jueves, 15 de noviembre de 2012

Aventuras en el zoo: ¿Quién dijo miedo?


Cuando llevaba cosa de un mes es Nueva Orleans los telediarios empezaron a informar de que un huracán de fuerza cinco (es decir, de la máxima categoría), se acercaba por el Atlántico. Yo veía a la gente relativamente tranquila, y eso me ayudaba a no caer en la paranoia, pero en el fondo me sentía inquieta. Por lo visto, se esperaba que antes de llegar a la costa el huracán virase hacia Florida evitando un problema de los gordos. Quedaban unos cinco días para que la cosa se decidiese y aún había tiempo para evacuar la población si era necesario. El Dr. B me explicó que la ciudad estaba construida a unos tres metros por debajo del nivel del mar (razón por la cual los muertos no pueden ser enterrados y por la que tienen unos cementerios llenos de criptas majestuosas que son visitadas por miles de turistas), con lo que si un huracán entraba por el río, arrasaría la ciudad...Al existir únicamente dos carreteras de salida, en caso de tener que abandonar la urbe se debía hacer con dos días de antelación, por eso era importante estar pendiente de las noticias. La hermana de mi casera vivía en Pensacola, Florida, y era un fanática del tiempo, enganchada al canal meteorológico las 24 horas del día. Ella nos iba a avisar si las cosas se ponían feas y nos iríamos a su casa. El Dr. B, amante de las anécdotas truculentas, me relató que unos años antes, un loco con ganas de experimentar lo que se sentía al estar en medio de un huracán, se ató a un puente con cadenas cuando todo el mundo se atrincheraba en sus casas. El huracán, en aquella ocasión, era de mucha menor intensidad que el que se nos venía encima, pero del pobre hombre no encontraron ni rastro...Por fortuna, no tuvimos que evacuar la ciudad. El huracán viró y llegó como tormenta tropical a Florida. Cuando dos años después el Katrina destrozó Nueva Orleans sentí una pena enorme...

Un día, mientras trabajábamos en el hospital veterinario, recibimos una llamada para auxiliar a un perro que había sido atropellado muy cerca de allí. El Dr. B me explicó que en Lousiana existe la Ley del Buen Samaritano. Se tuvo que inventar esta treta legal para ofrecer protección a los médicos, veterinarios, etc. que ayudaban a alguien fuera de su lugar de trabajo. Como los norteamericanos son tan fanáticos de pasar por los juzgados, cuando una persona era auxiliada en público por un médico y la cosa al final no iba bien, el doctor se ganaba una demanda millonaria. Consecuencia: los sanitarios dejaron de asistir a la gente fuera de su consulta por temor a ser denunciados. A raíz de esa situación se creó la Ley del Buen Samaritano. Si uno actúa amparándose en esta ley evita meterse en problemas. Lamentablemente, en el caso de este perrito, poco pudimos hacer por él.

Pero vayamos a la chicha de mi historia, las hazañas animalescas. Periódicamente teníamos que revisar los tapires. ¿Tenéis en mente a un tapir? Os presento a uno:



                                                      Imagen de la wikipedia

Como siempre, el Dr. B me advirtió de que los tapires pueden resultar muy peligrosos, bla bla bla...A esas alturas ya me había dado cuenta de que el hombre disfrutaba metiéndome el miedo en el cuerpo. Por suerte, la colección de tapires del zoo estaba formada por individuos de lo más pacíficos. En su instalación tenían un lago enorme y se pasaban todo el día a remojo. Llegamos con nuestros bártulos y la cuidadora comenzó a silbar. Poco a poco una cabezota enorme emergió del agua y a un ritmo del palo "vengo, pero sin prisas, chata", se nos fue acercando un precioso espécimen mientras respondía a la llamada de la cuidadora con otro silbido. Una vez a nuestro lado se echó al suelo esperando que lo acariciásemos. Así lo mantenían quieto para poder explorarlo (e incluso le sacaban sangre, un santo el pobre bicho). Cuando acabamos de examinar al primer animal, la cuidadora me pidió que le diese un plátano lejos de los demás para que no molestase y chino chano me lo llevé al quinto pino. Le di su premio y durante los siguientes veinte minutos se dedicó a perseguirme en busca de una segunda golosina. Yo iba dando vueltas como una peonza por todo el recinto, y lo de "¡Va, vete al agua, a nadar, venga!", no sirvió más que para que los que me veían se cachondeasen de mí a gusto. Al final la Dra. E me llamó para enseñarme un par de cosas y mientras hablaba con ella mi nuevo amigo se acercó sigilosamente y trató de pegarle un bocado a mi coleta para ver si dentro escondía alguna banana. Menudo susto me pegué...(aunque salí ilesa, que lo hizo con mucho cariño).

