Si hay algo que he aprendido en mi todavía reciente andadura como madre, es que antes de tener a tu bebito dices y piensas unas cosas, y una vez nace y la realidad se impone, te comes muchas de tus palabras. Y también es cierto, como le he oído decir a alguna mami, que se es mucho mejor madre antes de tener críos que una vez los tienes. Sí, la teoría una la tiene, pero luego...¡aaah!, luego, la cosa es distinta.
Me doy cuenta de que antes juzgaba muchas conductas que por desconocimiento consideraba raras en el mejor de los casos y contraproducentes en el peor.
Uno de los ejemplos de lo que hablo es el colecho. La primera vez que oí este bonito palabro fue en boca de un amigo que tuvo a su hijo hace ya unos cuatro o cinco años. Su mujer tenía muy claro que quería colechar con su niño y así lo hizo. En el caso de mi amigo, a él no le entusiasmaba la idea, y creo que valoraba negativamente tener al bebé en la cama porque restaba intimidad a la pareja. Cuando nos lo explicaba, yo alucinaba en colores, no había oído hablar jamás del tema del colecho y tal y como nos lo pintaba me parecía una muy mala idea. Ahí quedó la cosa.
Un tiempecito después me encontré recién parida en mi casa, con un bebé que reclamaba teta cada hora y sin poderme mover de la cama por el desastrín que tenía en mis bajos.
Consecuencia número uno: aprendí a dar de mamar estirada (¡y no veas lo que me costó después pillar la postura sentada!).
Consecuencia número dos: me quedaba frita mientras Peque se pegaba sus festines lácteos.
Consecuencia número tres: Peque dormía la mayor parte de la noche en nuestra cama.
Por aquel entonces tenía su moisés al lado de la cama, y al principio trataba de ponerlo a dormir allí después de alimentarlo, pero al final desistí, porque muchas veces se despertaba y yo no estaba para demasiadas maniobras. Un día, todo hay que decirlo, tuve un susto. Peque tenía un mesecillo, creo, y por la noche, después de darle de mamar, lo coloqué a mi lado, pero del lado del borde de la cama. Tenía montado un tinglado con el cojín de lactancia, etc. para hacer una especie de muralla anticaídas, pero falló. Se deslizó el cojín, debí colocar mal a mi regordete y se cayó al suelo. No se me olvida el ruido que hizo, qué susto más grande me llevé...Por suerte mi cama es muy bajita y no le pasó nada de nada, ni un rasguño, pero me dio mal rollo dejarlo dormir de ese lado, así que pasé a ponerlo entre Mr. X y yo. Con el paso de los meses, Peque ya se movía mucho más y no dormíamos demasiado bien, así que cogimos una cuna que nos habían dejado, le quitamos la baranda de un lado y la acoplamos a nuestra cama con el sistema que llaman sidecar. Ganamos muchísimo en comodidad.
Ahora Peque ya no mama, dejamos la lactancia sobre los catorce meses, y podría haber intentado ponerlo a dormir en su cuna en su habitación, pero resulta que su habitación está en la otra punta de la casa, y Peque se despierta una media de dos o tres veces por noche (últimamente algo menos si no está pachucho). Me es mucho más cómodo tenerlo al lado y calmarlo al instante cuando se despierta. Si me ve allí se duerme de nuevo rápidamente y yo consigo descansar de coña.
No sé cuando lo sacaremos de nuestra habitación. Creo que iremos haciendo como hasta ahora, según evolucione su sueño y sus necesidades. Porque además debo añadir que esto del colecho tiene algo adictivo. Cuando te acostumbras a tener el cuerpecito de tu bebé al lado y a oír su respiración...¡le pillas el gustito! Y entiendo que haya madres que lo escojan porque es lo que les pide el cuerpo.
