jueves, 12 de junio de 2014

Una de parques


Ayer Peque y yo estábamos de subidón, y como unos Magallanes de los parques urbanos decidimos explorar un territorio ignoto. Nos había llegado el chivatazo (vía abuela) de que cerca del cole de mi churumbel inauguraban una nueva área de recreo, y a pesar del solano de las cuatro y pico de la tarde, nos encaminamos jubilosos a nuestra misión. A medida que nos acercábamos intuí el primer escollo de nuestra travesía. Allí no había sombra ni de un miserable arbusto. Bueno, la había en un rinconcito, pero cuatro madres más rápidas que nosotros estaban de palique monopolizando el oasis de penumbra...

Abrimos la cancela del recinto y nada más meter un pie dentro se me coló kilo y pico de arena en la sandalia. Y no hay sensación que odie más. Arenisca abrasadora lastimando mis pobres piececitos. Emulando a Rocky Balboa y su "no hay dolor" busqué una zona donde aposentar mi trasero mientras Peque saltaba como una pulga de un rincón a otro. Por el camino nos tropezamos con un instrumento de tortura cuya visión me heló la sangre al recordar aquella otra aventura materno-filial que acabó con hostiazo por parte de la menda, pero por suerte no nos entretuvimos mucho allí.

Yo iba libro en mano ("La trilogía de Nueva York", de Paul Auster -¿cómo he llegado a los treinta y siete sin leer nada de este hombre...?-), pero pronto me di cuenta de que no tendría oportunidad ni de abrirlo. Como si estuviésemos en una rave en la que se repartiesen consumiciones gratis, aquello se llenó en cinco minutos hasta los topes. Enjambre de progenitores e hijos atraídos por flamantes instalaciones a estrenar.

Peque iba dando tumbos de la torre al tobogán y de ahí a la pala del arenero, intentando que alguno de los niños que acaparaban la codiciada herramienta la soltasen por un segundo. Yo trataba de seguir su silueta entre los tropecientos seres humanos que lo rodeaban.

A todo eso, un bebote de no más de catorce meses (me he venido arriba con eso de calcular tiernas edades) empezó a rondarme. El tío se acercó a mi banco y solito se subió. Yo buscaba con la mirada a su madre, pero nada, fracaso absoluto. El niño era un peligro. Arriba, abajo, ahora me descalabro por aquí, ahora me rompo la crisma por allá... Bueno, como son de goma no se hacía nada, pero yo estaba acojonada perdida. Una abuela sentada en la vecindad me miraba con mala cara, como si el niño que le reptaba por el bolso fuese cosa mía. Aburrido de nuestra poca voluntad de juego se fue al tobogán y a punto estuvo de que una niña de cinco años se lo llevase por delante. Entonces, una de las cotorro-madres de la anhelada zona fresca del parque se levantó para recoger a su niño. Yo lo flipo, francamente. O quizás soy muy agonías, que también puede ser, pero cuando Peque tenía esa edad me pasaba el día pululando a su alrededor para evitar desgracias.

El caso es que mi hijo, y no el postizo que me había ocupado los últimos diez minutos, vino a buscar mi ayuda para conseguir la pala. Yo le animé a presentarse a los críos que copaban los recursos areneros y pedirles si podía jugar con ellos. Y, oh milagro, me hizo caso. Olé él, yo a su edad, con mi timidez cuasi patológica, no me habría lanzado ni harta de Nesquick.

De todas formas no funcionó y tuve que intervenir, pero eran niños majetes y al final se la dejaron. Lo malo es que con tanta afluencia de público enseguida surgieron competidores. Peque me miraba por rencor por no haber traído su propio cubo y supe que era el momento de ahuecar el ala.

Justo al lado del recinto han colocado unas estructuras para niños más mayores. Son de cemento y con tableros en medio para poder jugar al ajedrez. Los críos las usan como naves-barcos-similares, pero tienen unas aristas que más tarde se revelaron peligrosísimas.