Una de esas mañanas, al llegar a mi puesto de trabajo y leer la orden del día, vi que nuestra primera tarea consistía en tratar una mamba por una lesión mandibular. ¿Mamba? Pues no me sonaba...Me fui a la sala de tratamientos y me encontré al personal de reptiles que justo en ese momento entraba cargado de tres cajas de suero antiveneno. Mal rolloooo....(no me llegué a acostumbrar a lo de trabajar con animales letales). Mi amiga la mamba, mamba verde para más señas:




                                                       Wikipedia again


Aunque la mamba negra es más chunga, la verde no se queda atrás. Una gota de su veneno te asegura una muerte lenta y dolorosa. Esa mañana repasé mis conocimientos sobre ponzoñas varias. Las serpientes de cascabel suelen tener hemotoxinas, substancias que comprometen la circulación venosa de forma que la extremidad afectada por la mordedura se gangrena rápidamente (aparte de matar a la víctima). El Dr. B (como no) me relató que unos años antes, una cuidadora fue mordida en el dedo por una serpiente de cascabel y necesitaron usar veinticinco dosis de suero antiofídico, las reservas de toda la ciudad. Pero no se queda ahí el tema...para evitar las lesiones asociadas al veneno hay que hacer fasciotomías, es decir, cortes en profundidad a lo largo de la zona afectada. La pobre chica necesitó tres. Y no busquéis la palabra fasciotomía en Google, que da mucha, pero que mucha grima (el Dr. B se encargó de dejarme un librito ilustrado para que no se me ocurriese hacer tonterías delante de ninguna serpiente). A diferencia de las cascabel, la mamba segrega neurotoxinas, y la muerte se produce tras episodios de dolor, convulsiones y parálisis. Bueno, bien, informada estaba. Acojonada, también. Sacaron a la bicha de su urnita y con mucha maestría y sangre fría, los cuidadores lograron meterla en un tubito de metacrilato. Yo, con mucha calma me incrusté cómodamente en la pared del fondo y no salí de ahí hasta que el Dr. B me llamó. La serpiente estaba anestesiada (a través del tubito) y una vez mi jefe la hubo explorado me pidió que le pusiese suero y antibiótico. Como hasta ese momento no había abierto la boca solté un: "¿Yoooo?" que salió ronco de las profundidades de mi ser. El Dr. B asintió complacido y tras tragar saliva y encomendarme a mi ángel de la guarda cumplí con mi cometido.

Siguiendo con la temática, "los peligros de currar en un zoo", el Dr. B esa misma tarde dio una conferencia para el personal de seguridad y de las tiendas turísticas del recinto para reciclarse en los protocolos de actuación ante eventuales fugas de animales, etc. En cierta ocasión se había escapado un alce al que se le disparó un dardo anestésico. El chico al que se le había escapado, desoyendo al Dr. B, se acercó mucho al animal, y eso fue peligroso por dos motivos. Por una parte, porque el alce podía embestirlo, pero es que además de eso, la sustancia usada en el dardo (carfentanilo) es un opioide tremendamente potente, miles de veces más fuerte que la morfina y se absorbe a través de la piel, con lo que el contacto con una simple gota puede ser letal. De esas y otras lindezas versó el seminario.

Para relajarme tras unos días tan adrenalínicos, el Dr. B me dijo que me llevaría de excursión. Le encantaba ir a los pantanos de paseo al atardecer, en una barquita. ¿Para qué? Pues para ejercer su deporte favorito, acojonar un rato al personal. En una ocasión se llevó de paseo a una veterinaria sevillana. La chica iba remando y no paraba de darle toquecitos a lo que pensó eran troncos. Partiéndose la caja, el Dr. B le dijo: "¡No son árboles, mujer!". ¿Adivináis?




