jueves, 26 de abril de 2018

El pique solitario


Creo que hace más de cinco años que me apunté al gimnasio. No para machacar mis músculos entre pesas y máquinas de tortura varias, sino para poder nadar algunos días a la semana, y desde entonces no he fallado a mi cita de martes y viernes con la piscina. Llueva, nieve, o llegue el apocalipsis, para allí que me voy a las siete de la mañana. Puntualidad alemana en estado puro, que en algún lado se me ha de notar la influencia germánica paterna (porque por lo demás, como teutona no cuelo ni de canto).

Mi estilo no es nada del otro mundo, y me limito al de espalda por tres poderosas razones: me lo recomendaron para la escoliosis, lo de coordinar brazadas y respiración me parece misión imposible nivel Tom Cruise volviendo a actuar en una película decente y odio profundamente las gafas de natación y los surcos de zombi ojeroso que te dejan en la cara.

En general mi ritmo es tirando a decadente, porque me empano mirando el techo o redactando entradas del blog que nunca llegan a ver la luz porque las he olvidado tras la ducha… ergo, tengo que buscar un input que me lleve a imprimir algo de soltura a mis brazadas. La solución ha resultado ser picarme con algún colega de carril. Lo malo es que a esas horas muchas de mis compañeras en la odisea acuática son simpáticas viejecitas de talante tempranero, que le echan constancia al tema, pero de velocidad poca. Al principio me alegraba al ver entrar un mozo con sus abdominales deluxe bien marcados, no por el goce estético del momento, que también, sino para que se convirtiera en el acicate que me llevara a ser la Weissmüller de la mañana. A estos también los he tenido que descartar. Cuando el chaval da el primer impulso ya aparece en el otro lado del carril y yo a duras penas he acabado mi primera brazada, con lo que me vuelvo loca buscando mi referencia como si estuviera persiguiendo al Correcaminos. He llegado a la conclusión de que mi objetivo son los hombres de mediana edad. Salvo pocas excepciones van a un ritmo que puedo emular, y la mayoría sigue la tónica de ir en una dirección a crol y volver a espalda. Cuando van a crol sufro un poco, la verdad, porque me llevan la delantera, pero luego me resarzo con la espalda, que tantos años practicando de algo me han servido y al final recupero la distancia que me habían ganado a la ida. Por supuesto, ellos ni se dan cuenta de esa rivalidad invisible que se ha creado entre ambos, es todo cosa mía… O quizás, sólo quizás, sospechen un poco al verme llegar a la carrera girando la cabeza hacia ellos cada dos por tres para comprobar si vamos iguales y resoplando como un caballo asmático en el hipódromo. Cuando mis veinticinco minutos de pique solitario acaban, doy por finalizado mi cometido y me voy dignamente al jacuzzi a dejar que las burbujitas disipen la tensión mientras entono un om relajante que quizás, sólo quizás, también provoque algunas miradas de estupor entre mis camaradas.



12 comentarios:

  1. Entiendo esos piques, a mí me pasa a veces caminando por la calle y decidiendo que tengo que pasar a alguien que camina delante de mí, así que tus miraditas de soslayo son apropiadas y tu om es muy merecido.

    Por lo demás, una crónica divertida, redonda y muy bien escrita! ^^

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    1. Muchas gracias Remorada! Con lo mucho que tú lees me parece un piropazo! <3
      Ahora que lo dices, lo de adelantar a otros peatones también lo hago... Jajajajaja!
      Muas!

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  2. Jajajaja. Este post te ha quedado de lujo. Me ha molado fuerte. Yo hago como Remorada y me pico con la gente que va por la calle pero es porque si me cierran el paso pierdo el autobús. Jajajaja.
    Lo importante es marcarse metas, aunque el otro ni sepa que estás compitiendo con él... Sigue así y podrás con los jovenzuelos de abdominales apolíneos. Besotes!!!

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    1. Jajajajaja! Me encanta eso de que te ha molado fuerte! <3
      Con los jovenzuelos macizos lo veo chungo, a su lado yo también soy una ancianita parsimoniosa! XD
      Besotes!

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  3. Te admiro desde lo más profundo de mi ser...yo soy absolutamente incapaz de levantarme a esas horas para ir a nadar.

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    1. La verdad es que no me cuesta madrugar, así que tampoco tiene mucho mérito... y luego me siento tan bien! :)
      Muas!

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  4. jajaja me parece que todas jugamos a lo mismo, porque desde bien pequeña he apretado el paso para adelantar a quien tenía al lado. jajaja
    Meritorio es que vayas a nadar dos veces por semana, yo estaría requetemuerta! jajaja

    Un abrazo!

    https://similocuramedeja.blogspot.com.es/

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    1. Creo que podemos hacer un club, jajajajaja!
      Es cierto que los días que voy a piscina acabo reventada por la noche, pero también me da energía para empezar el día a tope. :)
      Besotes!

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  5. ¡Ay! Amaría nadar. Amé cuando la breve temporada en que nadé. Llegaba a casa rendida, eso sí; como con ningún otro ejercicio: pero podía y yo es que soy cero-atlética, así que "poder" era la gran cosa. Y el jacuzzi al final, qué rico.

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    1. Yo tampoco soy nada atlética, y la natación me deja el cuerpo como nuevo... A ver si puedes nadar de nuevo! :)
      Muas!

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  6. yo me pico conmigo misma, o me picaba, que últimamente ando floja y no voy mucho (o nada) a nadar.
    me mola mucho cómo has escrito este post (el anterior también) :)

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    1. Yo estoy perezosa con el yoga, pero la natación no la perdono, es un reset corporal perfecto!
      Muchas gracias por el cumplido Bego!! <3
      Besotes!

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