viernes, 2 de diciembre de 2011

Nuestra lactancia. Primera parte.

Como en tantos otros temas, mi percepción de la lactancia antes de tener a mi Peque y después de haber dado el pecho son diametralmente opuestas…

Hace unos cuatro años fuimos a visitar a una amiga de Mr. X que tenía un bebito de poco más de un año. Era un bichillo, corría por todas partes y comía de todo, así que cuando su madre nos explicó que aún le daba el pecho me pareció chocante. No conocía a nadie que hubiese amamantado durante tanto tiempo, pero tampoco me parecía mal, sólo extraño.

Estando embarazada tenía claro que quería dar el pecho, pero no sabía cuánto tiempo. Unos cuatro o cinco meses, me decía o contestaba cuando me preguntaban. ¿Por qué ese tiempo? Ni idea, supongo que porque es el plazo que dura la baja por maternidad. Durante el embarazo leí algunas cosas sobre la lactancia, pero me interesaba más aprender sobre la gestación en sí misma, así que tenía algunas nociones, pero las justas.
En las clases de preparación al parto la matrona nos explicó cómo dar el pecho, y algunos de los consejos que recibimos entonces, hoy creo que eran erróneos. Recuerdo que al final de la clase nos insistió mucho en un tema. Nos dijo que diésemos el pecho con amor, el tiempo que considerásemos conveniente, pero que supiésemos romper el vínculo cuando fuese oportuno. Creo que se refería a la idea que hay de que la madre que da el pecho durante varios años tiene una especie de relación patológica con su hijo, de exclusividad y sobreprotección quizás. En ese momento pensé que a lo mejor tenía razón, que había que saber "romper el vínculo" para dotar de independencia a tu hijo.

El día que nació Peque llegó el gran momento, y la verdad es que tuve suerte, porque no recuerdo haber tenido ningún problema para ponerlo al pecho. Al principio se hacía un poco el remolón, le costaba un pelín engancharse (sobre todo a mi pezón derecho, que es algo más pequeño), pero en pocas tomas le pilló el tranquillo. Tampoco tuve grietas. Sí es cierto que las primeras semanas tenía los pezones un poco sensibles y que justo cuando Peque se cogía para mamar me dolían un poco, pero con el tiempo ese dolorcillo desapareció. Cuando salimos del hospital aún no había tenido la subida de la leche como tal, pero él ya había empezado a recuperar peso, así que algo de leche sí que salía. La pediatra del hospital donde parí me aconsejó iniciar una lactancia a demanda durante un par de semanas y después ir espaciando las tomas para darle cada tres horas.

Como ya expliqué en otro post, desde el principio Peque se quedó en nuestra cama y le iba dando tanto como me pedía, pero a la segunda semana comencé a desesperarme un poco, porque ni de coña aguantaba el niño tres horas sin mamar. La pediatra del CAP lo revisó en mi casa a los quince días del parto e insistió de nuevo en lo de las tres horas. Y me dijo: "No es tanto por él como por ti, acabarás agotada si le das a demanda". Así que durante un tiempo intenté espaciar las tomas. Era imposible. Acabé agotada, sí, pero agotada mentalmente de pensar qué era lo que hacía mal, por qué se me quedaba frito mamando, porque mamaba tanto rato...Así que deduje que igual había algún problema, quizás no se cogía bien y por eso se cansaba al mamar y se quedaba dormido (con la consecuencia de que al poco se despertaba y seguía mamando), quizás tenía mal el frenillo de la lengua. Yo que sé la de cosas que se me pasaron por la cabeza. Intenté acudir a un grupo de lactancia, pero era verano y sólo se reunían una vez al mes muy lejos de mi casa, por lo que no fue factible. Al final, después de investigar un poco por internet, me fui a una librería para buscar libros de Carlos González y me compré "Entre tu pediatra y tú". Aunque no es el libro en el que habla en exclusiva de la lactancia materna (ese es "Un regalo para toda la vida"), me aclaró muchas cosas y empecé a ver que si el niño crecía bien y todo estaba correcto a ojos de su pediatra, el que pidiese tan a menudo no era un problema. Acepté que la lactancia es a demanda, y pasé a vivirlo de otro modo. Y ya me vale, porque siendo veterinaria y habiendo visto tropecientos documentales de bichos, ya podría haberme dado cuenta antes de que si el resto de especies mamíferas del planeta no usa un reloj para alimentar a sus crías, los humanos no íbamos a ser distintos. Por fin decidí emplear todo mi tiempo a mi bebé, sin pensar en que tenía que limpiar la casa, o cocinar, o barrer. Mi trabajo a tiempo completo era mi hijo, y lo demás podía esperar.