Sobre el tema de la intimidad...Bueno, sí, creo que tener allí al niño hace que no te comportes como cuando no estaba, pero buscas alternativas. Además, lo que resta intimidad a una pareja, creo yo, no es tanto el tener al niño en la habitación como el hecho tener un niño, sin más. Aunque Peque duerma en otra habitación, si a media faena con mi churri el bebé se pone a llorar, pues me interrumpirá igualmente, así que...De todas formas es un tema que hablé mucho desde el principio con Mr. X, porque no quería que tuviese la percepción que tenía mi amigo cuando nos explicaba su experiencia. Mr. X nunca lo ha vivido mal, al contrario, está contento porque con nuestro sistema podemos dormir muchas horas y muy bien y él puede descansar divinamente.
Aparte de este amigo que comento, no conozco más gente de mi círculo de amigos/conocidos que coleche, así que me siento un poco un bicho raro (aunque sé que muchas familias lo hacen). Alguna vez he tenido que oír de gente cercana que es un mal sistema, que malacostumbraré al niño,...(lo peor, hace ya meses, que así podía asfixiar a mi hijo...). En fin, para gustos los colores. Yo no soy de discutir mucho, mientras no me ofendan, explico que ese es el sistema que yo he encontrado mejor para mi hijo y para mi familia y listos. Me recuerdo a mí misma hace años, cuando escuchaba a mi amigo y pensaba como piensan ahora otros. Quizás las circunstancias hagan cambiar de opinión a más de uno, o quizás no. Lo que importa es que nos respetemos y no juzguemos a los demás (y me incluyo en la lista, que aún me descubro juzgando a otras personas cuando sé que no debería hacerlo).
Et voilà, aquí una que colecha feliz entre sus dos hombrecitos.
¡Buen finde!
Pues nuestra historia es casi calcada!!! Y para nosotros el colecho ha sido lo que ha hecho que me volviera loca de no dormir porque Abril como tu peque mamaba cada hora practicamente y cuando comprobe que con la teta fuera la gordi esta féliz en la cama 11 horas por la noche yo vi el cielo abierto y el padre tb... Y adia de seguimos los tres juntos con la cuna sidecar puesta, aunque esta todavia mama por la noches. En mi circulo tampoco hay gente que coleche o al menos que lo reconozca pero yo estoy encantada. Cuando se irá a su cuarto? pues como vosotros, ya iremos viendo... Un besazo guapa!!!
ResponderEliminarNosotros no colechamos, la verdad que no habia oida hablar de ello hasta no entrar en el mundo blogguer y mira que me he visto revistas de bebes¡¡¡ Solo he compartido cama con pitufo este verano cuando nos fuimos de vacas.. y oye.. me encanto¡ eso de dormir a su ladito, de sentir como se queda dormido, el cambio de su respiracion.. ains.. que sensacion mas buena.
ResponderEliminarAsi que no me extraña que lo hagais.
besos.
Me parece la mejor opción, francamente, nosotros también tenemos la cuna en la habitación para cuando se despierta y lo metemos en nuestra cama cuando no puede dormir o está malito o lo que sea. Tiene tres años y medio. Ya pedirá ir a su habitación cuando quiera. O cuando no quepa en la cuna, que poco le queda.
ResponderEliminarA mí me parece algo muy tierno...nosotros no lo practicamos, pero porque la situación nos surgió así, si hubiera dado el pecho, sé que hubiera acabado durmiendo con la peque!!
ResponderEliminarLo que sí tengo claro es que yo he aprendido lo mismo que tú, y ya nunca digo nunca....porque me he tragado mis propias palabras más de una vez desde que soy madre!!!
Un besito y a seguir disfrutando de ese colecho!!!!
Tienes un premio en mi blog :-)
ResponderEliminarMaría, pues sí, nuestras historias son igualitas, ¡jejeje! ¡Un beso!
ResponderEliminarAnnie74, lo de oír su respiración hace que me relaje un montón, y me quedo frita en dos milisegundos...¡Ventaja extra del colecho! ¡Besos!
Mama de parrulin, yo también creo que es la opción ideal. Así podemos estar por él al momento. Hoy por hoy me daría cosa dejarlo en su habitación, me inquietaría no verle durante la noche...
Jeza Bel, seguiremos disfrutando, ¡seguro! Y la de veces que nos pasará todavía lo de comernos nuestras palabras con patatas...aix...¡Jajaja!
Drew, ¡volando voy a tu blog!