Una de las muchas cosas que imaginé de mi maternidad cuando Peque era apenas un ser tamaño limón en mi útero, era la forma en la que le inculcaría a nuestro churumbel el amor que siento por la lectura.
Yo lo heredé vía directa de mi madre, a quien a menudo recuerdo con un libro entre sus manos cuando la evoco. Siempre he amado leer y escribir, y pensé que un hijo mío por imperativo categórico iba a sentir lo mismo que yo. Meeeec. Error number one de la maternidad (o de la mía por lo menos). Los hijos no tienen por qué tener tus aficiones. Ni tu carácter. Ni tu aspecto. Lección aprendida.
A Peque le compré libros de tela. Y libros resistentes al agua para la bañera. Y libros de plástico, cartulina, papel y madera. Y libros con muchos colores e imágenes. Y le di libros que eran míos de cuando era pequeña. Y libros nuevos y relucientes. Grandes, diminutos, divertidos, emocionantes, gruesos y delgados. Y le leía cada noche, y a veces si colaba durante el día. Y a mí puede verme a todas horas con un libro en la mano (mientras cocino, camino o incluso en el váter).
Pues bien, a mi niño no le gusta leer. Nada. Lo aborrece.
Antes de Navidad la profe de Peque nos solicitó tener una reunión. Eso sólo pasa si hay algo importante de lo que hablar, y llegué a la cita hecha un flan, peor que si me fuesen examinar a mí de tercero de física cuántica. La maestra nos explicó que Peque se mostraba reacio a leer (cosa de la que tristemente ya me había percatado) y que empezaba a ir retrasado respecto al resto clase. Al ser muy autoexigente, y notar que no se le daba bien, los momentos de cabreo eran habituales (la tolerancia a la frustración nunca ha sido su fuerte que digamos). Nos instó a practicar durante las fiestas para que no perdiese el hilo al volver al cole, cosa que yo había abandonado en casa porque no quería causar el efecto contrario y provocarle un rechazo aún mayor.
Esos quince días de deberes fueron una tortura. Para él, y para mí, y eso que creo que se me puede considerar una persona bastante –muy bastante- paciente, pero logró sacar lo peor de la menda. Al final desistí de buscar libros molones y me di cuenta de que las únicas palabras que le motivaba leer eran rótulos que veía por la calle, algunas etiquetas, folletos... y centré mis esfuerzos en eso, notando que algún progreso sí que había.
Ayer la maestra de Peque nos escribió para hacernos partícipes de los avances de su alumno. Por lo visto, allí también ha ido mejorando, en técnica y predisposición. Y parece mentira como ese pequeño logro me ha alegrado más que si me hubiese tocado la primitiva (bueno, casi). No canto victoria, el crío huye despavorido cuando saco un libro para que lo lea como si estuviese hecho de ajo y él fuese un pequeño vampiro, pero por si las moscas iré creando un caldo de cultivo propicio para que sucumba a los encantos de la lectura, que yo soy muy del refranero español, y la esperanza es lo último que se pierde.
Peque leerá por placer, no lo dudes, es un chico listo!
ResponderEliminarPeque leerá por placer, no lo dudes, es un chico listo!
ResponderEliminarHedonista lo es un rato largo... XDDDD
EliminarMuas!
A mí me pasa algo parecido con Danie, sólo que a mi primogénito le encantan los libros, pero no leer. Leer requiere un esfuerzo, que te lo cuenten es taaaan divertido. Así que combinamos la táctica de "Te tienes que leer este libro por narices" (Uno que sepamos que la historia le guste) y "Que lea las cosas que más le motivan" (rótulos, mensajes en los videojuegos, instrucciones...). Y sí está resultando muy difícil. Ánimoooooo
ResponderEliminarBueno, a Peque también le gustan las historias y que le lea, pero le da sopor hacerlo él. Pienso que cuando no le cueste tanto lo llevará mejor, veremos...
EliminarBesotes!
Di que sí, las cosas pueden cambiar mucho, Mayorbatallas también se frustra en seguida y le está costando aprender a leer.. no se poco a poco, lo mismo luego con quince años,no sale porque se queda leyendo...
ResponderEliminarYa me gustaría, ya, pero me da que este va a ser un juerguista de mucho cuidado! XD
EliminarMuas!
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ResponderEliminarA ver si ahora sale entero el comentario!
ResponderEliminarDecía que el hijo de una amiga aprendió a leer gracias a los cromos del fútbol así que encontrar lo que motive a peque es un filón. Ánimo y paciencia.
Abrazos!
