jueves, 26 de septiembre de 2013
Cicatrices
Un día, hace poco, leyendo un tanto distraída, me fijé en una pequeña señal que tengo en el dedo índice izquierdo. Es apenas visible, pero observar esa leve línea blancuzca me llevó directamente a un momento que queda ya lejano. Pensando en mi trocito de piel marcado me di cuenta de que con las cicatrices me pasa lo mismo que con los aromas, que viajo en el tiempo y recuerdo con muchísima claridad una fotografía antigua de mi vida.
Volviendo a mi índice, ese corte me lo hice hace como veinte años, en una excursión al norte con mis amigos. Ellos eran muy de ese rollo (montaña, tiendas de campaña y sacos de dormir), yo bastante menos. Pero me apunté a la salida. Decidimos, no sé por qué razón, hacer una especie de "amigo invisible" durante el fin de semana y regalarnos mutuamente algo que hubiésemos recogido o hecho nosotros mismos. A mí me dio por emular a algún escultor renacentista y traté de tallar un pequeño tronco para que pareciese algo así como un hombrecito. Me senté en una roca y antes de darme cuenta la navaja que estaba usando salió disparada y me rebané el dedo. No fue un gran corte, pero sí aparatoso, y sangraba mucho. La señal, ahí ha quedado, me recuerda de forma perpetua que el manejo de utensilios afilados no es mi fuerte.
Si hago inventario de mis cicatrices, las manos han sido las que han quedado más mal paradas. Sobre todo mi pobre dedo meñique derecho. Y encima, las dos magulladuras que lo lastimaron las recibió con pocos días de diferencia. La primera fue un regalo de una gata despertándose de la anestesia. No le sentó muy bien que digamos y lo pagó con la yema de mi dedito...Hincó su zarpa como un anzuelo y literalmente la destripó. Suerte que mi amiga T (con la que trabajaba ese día) me curó, porque yo andaba hipotensa y medio espachurrada por el suelo de la impresión. Como recuerdo de ese día, una fina frontera divide mi meñique en meñique del este y meñique del oeste (pero ambos cachos se llevan muy bien). La segunda herida me la hice apenas unos días más tarde trasteando con un ordenador. Intenté encajar una pieza con la "suerte" de tropezar en mi camino con un saliente metálico que le pegó un bocado a mi convaleciente meñique. Dolió más lo del gato.
Por proximidad, mi siguiente cicatriz es la que tengo en el brazo derecho. Recuerdo a la perfección el instante. Era San Juan y yo jugaba con una bengala en la terraza de mi casa con mi abuela y mi tío. Debía tener como cinco años. Mi tío hizo una llave de judo de coña, la bengala voló, fue a topar con mi brazo y en un plis fundió mi epidermis. Al quitar la bengala, una tirita de piel se fue con ella, y así quedó la señal. Desde entonces las bengalas me parecen de todo menos inocentes.
Siguiendo el recorrido, llegamos a las cicatrices de mis piernas. Hay dos tríos de ellas en ambas rodillas que como minúsculos triángulos de las Bermudas bordean las zonas de mis pasadas artroscopias (hechas para corregir esos defectos de fábrica que llevo de serie).
La penúltima cicatriz es de las que más grima me dio. Cumplía diecisiete años y vinieron unos familiares a cenar a casa. Fui a buscar una botella de agua con gas a la despensa y al sacarla de la caja golpeó suavemente otra botella. Y explotó. Me quedé con el tapón en la mano y la seguridad absoluta de que me había cortado sin saber dónde. Repasé mi ropa angustiada hasta dar con un orificio en la pernera derecha. La noche acabó en el servicio de urgencias de un hospital y con una doctora con muy mala leche que empezó a suturar cuando la enfermera aún me estaba inyectando la anestesia local...
La última cicatriz es la más reciente y la única que aún me duele según la época. Es la de la episiotomía. La que se llevó más puntos. Y la que, a pesar de todo, recuerdo con más cariño...
¡Feliz jueves!
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Yo tengo cientos, porque vivía en el campo y me encantaba subirme a los árboles, y como es lógico, o no tan lógico pero bueno..., me caía de vez en cuando. Pero la que recuerdo y de la que tengo todavía la marca en mi espalda no fue al caerme de un arbol. Escalando un pequeño muro me falló un apoyo y al caer de espaldas lo hice sobre una grade de pinchos. Uno se clavó en mi espalda, poco, afortunadamente un hueso ayudó a que no profundizase mucho. Yo era un niño. No dije nada. Estuve como dos o tres semanas disimulando lo que me dolía para que nadie se enterase. Nadie se enteró, pero la marca continúa ahí.
ResponderEliminarSupongo que las cicatrices también dicen mucho de nuestra afición por la aventura...
EliminarQué susto lo del pincho...yo hubiese sido incapaz de callarme algo así!
Un beso!
A mi nunca me han dado puntos, pero cicatrices si que tengo una barbaridad, recuerdo de mi falta de habilidad en el uso de las dos piernas a la vez ;b Es curioso, a mi los aromas también me despiertan muchísimos recuerdos.
ResponderEliminarUn besazo enorme, reina!