Así pues, la lactancia estaba bien establecida y mi bichillo iba creciendo exponencialmente. Yo pasaba la mayor parte del tiempo en mi casa, pero en verano, la familia de Mr. X se desplaza a una casita que tiene en las afueras y allí conviven durante un par de meses. Como Mr. X tiene a sus otros hijos en esas fechas y ellos se lo pasan mejor en el pueblo, Peque y yo también nos instalamos en la casa.
Yo me llevo muy bien con toda la familia de Mr. X, en especial con su madre, que me cuida como a una hija, pero ni ella ni sus hijas, que también dieron el pecho en su día, están acostumbradas a la idea de la lactancia a demanda. El resultado fue que cada vez que Peque lloraba, ellas me decían que no podía ser por hambre, y yo me sentía algo incómoda. Si me veían con el niño al pecho me decían: "¿Otra vez mamando?, ¡pero si no puede tener hambre!". Sé que no lo decían con mala intención, pero poco a poco me dio cada vez más corte darle el pecho a Peque delante suyo, y en varias ocasiones me iba a otro sitio donde no me vieran o intentaba a distraer a mi bebito sin darle lo que pedía. Debería haberme resbalado lo que me dijeran y hacer la mía, pero no supe hacerlo. Aún así, mi pequeñajo seguía alimentándose sólo con mi leche, y si de día le había escatimado alguna toma, la recuperaba por la noche.

Pasaba el tiempo y se acercaba el momento de reincorporarme el trabajo, así que tuve que plantearme cómo iba a gestionar la lactancia en ese momento. Pero de eso, os escribo en otro post, ¡que me enrollo y me enrollo y esto queda larguísimo!

¡Buen finde!

8 comentarios:

  1. Este es uno de esos post que me da envidia leer! pero me alegro mucho de que os fuera así de bien!

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  2. Tienes un sentido común que me encanta. Esperaremos ese segundo capítulo!

    Besos!

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  3. Felicidades Mo, por conseguirlo y poder quitarte de encima todos los comentarios para que tanto el peque como tu disfrutarais con ello. estoy deseando leer la segunda parte. Un besazo

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  4. Me alegro mucho de que antepusieras tu instinto a tu razón, y acabaras dándole el pecho "a tu aire". Los comentarios, aunque sean sin mala intención, "saben mal"; una se siente incomprendida...e incluso, ridícula. Yo dí el pecho a mi hijo mayor hasta los 21 meses (cuando se destetó espontáneamente); en aquel momento estaba embarazada de 4 meses de mi hija...¡y la gente "alucinaba" viéndome dar el pecho con la tripita!....La lactancia es algo íntimo y personal entre madre e hijo...y nadie se tiene que "meter" enmedio.
    Un abrazo (¡y felicidades por tu lactancia!)

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  5. Lo hiciste genial, con las dudas y las inseguridades propias de una madre primeriza pero con mucho sentido común, como te dicen por ahí arriba. Seguiremos leyendo el siguiente capítulo.

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  6. Nenica, gracias por tus palabras,la verdad es que tuve (tuvimos) mucha suerte.¡Besos!

    Drew, ¡me encanta lo del sentido común! Porque yo muchas veces pienso que ando algo escasa, ¡jajaja! ¡Besote!

    María, aunque conseguí una lactancia mucho más larga de lo que esperaba, al final los comentarios me hicieron dudar, ¡pero que me quiten lo bailao!

    Laura, ¡qué bien poder haber dado el pecho tanto tiempo! Es una pena que muchas personas, sin pretender hacer daño, vayan comentando lo que debería ser un tema de madre e hijo. ¡Un beso!

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  7. Mama mimosa, ¡al final me creeré lo del sentido común! ¡Jajaja! Suelo pecar de cierta inseguridad y eso me hace dudar, pero estoy contenta de haber podido alimentar a mi Peque durante mucho más de lo que tenía planeado.

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  8. Claro que si Mo, aplicaste el sentido comun y paso lo que tenia que pasar.. que funciono. Lo de la matrona y las tres horas.. yo es que no lo entiendo, la mia de preparacion al parto nos recalco mil veces a demanda, y la enfermera de pediatria me dijo que diez minutos en cada pecho cada tres horas. Y empece a hacerlo.. menos mal que hable con mi hermana y me dijo que no lo hiciera, que la demanda era demanda.. ella me regalo un regalo para toda la vida y me ayudo mucho. Y hasta ahora.. ya solo estamos con una toma.. yo he sido una de esas madres que no he "sabido cortar a tiempo" y estoy orgullosa de ello. 2 años y 9 meses.. me encanta¡

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