Yo trato de buscar cosas que le motiven, pero de momento no he dado con ese filón... Seguiremos intentándolo! :)
EliminarBesotes!
Pese a que me cuesta entenderlo, sí conozco gente a la que no le gusta leer y bueno, qué se le va a hacer... No a todos nos gusta lo mismo. También puede ser que le pille el gusto más adelante o que dé con algún género que le atraiga. Creo que yo también estoy abrigado esperanzas. Jajajaja. Besotes!!!
ResponderEliminarBueno, hay que confesar que a Mr. X lo de leer tampoco le va mucho, es un hombre de montaña y su tiempo libre lo dedica a respirar aire puro. :)
EliminarMe encanta ese mimetismo con mi frustración, jajajajajaja!
Muas!
Me alegro de los progresos, claro que siempre es un subidón los logros de nuestros peques. Como ya te escriben, no a todos nos tiene por qué gustar lo mismo pero probablemente más adelante le gustarán los libros...creo que sólo tiene que encontrar qué es lo que le gusta.
ResponderEliminarEl hijo de unos amigos está en la misma situación, y le han regalado los libros de futbolísimo que están de moda entre los chavalines y como es un fan total de fútbol y todo lo relacionado, lo han podido encauzar por ahí.
Jirafita está ahora con Gerónimo Stilton, tiene letras y títulos muy variados en forma, tamaño, etc...dentro del mismo libro...quizá eso pueda picarle la curiosidad si dices que se ha centrado en folletos, rótulos y demás. No sé, o se me ocurre que sin presionarlo ni agobiarlo puedas intentar ver qué es lo que le atrae o llevarlo a él a una librería donde pueda elegir el que le guste. Sino paciencia, y el tiempo dirá...los peques van por rachas.
Besos
He probado en librerías y bibliotecas, y alguna vez se ha llevado un libro medio por compromiso, jajajajaja! En fin, espero que con el tiempo le encuentre la gracia, pero es posible que simple y llanamente no le guste jamás.
EliminarTenemos algún libro de Gerónimo Stilton en casa que era de los mayores, se lo enseñaré a ver si le pica la curiosidad. :)
Besotes!
Prueba leer tus libros en voz alta, aunque el tema sea de adultos (bueno, tema de adultos no clasificación C), deja que él se acerque a esos libros, aunque no los lea.
ResponderEliminarEso lo hice con Salvador y la verdad es que le encantaba. Le gustan las historias, pero masticaditas. ;)
EliminarMuas!
Pues yo voy a dar la nota discordante, jeje.
ResponderEliminarUna cosa es leer y otra cosa es leer libros. Una cosa es aprender a leer y otra cosa es que te guste leer libros.
A mí me encanta leer libros y me parece maravillosa esa imagen idílica de transmitir a los niños el amor por la lectura. Pero los años me han demostrado que no a todo el mundo le gusta leer libros, qué se le va a hacer, lo cual no quiere decir que no les guste leer otro tipo de cosas o que por ello no vayan a aprender a leer bien.
Leer y leer libros no siempre van de la mano.
Un beso.
Gracias por tu opinión Maribel! Estoy de acuerdo, no tiene por qué gustarle... Veremos como evoluciona la cosa. :)
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Yo tampoco puedo entender a quien lo le gusta leer, pero me casé con uno y descubrí que lo que no lee son libros, pero creo que se ha pasado Internet entre información, investigaciones... y cotilleo también, por qué no decirlo.
ResponderEliminarUna persona que conocí odiaba leer y resultaba que tenía dislexia, pero que no sabía que eso era una posibilidad y no lo había comentado ni con padres ni maestros, solo se fue enfadando con la lectura... hasta que la redescubrió con otros ojos o.o
Lo de la dislexia también lo pensé, pero me parece que no van por ahí los tiros... más bien es que habrá salido al padre, que como a tu marido, lo de leer libros ni le va ni le viene. XD
EliminarMuas!
Esto es el típico caso de "en casa del herrero, cuchillo de palo" (siguiendo con el refranero XD).
ResponderEliminarYo siempre les digo a mis alumnos que da igual lo que lean, que lo importante es leer y que tenemos un montón de textos a nuestro alrededor que se pueden aprovechar, como ya habéis visto vosotros: los rótulos, la programación de la tele, las instrucciones de los juegos, las revistas, las tonterías de internet, los anuncios... siempre hay oportunidades. ¡Ánimo y bravo por esos progresos (qué alivio, me imagino)!
Seguimos tirando con palabras sueltas en lugares recónditos, porque los libros está visto que le dan alergia. En fin, menos es nada! ;)
EliminarBesotes!