                                                           Wiki, of course


Ni que decir tiene que no se me ocurrió irme de juega nocturna a los pantanos...


38 comentarios:

  1. Qué repelús con las serpientes...y como no soy morbosa, en cuanto termine de comentarte me paso por google para ver lo que es una fasciotomía...¿qué no?...hoy me parece ¿que no? ceno :P

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    1. O.O te tenía que haber hecho caso...glubs.

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    2. Pero mira que te he avisado, mujé!!! ;)
      Es que yo lo busqué mientras escribía y me qué como tú O.O...´
      Besotes!

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  2. Jajaja yo nunca vi un tapir en persona, pero me gustaría mucho xD
    Buscar fasciotomía en Google debería sumar 3 créditos en Medicina!!!

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    1. Pues seguro que te gustarían, era unos animales preciosos, y muy cariñosos!
      Completamente de acuerdo contigo en lo de la fasciotomía, chungui, chungui...
      Muas!

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  3. Maaamita, qué acojono, no me jorivies...no voy a buscarlo...claro y te lo crees, luego me cago en tí, va? Jajaja. Un besote!

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    1. Zorra. No te digo más, te dedico esta noche a tí...aaaaaaahhhhh, pero por qué cuelgan esas fotos!

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    2. Jaaaaajajajajajajajaja! Aix, qué risa Madi! Te lo juro, me parto con tu comentario! Jajajajaja!
      Un poco zorra sí que soy, no te lo niego ;)
      Muuuuas!
      PS: Espero que hayas podido dormir bien!!

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  4. Pues yo paso de buscarlo, que acabo de cenar y no son horas, jaja
    Me encantan tus aventuras en N.O.
    Vaya cague con lamamba y que majete el tapir!
    Besotes

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    1. Lo que te pierdes...jejeje! El tapir era un encanto, eso de que bicho tan grandotes se dejen acariciar así me encanta!
      Besotes!

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  5. Los del zoo de madrid también eran un encanto (los tapires). Estuvimos como dos mes curándole a uno un absceso, y se quedaba ahí tan tranquilo, mientras nosotros frotábamos y metíamos jeringuillas y jeringuillas de clorhexidina. Un amor.
    Menos mal que nosotros no llevábamos la zona de reptiles del zoo. Me dan los siete males, me gusta verlos, pero sólo a través de un cristal.
    Un beso!

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    1. Ohhh, desde luego el Dr. B disfrutaba diciéndome que todos lo bichos eran chungas, porque los pobres tapires eran un cielo! Y si los tuyos también lo eran es que deben ser así! (claro que cabreados y en medio de la jungla igual no lo parecen, jejeje...).
      A mi los réptiles no me desagradan, pero las serpientes venenosas me dan mucho respeto.
      Muas!

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  6. Creo que veo demasiado Anatomía de Grey, no he necesitado buscar la fasciotomía para saber lo que era :-P

    El Doctor B. era como un medicamento antiestres, no?

    Besos!

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    1. El Dr. B es un encanto, todo lo dice entre risas y de buen humor. Mantenemos el contacto y es mi veterinario favorito del mundo mundial ;)
      Besotes!

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  7. Me encantan leer tus anécdotas de animales. Como a mi peque le gustan tanto, por aquí tenemos una buena colección, entre ellos serpientes y cocodrilos...eso sí, menos mal que son de plástico, ja ja.
    Besos

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    1. Jejeje, de plástico son más manejables, doy fe! ;)
      Besos!

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  8. Jo, ya me has intrigado con lo de la fasciotomía, menos mal que tengo al lado a mi costi que es de estómago delicado y me voy a cortar un pelo, así lo mismo me abstengo de las pesadillas ;-b.
    Un besazo!

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    1. Pues sí, compórtate delante de tu marido, no sea que se nos maree!
      Muas!

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  9. El Dr. B es la caña! Madre mía!
    Creo que más de una va a tener pesadillas con esta entrada, yo por lo menos, no puedo con las serpientes! Aggggg!
    Que valiente!

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    1. Jajajaja! Espero que no durmáis intranquilas o nadie volverá a leerme temiendo los efectos secundarios!!!
      Como Mr. X está especializado en reptiles he tenido que acostumbrarme a los bichos con escamas, jejeje...
      Besitos!