Mejor que te hayas ahorrado puntos!! Yo a lo tonto ya llevo unos cuantos...
EliminarLo de los aromas tiene explicación científica y todo! Ahora no la recuerdo con exactitud, pero tiene que ver con que la información que nos llega a través de los olores va directa a un área del cerebro que procesa las emociones...Más o menos, jajajajaja!
Muuuas!
Uy me has hecho hacer recuento de mis cicatrices... La verdad es que vamos acumulando un montón, a ver si tardamos muchisimo tiempo en hacernos más. Un beso
ResponderEliminarEso, no tengo ninguna intención de añadir más! ;)
EliminarBesotes!
Hoy estamos todas inventariando nuestras cicatrices, jeje. Yo no tengo muchas, he sido una niña muy buena, jeje. Aunque ahora que me pongo a contar, tengo más de las que pensaba!
ResponderEliminarLos aromas sí que me transportan a historias pasadas, y me encanta!
Un besote
Yo también he sido muy buena, pero mira, ya llevo unas cuantas!!
EliminarLo de los olores es mágico...
Muas!
Anda que tu amigo invisible ya te lo pudo agradecer bien!!! Me ha dado cosita el último párrafo, me pillas sensiblona hoy.
ResponderEliminarUn besito grande.
Si te digo la verdad no recuerdo demasiado bien a quién le hice el regalo, jejejeje...
EliminarEspero que el abrazo cósmico que te estoy enviando te haga sentir reconfortada.
Besotes preciosa!
Yo he debido ser una niña exageradamente buena... porque no tengo ninguna cicatriz en el cuerpo mas que la de apendicitis y la del primer parto... menuda infancia más aburrida he tenido!!! je,je... Tampoco me he roto nunca ningún hueso... en cambio mis niñas llevan un buen historial....
ResponderEliminarYo era buena...pero torpe! Jajajajaja!
EliminarMuas!
Ahhhhh. Lo del gato y lo de la botella me ha matado... Yo tengo dos en la mano derecha fruto de una caída tonta en la acera cuando era pequeña y otra en la pierna izquierda porque se me cayó encima la puerta de un armario. Y creo que ya. ¿Las del alma cuentan? (qué profunda...). Besotes!!!!
ResponderEliminarQué pupa lo del armario!!!
EliminarEn las del alma también había pensado, no te creas, jajajaja!
Besotes!
Jo, pues yo tengo un montón... lo que hace ser veterinaria, supongo, y tener fama de que se me dan bien los "animales difíciles"... tres mordiscos, bastantes arañazos, y el peor... un cabezazo de un boxer en la tibia, que casi me la rompe. Y eso que lo hizo con toda su ilusión, que sólo quería saludar...
ResponderEliminarUna quemadura de cigarrillo en un pecho, gracias a una idiota de una piscina pública que me dio una percha con un cigarrillo encendido en la mano.
Y un montón de acné, por todas partes, circulitos, sobre todo por los hombros y espalda, pero también por el pecho, y uno enorme en la tripa, que me salió cuando empecé con la dieta sin gluten y mi cuerpo comenzó a liberarse (a lo bestia...) de todas las toxinas acumuladas.
Un trocito de dedo me lo rebané con un pelapatatas.
Otra raja de abrir con la mano una ampolla de primperán...
¿soy un poco pupas o me lo parece a mí?
y esos sin contar con las miles que curaron sin dejar cicatriz, sobre todo en las rodillas, de hacer el cabra de pequeña, en árboles, peñas y bicis.
Un beso!
Yo con los pacientes he tenido bastante suerte...(excepto con el que me tuneó el meñique...).
EliminarQué putada lo del cigarrillo!
Y la de veces que he pensado que me cortaría con las ampollas de medicamentos...Cruzo los dedos!!!
Muas!
Pobre, ni que hubieras ido a la guerra, madre mía. Yo también tengo varias y todas ellas absurdas. Una en el dedo corazón de la mano derecha que cuando la enseño parece que estoy haciendo una peineta en condiciones, fue abriendo una lata de atún sin abrelatas, se me clavó la tapa y se me llevó un trocito de carne que se ha regenerado cual esponja. Tengo otra en la muñeca que bien parece que intenté cortarme las venas, pero fue montando en bicicleta, no se como me rajé con el cambio de marchas y ahí está. Y otra está en la cara interna del tobillo derecho, es la típica quemadura con el tubo de escape de una moto, que se me infectó porque a los días de quemarme me fui a hacer el Camino de Santiago, con el polvo y el roce se me puso feísima y aún deben recordar en en albergue los gritos que di lavándomela con agua y jabón por recomendación de un médico peregrino.
ResponderEliminarArañazos de gato ni los cuento.
Ahí están, recordándome anécdotas de mi vida.
Madre mía, me ha dolido hasta a mí imaginarme las curas de la quemadura!!!
EliminarHa sido divertido rememorar mis cicatrices...y me está encantando que compartáis las vuestras. :)
Besotes!