Peque se subió a una entusiasmado. Allí había tres chicos más y los muy bribones lo echaron. Lo animé a que jugase con ellos, pero volvieron a quitárselo de encima y lo empujaron. Y ahí, sí, señores y señoras, me sale la madre tigre me-cago-en-los-piojos-como-tú-que-empujan-a-mi-hijo. Me acerqué y con voz bajita y mirada láser les expliqué que el parque era para todos (gracias mamá por haberme enseñado la mirada láser, no veas lo que mola).

Peque estuvo un rato revoloteando hasta que un chaval se dio un golpe en el ojo. La verdad es que daba apuro verle. Yo no sabía si acercarme o no. Por un lado me sale la vena "sanitaria", pero por otra yo curo bichos, no personas, y alguien se pueda tomar a mal que pretenda ir de doctorcilla cuando su niño tiene una brecha en el ojo. Como vi que todas las amigas de la madre del afectado lo tenían controlado opté por mantenerme al margen. Le auguro un futuro tirando a breve a las dichosas estructuras.


Así pues, parque inaugurado. Casi que nos quedamos con los clásicos.




30 comentarios:

  1. enséñamela, enséñamela,enséñamela,enséñamela,- la mirada láser -enséñamela, enséñamela, enséñamela !!!!!! :·D

    que bien me lo he pasado leyéndote !
    besitos

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    1. Jajajajajaja! Básicamente has de notar en la boca del estómago toda esa rabia acumulada y proyectarla vía ojos a tu objetivo, que se te note contenida pero chunga, jajajajaja! (a mí no me sale ni la mitad de bien que lo que le salía a mi madre...). Qué bien que hayas disfrutado! XD
      Muas!

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  2. Uf!!! A los parques nuevos hay que ir un tiempo despues de que lo inauguren... para no encontrarse con toda la marabunta.... y que por lo menos crezcan los arboles para que den sombra... je,je...
    La verdad que mas que un parque parecia una batalla campal... Al final siempre acabamos en los conocidos y seguros...
    Besotes...

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    1. Como se te nota la experiencia Irene, jajajajajajaja! Lo tienes dominao!
      Besotes!

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  3. Jaja qué estrés !!!
    Ni harta de nesquick?? Jaja
    Supongo que volvereis cuando se pase la novedad.
    Muaks

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    1. Es que de chiqui es lo más heavy que me metía entre pecho y espalda, jajajajaja!
      No sé si volveremos, me molan más otros. :)
      Muas!

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  4. jaja, esto de ir a parque debe de ser tremendo, no?? Ya me estoy imaginando yo corre que te corre detrás de mi enano. Y sí, la madre esa... ¡Pero qué jeta!

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  5. Jajaja solo a ti se te ocurre ir el día que lo abren jajaja bueno a ti y a unas cuantas!!!!! Yo odio totalmente los parques llenos, no poder controlar a mis nanos no lo llevo bien! y Ernesto como no es muy social aún si hay más niños de la cuenta me dice literalmente no me gusta este parque, aunque sea su preferido. Darío lo contrario a quien sea se le arrima!
    Mira que te lo digo siempre, pero es una terapia leerte, al final hasta nos cobrarás por las risas! ;)
    Besotes playeros y con muuucho solazo!

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    1. La verdad es que yo estoy muy bien acostumbrada a los parques de mi barrio, que son grandes por estar en la montaña casi...
      Jejejeje, mola ser terapéutica! :D
      Muas!

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  6. ¡Sois unos aventureros! xDDD
    Yo también detesto la arena en el calzado jajaja

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  7. Ay tía que valiente!! Yo huyo de los arques como de los tontos ;o)
    Aquí los montan igual últimamente..sin una miaja de sombra. Na de na. Y luego suelen poner unos aparatos de estos de gimnasia para jubilados ahí a pleno solano...que yo lo veo como una estrategia para disminuir el número de pensiones...

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    1. Jajajajajajaja! Menuda teoría truculenta!! (pero es verdad, poner a los pobres ancianos a pedalear al sol... ¡qué mala idea!).
      Muas!