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  10. Bárbara - Y entonces llegó el caos16 de noviembre de 2012, 10:16

    Jo, bueno, no me canso de decirte la envidia que me das... con lo que me gustan a mí los bichejos!!
    Aunque la verdad que lo de la serpiente acojona bastante...
    Un besillo maja, que tengáis buen fin de semana!

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    1. Realmente currar en un zoo puede ser bastante peligroso, no sé si me llegaría a acostumbrar a tanto riesgo continuo...bah, seguro que sí! ;)
      Buen finde!!

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  11. Nos tienes enganchandísimas!! ahora los domingos, en vez de peli, mantita y palomitas, serán mantita, palomitas y blog de Mo!!! He buscado fasciotomía en Google (errooooooor). Qué miedo la serpiente, aunque tiene nombre de baile del verano :)
    Besitos y hasta esta nocheeee!!!!!! (estaba deseando decirlo) :))))

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    1. Habéis picado con lo de la búsqueda, eh??? (falta que alguien te diga que no hagas algo para lanzarte a hacerlo, si es que...).
      Pues no me quedan muchos capítulos del zoo! Ohhhh!
      Hasta esta noche!!!!
      Muas!

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  12. Madre mia!! que aventuras!
    Parece de pelicula!!

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    1. Venga, va, que hagan un peli y pongan una tía bien buenorra haciendo de mí! Jajajajaja!
      Besotes!

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  13. Después de este post, el anterior de tus aventuras en el zoo es para niños. Ostrás! De todas maneras, todos deberíamos tener un Dr. B en nuestras vidas que nos alertara de los peligros, aunque sea a base de acojonar.

    Oye, enhorabuena. Me encantan estos posts.
    Besos!

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    1. Muchas gracias Cristina, me alegro de que te gusten!
      Y estoy contigo, todos necesitamos un Dr. B en nuestras vidas, jejeje...
      Muas!

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  14. Pues yo sí he buscado lo de la fasciotomía... La verdad es que no me ha dado tanta grima. Mientras no sean temas escatológicos, lo demás lo llevo bastante bien.

    Tenías que haberle dado otro plátano a tu amigo el tapir, por salado!!!

    Los alligators tienen que dar mucho yuyu. El doctorcito era un cachondo, por lo que veo. Jajaja. Besotes!!!!

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    1. Jo, pues a mí lo de la fasciotomía me da muuuuuucha grima!!! Eres una doctora en potencia!!
      Los cocodrilos acojonan mucho, ya contaré una de esos bichines...
      Besotes!

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  15. Pues yo no lo voy a buscar.... soy una floja para imagenes de ese estilo.
    Me encantan tus hitorias... Independientemente de los animales que te tocaban cada dia... la compañia del doctor B es de lo mas divertida...

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    1. Mejor que no, Irene, que de verdad que son imágenes un poco chunguis...
      Me alegro mucho de que te gusten! El Dr. B es un hombre muy divertido, sabe vivir la vida ;)
      Muas!

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  16. Un recuerdo muy vivo que tengo sobre mi estancia en Estados Unidos es el de la fiabilidad total de las previsiones meteorológicas. Eran infalibles
    Por cierto, tengo una foto al lado de uno de esos "árboles" en Miami. Un rato después vino un guardia a decirnos que estábamos demasiado cerca. Todavía hoy lo recuerdo y me pregunto en qué estaría yo pensando...
    Besos

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    1. Es que eso tiene muuuuucho peligro, my friend! Menos mal que os hicieron recapacitar!
      Besotes!

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  17. A mi las serpientes me dan mucho yuyu. Pesadillas de la infancia. No puedo con ellas. Eres una valiente!

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    1. Hay mucha gente que les tiene fobia...a mí nunca me han dado repelús (o ya no lo recuerdo, jejeje...).
      Muas!

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  18. Jaaaaa! Ya te he contado que mi sueño de toda la vida ha sido trabajar en un zoo, no?

    a mí me ha tocado hacer censos de caimanes de noche! pero creo que cuando pasé más miedo fue cuando encontramos huellas de jaguar cerca de un campamento en que solo estábamos dos chicas... brrrr!

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    1. A mí también me hacía una ilusión tremenda, fue toda una experiencia!!
      Qué diceeees! Qué yuyu! Esas aventuras las tienes que explicar!!!
      Besotes!

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