Uy qué dolor lo del gato, lo de la botella, lo del amigo invisible...!! yo no tengo muchas y las que tengo están disimuladas (una pequeña operación en el cuello por detrás y que no se ve con los pelos) y poca cosa más pero si no tienes una cosa tienes otras, así que como por fuera no tengo muchas, me llevé unas cuantas por dentro...pero las del alma no contaban, no?
ResponderEliminarBesos
Las del alma también cuentan, desde luego, que no se ven pero pican mucho más! :)
EliminarMuas!
Yo tengo alguna chiquitita de cortes sin necesidad de puntos y tres que necesitaron puntos. Una en la barbilla tras caerme con tres añitos y abrirme la barbilla con un escalón.... Una de 16 puntos en la zona de la rabadilla (más bien culo directamente) de un quiste pilonidal que me extirparon y la última y más reciente la de mi cesárea... Que parece una amplia sonrisa en mis partes bajas y que si bien me fastidió que el parto fuera por cesárea si que me cae simpática la cicatriz-sonrisa y en cuesta creer que mi niña saliera por ahí!!!
ResponderEliminarBesos mil!!!!
Jejeje, me gusta la cicatriz-sonrisa!
EliminarBesotes!
A mi me dura una desde prescolar... una compañera me clavó las uñas, y una de ellas sigue marcada.... La más curiosa, la de la lengua, ese día que me clavé el clavo... Luego me preguntan que porqué me puse un piercing!
ResponderEliminarLo de la gata me ha dolido hasta a mi.
Besos sister!
Ay sister, es que lo del clavoooo, ayayayayayyyy! Lo dejamos en un empate con el zarpazo felino, jajajajaja!
EliminarMuas!
Uy Mo, jolín con la botella!!! Qué traicionera!!
ResponderEliminarYo también tengo un arañazo de un gato en la mano derecha, de pequeña me iba derecha a cualquier bicho que veía y parece que yo a ellos no les caía tan bien :). Las rodillas seguro que las tengo peor que tú, son todas ellas una cicatriz, me hice una carrera a lo Carl Lewis antes de la comunión que me las dejó hechas una pena...
En fin, eso demuestra lo que somos, no? jajaja. Un besazo guapísima, que vaya genial el fin de semana!!!
Yo de pequeña también me dejaba las rodillas peladas cada dos por tres...pero no debía ser gran cosa porque de eso no me han quedado marcas...:)
EliminarBesotes!
Uy pero hija que mala suerte hemos tenido y digo hemos porque yo tengo unas cuantas que marcan mis aventuras de pequeña y no tan pequeña y coincido contigo, en mi caso mis dos últimas mis episotomías muy dolorosas pero que han sido las "mejores".
ResponderEliminarUn besazo y feliz fin de semana.
Las episios no dejan de estar relacionadas con un momento único en nuestras vidas...;)
EliminarMuas!
uff, pues mejor no contar, tengo tres bastante grandes y muy visibles de un accidente y el resto de pequeñas batallas... jjaja como buen guerrero la piel la llevamos bien marcada!
ResponderEliminarEs increíble el poder de los olores para tirar de recuerdos!
besotes
Uix, siento lo del accidente guapetona...
EliminarPero sí, son heridas de guerra, verdad?
Besotes!
Tengo un tío hipocondriaco que se negaba a llevarme ni un día de excursión sin mis padres porque siempre acababa con sangre en algún lugar inesperado! Bsss
ResponderEliminarJajaja! Pobre tío, debía estar traumatizado! ;)
EliminarMuuuas!
Yo la mas rara y la mas dolorosa en la lengua, con 4 años jugando con un primo, lesaque la lengua por la rendija de la puerta y la abrió...4 puntos sin anestesia, me acuerdo me cubrieron con una sabana quirúrgica con un agujero y me ataron....Que dolor!
ResponderEliminarJoder!!! Perdona por el taco, pero me lo imagino y me duele mucho, mucho!! Jo...
EliminarUn beso!
Ainnsss... que dolor!!! Yo solo conservo una cicatriz en la ceja izquierda, apenas perceptible, de un accidente de coche... Y aunque fuí muy trasto de peque, no quedan rastros... ji!
ResponderEliminarMenos mal que fue poca cosa lo del accidente...Veo que no hay relación entre ser un bicho y las cicatrices, porque yo era buenísima y llevo un montón, jajajaja!
EliminarMuas!
Hola! primero te digo que me a dolido a mi todos estos episodios! yo la verdad es que no tengo cicatrices ni accidentes! pero quien me preocupa con el tema de las cicatrices es mi bebe, porque a el todo le queda marcado ya que tiene una piel delicadisima. y es bastante preocupante... de echo tengo que ponerle una vacuna por la peste porque si le da quedaria todo marcado. es una pena realmente.
ResponderEliminarbesitos y abrazos
http://flashlovee.blogspot.com/
Jolines...supongo que con la edad poco a poco su piel se hará más resistente y ya no le quedarán esas marcas...Esperemos!
EliminarUn besote!
Las cicatrices son marcas de vida. Por lo que veo tu has vivido bien!!!. Yo tengo unas cuantas pero ninguna grave.... Pero no cantó yo muy alto vaya q....jajaj
ResponderEliminarBesos!!
Si, mejor tocamos madera, jajajajaja!
EliminarMuas!