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  8. Mo:
    Que paciencia tienes!!!!!. Yo que tu, hubiera evitado esa visita a todo lo que daba jajaja. Creo que estamos dentro del grupo de "madres estresadas" y al igual que tu, en lugares como esos, yo no le despego ojo a Monita jajaja y si es para solo ir a sufrir, mejor omitir, verdad?. Amo esos parques con sombra y sin muchos niños, donde uno puede relajarse y no dudar de que a el hijo de uno no le va a pasar nada malo, pero creo que esos no existen jajaja.
    Espera un par de meses para volver y luego nos cuentas sobre tu segunda experiencia.
    Un beso gigante guapa!

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    1. No me han quedado muchas ganas de repetir... pero si lo hago ya os contaré, jejejeje...
      Besotes!

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  9. ¡¡¡Madre mía!!! Que aventura, que peligros en cada rincón: sol abrasador, bebés kamikaze, gorilones empujahijos, palas racionadas... No sé cómo sobrevivísteis!!! :S

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  10. Eso de la mirada laser me ha gustado. Con Terremoto a veces funciona pero otras no. Entonces es cuando acudo al hipohuracanadogrito ese que como dices se forma en el interior del estómago y sale de golpe apelotonado en las cuerdas vocales con un seco TERREMOTO que acojona hasta a los padres que tengo al lado y alguno me ha mirado mal y me han dicho cosas. Sabes una cosa. Que ni aún así en ocasiones consigo que me haga caso, hasta que no le he metido varios seguidos y he dejado sordo a medio barrio. Un besote

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    1. Jajajajaja! Te he imaginado a la perfección! Si te soy sincera, la mirada láser me funciona mejor con niños desconocidos que con el mío propio... si es que la confianza da asco. XD
      Besotes!

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  11. Si es que basta con que nos digan que hay algo nuevo para que vayamos como las moscas. Jajajaja. Seguro que en nada se pasa la moda y lo podéis disfrutar más tranquilamente. Un besote!!!!

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    1. Somos así de borregos, jejejeje... Veremos si repetimos, no lo tengo yo mu claro!
      Muas!

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  12. Jajaja... me he reído e identificado a partes iguales... jajaja... Yo también uso la mirada láser pero con precaución que luego me arrepiento y me creo que el karma o algo se vengará; lo de #madresquepasandeto me pone de los nervios: yo todavía pululo cual mosca con mi retoña y ya van 28 meses... Sin sombra, no hay parque. Es una máxima.

    Muas!

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    1. Yo no uso mucho la mirada láser, pero cuando lo hago creo que está plenamente justificado, jejejejeje...
      Besotes!

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  13. Pobre Peque, yo odio a los abusones, no puedo con ellos, menos mal que sacaste la mirada láses, sino la sacaba yo desde aquí jejeje.
    En cuanto al niño pequeño, tristemente ya lo he visto más veces. No entiendo a algunos padres, en serio. Yo voy al parque con el mío (que va camino de 20 meses) y no me separo más de metro y medio de él. Y aun así de vez en cuanto se come cada leche... si no lo llego a vigilar se me mata!
    Un beso!!

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    1. Es que no veo por qué otros padres han de responsabilizarse de tu churumbel, pero parece que más de un progenitor no lo tiene tan claro...
      Muas!

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  14. Bueno, bueno, otro parque más a la lista. Espero que éste si que tuviera sombras. Me tienes que enseñar eso de la mirada láser, porque lo de sacar a la madre-leona-tigresa-etc. me sale muy bien, jajaja, pero lo de la mirada láser, no sé yo...

    Besotes!!!.

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    1. Es cuestión de practicar, jejejeje... Tú ves probando, ya verás como al final le pillas el truqui. XD
      Besotes!

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  15. Yo tampoco se como no he descubierto antes a Paul auster me encanta!!

    Los parques de allí por modernos e inseguros, los de aquí por abandonados y dejados... Si yo te contase...

    Me he reído mucho con tus andanzas, yo creo q podría utilizar esa mirada láser, los niños acaparalotodo y las mamis freskitas me suenan bastante... Jajaj se ve q esto se repite por donde quiera q vas!!!

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    1. Me estoy acabando la "Trilogía..." y ya me apetece otro de Auster, jejejeje... pero bueno, tengo unos cuantos variaditos en la cola, tendrá que esperar!
      A practicar todo el mundo la mirada láser, jajajaja!
      Muas!

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