy difícil!
ResponderEliminarYo no tenía miedo a la muerte hasta que nació Vega, ahora pienso que me encantaría verla crecer, conocer su primer amor, sus fracasos, sus triunfos...y sí que me da miedo que pase algo y me pierda parte de su vida...
Como tú dices, vamos a poner una sonrisa en nuestra boca...que la vida son dos días y hay que intentar pasarlos lo mejor que podamos!
Besotes
Fue difícil, pero me gusta recordar todos lo buenos momentos que pasé junto a ella, incluso en ese duro camino.
EliminarBesitos y espero que hayas pasado unos días estupendos!
Me ha encantado tu entrada... me has recordado a Clara en la Casa de los Espíritus....hablando con tanta sabiduría...... Me deja buen sabor de boca tu entrada
ResponderEliminar¿Si? No he leido el libro, sólo he visto la película y no recuerdo los detalles. Intentaré leerme el libro, porque me he quedado con la intriga, jejeje...Lo de la sabiduría me sonroja, no creo que llegue a tanto, pero me encanta que te quedes con ese buen sabor de boca. Un besote!
EliminarHey Mo, no tienes una dirección de correo por ningún lado! (por lo de las fotos del bando, ya sabes ;-)
ResponderEliminarTe he enviado un correo!
EliminarHe leido esta entrada y la anterior seguidas. Menos mal. Porque esta última me deja mejor sabor de boca. Tus palabras me han llegado. Es muy cierto lo que dices sobre la muerte Mo. Y que dificil debe ser encontrar esa sabiduría que nos haga distinguir...
ResponderEliminarUn abrazo enorme, guapa.
Gracias por tus palabras guapísima, y me alegro mucho de que te haya gustado la entrada. Un besote.
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